jueves, 19 de marzo de 2020

Homilía en una iglesia vacía.

19 de marzo 2020
San José

Se me hace muy raro hablar en la iglesia vacía así que voy a imaginar que los niños de la catequesis estáis aquí y voy a predicar, como cada domingo, para vosotros. 
Pero empiezo dando las gracias a la tele de San Miguel y saludando a los que seguis la misa por este canal, especialmente a María —que aún está enfadada conmigo pero es muy buena— y a los catequistas y al coro —que no están aquí— y al órganista que sí está aquí y se llama Andrés. Andrés es el único que esta conmigo en la iglesia aparte del Señor que está en el sagrario, claro. Un saludo a todos. 

Amigos, hoy es san José.Habéis visto muchas veces su imagen en la iglesia y sabéis que fue el esposo de la Virgen María. Yo creo que lo más grande que se puede decir de san José es que estaba enamoradísimo de la Virgen María y que vivió para ella.
Y me parece que si le preguntásemos a él, si le dijésemos «san José, danos un consejo para ser buenos cristianos, para vivir siempre como hijos de Dios» él nos diría: «Quered mucho a la Virgen María  que es la Madre de Dios y vuestra madre y ella os enseñará a querer a Jesús y os llevará al Cielo».

Ahora una de esas preguntas difíciles que hacemos en la catequesis: ¿qué oficio tenía san José? A ver, pensadlo un poco.
Exacto, san José era artesano. Era el carpintero de Nazaret. Vivía de su trabajo y enseñó su oficio a Jesús. 
Si le dijésmos a san José «te hemos pedido un consejo para ser buenos cristianos y nos has dicho que queramos mucho a la Virgen María; danos otro consejo», san José nos diría: «Aprended un oficio, el que sea, y hacedlo bien porque un carpintero puede tener a Dios en su taller como lo tuve yo, pero una doctora, un violinista, una maestra una escritora o qué se yo, un buzo, si hacen bien su trabajo y se lo ofrecen a Dios harán mucho bien a los hombres —a lo mejor descubren una vacuna contra el coronavirus— y tendrán siempre a Dios muy cerca, como lo tuve yo, y Dios trabajará con ellos y lo que hagan será obra de Dios». 

Pues vamos a hacerte caso, san José. Vamos a querer a Jesús y a María como los quisiste tú. Vamos a estudiar y vamos a aprender a trabajar con Dios y, como hoy es tu día, vamos a rezar por los seminaristas que se preparan para ser sacerdotes. 
Ojala todos los sacerdotes se parezcan a ti, san José. Ójala todos los sacerdotes tengan corazón de padre, como tú, y estén enamorados de Jesús y de María, como tú, y trabajen bien, como tú, con alegría. 


San Miguel Arcángel, ruega por nosotros. Santa María, Virgen del Rosario, ruega por nosotros. San José, nuestro padre y señor, ruega por nosotros. 

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