viernes, 31 de octubre de 2025

Diario. Jueves, 30 de octubre de 2025

 Coventry

jueves, 30 de octubre de 2025


Por la mañana, asistimos a la graduación de Laura. 

Luego la celebramos en la comida. Pido un King Size with Yorkshire pudding, sausage, gammon and beef.

Nick y yo paseamos hasta la casa de Sarah y Matthew. Luego Matthew y yo llevamos a Nick a la estación y nos despedimos de él. Finalmente,  Matthew me lleva a la parroquia donde voy a celebrar la misa. 

El amable sacerdote africano que nos atiende recuerda que nos vimos hace un par de años. Ha preparado todo para la celebración en la sacristía pero, justo cuando me voy a revestir, me pregunta si tengo algún documento que acredite que soy sacerdote. Reconozco que no. Matthew le explica que he sido su párroco durante seis años. El amable sacerdote sonríe beatíficamente; no puede dudar de Matthew ni de mí pero las órdenes del obispo del lugar son tajantes: no puedo celebrar si no presento mi acreditación. Me apresuro a tranquilizarlo diciéndole que no se preocupe, que lo comprendo y que no pasa nada. Nos despedimos cordialmente agradeciéndole otra vez su atención. Poco después tengo que volver porque he olvidado mi teléfono en la sacristía. Otra vez gracias, perdón por las molestias y todo eso. Todo un ejemplo de fidelidad a las normas y de obediencia al obispo. Muy bien. 

Matthew me lleva al hotel y nos despedimos hasta mañana. Celebro una misa seca, rezo vísperas, hago un rato de oración y voy a tomar una cena ligera. 

jueves, 30 de octubre de 2025

Diario. Miércoles, 29 de octubre de 2025

 Coventry

miércoles, 29 de octubre de 2025


MISA


A las siete y media celebro la misa votiva de San José. Sin pueblo. 


VUELO ALICANTE-BIRMINGHAM


En el aeropuerto anuncian que saldrá con media hora de retraso. No importa. Me uno a la reunión que el obispo está teniendo con los capellanes de hospitales. 

Se anuncia que el embarque se hará por la puerta B24. Muy bien. Hay cola pero no importa. Rezo tercia. Luego me pongo a leer La abolición del hombre. 

Cuando llego al mostrador y muestro mi pasaporte y mi tarjeta de embarque me informan, algo desabridamente, de que los parias que volamos con Easy Jet no embarcamos en esa puerta. ¿Pueden decirme a qué puerta debo ir? No, no pueden. 

Investigo. Para el vuelo de Easy Jet hay que ir a la puerta B32. Vuelo a la puerta B32. Hay cola. Odio correr y odio esperar, pero no importa, estoy de un humor excelente. 

Ya en el avión, me pongo mis tapones Quies. 

Finalmente, el vuelo sale con una hora de retraso. No importa. 

El piloto anuncia que llegaremos en dos horas y media. 

Misterios, gloriosos.

Lectura de La Sagrada Familia. 

El vuelo se me pasa volando. 



DINNER EN CASA DE SARAH Y MATTHEW


Ya en Coventry, Laura nos prepara un delicioso —y bastante picante— plato de cosas con curry.  ¿Regado con? Té. 

De postre dos brownies. 


SUPPER EN EL HOTEL


Voy con Matthew a la estación de tren para recoger a Nick que viene de Londres. Luego Matthew nos lleva al hotel. Nick y yo nos vimos por última vez hace casi seis años. Tenemos mucho de que hablar. Cenamos y charlamos largamente saboreando una estupenda cerveza.

miércoles, 29 de octubre de 2025

Diario. Martes, 28 de octubre de 2025

 San Miguel de Salinas

martes, 28 de octubre de 2025

Santos apóstoles Simón y Tadeo.


TOCA CANON ROMANO


Celebro la misa de la fiesta a las once de la mañana en San Miguel y a las seis y media de la tarde en Los Montesinos. 

En Los Montesinos, al llegar el memento de vivos, menciono a María y a Samuel que son novios. La madre de Samuel ha venido a misa y, al terminar, viene toda emocionada a darme las gracias y a rogarme que me deje abrazar por ella. Y, en los ojos, lágrimas. 


EASY JET


Small under seat bag: 1x45x36x20cm inc. handles and wheels. 

Menos mal que lo he leído porque la última maleta de cabina que compré es algo más grande. 

Voy al chino para comprar una minimochila. Luego voy a la farmacia para comprar un minitubo de pasta de dientes. 

Departs: 12:05

Menos mal que lo he leído porque yo pensaba que el vuelo salía a las diez y quedé con Rosarito en Torrellano a las nueve para que me llevara al aeropuerto. 

Llamo a Rosarito: ¿Podrá llevarme al aeropuerto a las 10:30? Sí, podrá. 


MINIMOCHILA


Hay que meter:

1. El pasaporte.

2. Tapones de oídos Quies para proteger los tímpanos de los cambios de presión. 

3. El Mc sin cargador. 

4. El teléfono con cargador. 

5. La máquina de afeitar sin cargador. 

6. La bolsa de aseo trasparente con botes y tubos pequeñitos. 

7. Pijama, bata y zapatillas. 

8. Dos mudas. 

9. Chaleco plumífero. 

10. Poncho impermeable con capucha.

lunes, 27 de octubre de 2025

Diario. Domingo 26 y lunes 7 de octubre de 2025

 San Miguel de Salinas

domingo, 26 de octubre de 2025


2:57

Me despierto. Muchas veces he pensado que me gustaría ver cómo el reloj del campanario desanda una hora. Ha llegado el día. Me pongo las zapatillas y la bata y voy al ventanal del cuarto de estar. Hay bastante bruma, pero el reloj, iluminado, se ve perfectamente. Se me ocurre entonces que podría grabar el espectáculo con mi iPhone. Mala idea. Voy a buscar el teléfono que está en la mesilla de noche y, cuando vuelvo al ventanal, el reloj ya marca las 2:00. 


MISAS DE DOMINGO


En Torremendo a las 10:00, seguida de catequesis. 

En San Miguel de Salinas a las 12:30. Al terminar la misa se presentan dos familias que acaban de llegar al pueblo y quieren apuntar a sus hijos a catequesis. Las presento a Delia y a Belén. 


LA TARDE


Comida con Heidi, Armin y Bea. 

Visita al hospital para ver a Ramona que está dormida y acompañada por su padre. Charlo largamente con Alí. 

Visita a Aldi con Wilder. Compramos fresas y otras cosas para las loncheritas de las niñas. 

Aún tengo tiempo para rezar vísperas sentarme ante el sagrario antes de ir al chino para cenar con Ana Isabel, Wilder y las niñas. 

A eso de las nueve nos despedimos. Me muero de sueño. Luciana también. 

Tengo que rezar completas y cerrar la iglesia antes de irme a la cama. 


San Miguel de Salinas

lunes, 27 de octubre de 2025


El cambio de hora me devuelve esos gloriosos amaneceres camino del hospital. 

Al salir de San Miguel, a eso de las seis y piquito, Torrevieja es una delgada línea de luces que se refleja en las salinas. Por cima della se levantan y se extienden los rosados dedos de la Aurora. Y es de ver cómo, llegando a Los Balcones, el horizonte todo está adornado ya por los dorados cabellos de la Aurora. 


MISAS DE LA MAÑANA


A las ocho menos veinte en el hospital. A continuación visito a Ramona que está acompañada de sus padres y muy fatigada. No puede comulgar pero podemos hacer una comunión espiritual y hablar del cielo. Y puedo darle la bendición con el Santísimo y ver cómo también sus padres —que no están bautizados— la reciben con las manos juntas y con la cabeza inclinada. Y puedo ver cómo Ramona se santigua y cómo sus padres —que no están bautizados— se santiguan también porque quieren estar donde estén sus hijos. 

A las once en San Miguel. 

Las celebro con ornamentos morados por dos razones: 

1. Porque —al ser lunes— celebro la misa por las almas del purgatorio. 

2. Porque no tengo ornamentos negros. 

La del hospital —a ruegos del doctor S— la ofrezco por María. 


MISA DE LA TARDE


Yendo a comer a casa de doña Nati leo un mensaje de don Isidro. Lo mandó anoche —cuando yo ya estaba en la camita— y dice así: «Javier, buenas noches. Te recuerdo que la misa, mañana jueves, en Los Montesinos, es a las 18:30. Llegaré el miércoles 29 para celebrar la misa de la tarde». 

Respondo: «Estupendo, gracias por el recordatorio». 

Como en casa de doña Nati y luego —después de hacer la visita al Santísimo— me lanzo con arrojo heroico a conquistar la tarde. ¡Nada de siesta! ¡No hay tiempo que perder!

Entro y salgo. Escribo, rezo, estudio, picoteo un poco y pongo un lavaplatos, me llaman por teléfono, escribo un wasap…

Estoy enfrascado en la lectura de La Europa de Dante. Micer MARdlP me está contando que lo de quasi nanos gigantium humeris incidentes, no es una ocurrencia de Einstein sino una observación de Bernardo de Chartres que nos ha llegado gracias a Juan de Salisbury. 

Justo entonces, mi Mc me avisa de que tengo una llamada telefónica. Leo en la pantalla el nombre de la que me llama: Aroa.

¡Aroa! El nombre es como una chispa en mi memoria. La chispa de mi memoria provoca una deflagración en mi corazón: ¡Son las seis y treinta y cinco! ¡Tendría que estar celebrando la misa en Los Montesinos!

Salgo pitando para los Montesinos. 

La misa de la tarde en Los Montesinos empieza con quince —o más— minutos retraso. Pido perdón —humildemente— por el retraso. Como disculpa aduzco que la lectura de La Europa de Dante me tiene abducido. La congregación sonríe y, yo, después de la bendición, me vuelvo hacia la Virgen del Pilar y le dedico un canto.


SE ACABA EL DÍA


Vuelvo a San Miguel y, sí: una muchacha venezolana ha encendido las velas del altar y está arrodillada en el comulgatorio. Reza en voz alta la coronilla de la Divina Misericordia. 

Aprovecho para rezar completas. 

Cuando acabamos de rezar charlamos un poco. Aprovecho para explicarle que las velas del altar solamente las encendemos para la Misa o para la exposición del Santísimo. Aprovecho para decirle que tiene permiso del cielo para encender un par de velas a los lados del sagrario cada vez que venga a rezar en soledad o en compañía.

Ella me cuenta que reza en voz alta porque está retransmitiendo el rezo en Instagram para algunos amigos. 

¡Qué bien!

sábado, 25 de octubre de 2025

Diario. Sábado

San Miguel de Salinas

sábado, 25 de octubre de 2025


A las nueve salgo para el hospital. 

Ramona está con toda la familia: sus padres, su marido y sus dos niñas. Una de las dos niñas está dibujando, la otra está jugando con una pantalla. Como ninguna de las dos ha respondido a mi saludo —la más pequeña, de hecho, ha huido a una salida que tiene la habitación— Ramona dice algo en holandés a la apantallada y su marido dice algo en holandés a la huida. Ambas vienen entonces cabe mí y se me quedan mirando con una linda sonrisa. Ramona me explica que están esperando mi bendición. Las bendigo, claro. 

Luego charlamos un poco. Ramona quiere comulgar pero me pide que le dé una partícula aún más pequeña que la de ayer puesto que le cuesta horrores tragar. 

Rezamos, Ramona comulga y, después de una breve acciópn de gracias, nos despedimos y su padre —Alí— sale al pasillo para charlar conmigo.

Me  cuenta que su abuelo emigró de Macedonia a Holanda. Me cuenta otras cosas muy interesantes. 



A las once, de vuelta en San Miguel, misa de Santa María en Sábado. Terminamos cantando la Salve porque es sábado. 



A las doce, bautizo de Ángel. 



A las doce cuarenta y cinco, Armin y Heidi vienen a buscarme. Han quedado también con Bienvenida —concejala de cultura—. Salimos los cuatro para Los Alcázares donde vamos a encontrarnos con algunos de los músicos que participarán en el concierto de Adviento:

- María y Juan Diego.

- Pedro.

- Felipe y Mabel.

- Mariano y Sara. 

- Juan de Dios. 

Nos reunimos en un antiguo balneario convertido ahora en restaurante. Tenemos reservada una mesa en al terraza, a diez metros de la orilla del Mar Menor. 

No carecemos de nada. 

Bienvenida nos hace una foto a Sara, a Mariano y a mí y se la enviamos a la tía Janusa. 

Le digo a Mariano que he empezado a escuchar las obras de Brahms. Que ya he oído las Dieciséis variaciones para piano sobre un tema de Schumann y que ahora me toca oír las Cuatro baladas para piano. 

Mariano me da una breve e interesante conferencia sobre Brahms. 

No carezco de nada. 



Armin, Heidi, Bienvenida y yo nos despedimos a las cinco porque tengo que estar en San Miguel antes de que termine la boda que va a celebrar el archidiácono. 



Llego a tiempo para despedirme del archidiácono, preparar el altar, confesar a dos penitentes y celebrar la misa de las seis. 

Después de misa, acabo de recogerlo todo y oigo un crujido extraño. Luego otro. Salgo al pasillo de la sacristía y observo que está saliendo humo de una de las lámparas del techo. Apago la luz, hago una foto de la lámpara y se la mando a Benedicto con un breve informe del suceso.

Luego voy a Más y Más.

Luego vuelvo a la iglesia, apago las luces y cierro todo. 

Luego vuelvo a la casa abadía y me tomo un gazpacho andaluz. ¿Nada más? Nada más. La comida se ha alargado mucho. 

Me siento para escuchar las Cuatro Baladas para piano Op 10 de Brahms. 



A las ocho y veinte escribo esto.