miércoles, 20 de noviembre de 2024

Diario. Miércoles, 20 de noviembre de 2024

 San Miguel del Salinas

miércoles, 20 de noviembre de 2024


7:00

Abro la iglesia y salgo para el hospital. 

7:28

Preparo el altar para la misa votiva de san José y llamo al doctor S para preguntarle que si sería tan amable de conseguirme un Omeoprazol. 

Oficio de lectura y laudes. 

7:59

Llega el doctor S con un Omeoprazol de 40 mg y con una botellita de agua mineral. ¡Qué amable!

7:05

Empieza con cinco minutos de retraso la misa de ocho. 

8:35

Recojo todo y preparo los libros para la misa del viernes: memoria de santa Cecilia a la que algunos, en san Miguel, llaman santa Secilia. 

8:45

Cojo el portaviático y, con mi bata de capellán, subo por las escaleras hasta la habitación de FSL. Está con su hijo y con su nuera. Me alegro. Charlamos, rezamos y le doy la comunión. Rezamos un poco más y me despido después de dar mi teléfono al hijo de F.

9:12

Me siento ante el sagrario.

9:42

Salgo para San Miguel. Por el camino suena el teléfono. Es Maria José, de Crevillente. No puedo contestar. 

10:18

Saludo a Joan y voy a la casa abadía. Llamo a Maria José. No contesta.

Escribo esto. 



10:39

Vuelvo a la iglesia.

Una señora que cruza El Paseo con un carrito de la compra pierde un papel que sale volando con el viento. Abadona el carrito y corre tras el papel que cae al suelo. Cuando va a recogerlo, el papel sale volando de nuevo. Y así varias veces. Yo voy detrás de ella con el carrito abandonado. A la señora le da la risa y a mí también. 

Saludo a Teresa y pongo cuatro cartelitos anunciadores del Concierto de Adviento. Viene en mi auxilio Bernardo. 

Joan entra en la sacristía, dice que el día es muy windy y sale. 

Veo que tengo otra llamada perdida de Mariá José. La llamo. Hablamos poco porque tengo que empezar la misa.

11:00

Segunda misa votiva de san José porque es miércoles. 

11:40

Me despido de Teresa —dice que hace un viento de mil demonios— y de doña Nati. 

Preparo los libros para la misa de mañana: la Presentación de la Virgen. 

Me despido de Joan y vuelvo a la casa abadía. 

Escribo esto. 



12:00

Ángelus.

Ha llegado el momento de pasar los datos del nuevo documento de cuentas al viejo, recuperado de mi viejo Mc. Me entrego a ello con entusiasmo.

Llaman del tanatorio. Entierro mañana a las cuatro en San Miguel.

Llaman de tradición de campanas. Vendrán mañana a las ocho para hacer el mantenimiento de las campanas y del reloj. Esta misma mañana pensaba yo en ellos por lo del retraso del reloj. Me felicito. 

13:45

Casi he conseguido terminar con las cuentas de San Miguel.

Escribo esto.



14:00

Me aseo un poco y voy a casa de doña Nati. De paso pongo la esquela del difunto en el muro de Fbk y doy el toque de campanas que avisa, con tres repiques por cada campanada, de que ha muerto un varón. 

En casa de doña Nati veo que tengo una invitación para comer con Ana Isabel, Wilder y las niñas por el cumpleaños de Luciana. Demasiado tarde. Mando un mensaje al archidiácono para pedirle que haga el entierro de mañana. 

14:45

Me despido de doña Nati y de Samira. 

Visita al Santísimo. 

Me llama doña Nati: que he olvidado la cesta de Caperucita. Que pasaré luego a buscarla. 

Vuelvo a la casa abadía y termino con lo de las cuentas de San Miguel. 

15:31

Misterios gloriosos. 

Nona. 

16:08

Abro el correo. Borro cincuenta y dos mensajes. Pongo en el muro de Fbk el programa diocesano número 9. Lo veo a cámara rápida. 

Llamada perdida. La devuelvo. No contesta. 

Mando el NODI al Consejo de Pastoral. Lo ojeo. 

Leo el Boletín del Obispado. 

Le o el discurso de Monseñor Argüello.

Escribo esto. 


17:06

Voy a la iglesia. De paso, saco la basura. 

Hay que hacer inspección de altares, de armarios y de cajones. 

17:30

El reloj del campanario da la media cuando estoy tirando al contenedor una caja de cartón llena de cartelería fina, periódicos diocesanos atrasados y papeles viejos. 

Vuelvo a la casa abadía y me siento ante mis dos Macs para seguir con la labor de trasvase de documentos. 

18:15

Los tres cuartos de hora han pasado volando. Salgo pitando, y con el tiempo justo, para Los Montesinos.

Hay un coche bloqueando la salida del garaje, etc. Llego tarde, seguro. 

18:35

Aparco en Los Montesinos y vuelo a la iglesia. 

18:42

Empieza con doce minutos de retraso la misa de seis y media. 

19:02

Termina la misa, me despido y vuelvo a San Miguel.

Paso por Más y Más. 

19:30

Como tengo que volver a San Miguel, me preparo una cena ligera. 

19:50

Como aún tengo tiempo, leo el prólogo que Huxley le puso a «Un mundo feliz», años después de la publicación del libro, cuando algunas de sus profecías sobre las técnicas para someter a los pueblos sin que se den cuenta ya se estaban cumpliendo: control absoluto, libertades políticas teóricas, soma, sexo, espectáculos y destrucción de la familia. No tendrás nada y serás feliz. 

Me aseo un poco.

20:10

Salgo para Los Montesinos. 

20:30

Expongo el Santísimo. Adoramos en silencio. La iglesia está a oscuras, el altar iluminado. 

20:55

Doy la bendición con el Santísimo y lo reservo. 

21:01

Empieza la charla. Dura veintidós minutos. 

21:23

Termino la charla diciendo «Esto es todo lo que tenía que decir, misión cumplida» y mirando la hora en mi iPhone. Son las nueve y veintitrés. 

Nos despedimos y salgo para San Miguel. 

Conduciendo por la carretera, oscurísima y desierta, imagino a la gente que aún va y viene por las calles de Madrid o de Barcelona o de Sevilla. En los pueblos es distinto. En los pueblos, a estas horas, ya está todo cerrado. 

21:38

¿Todo? No. La iglesia sigue abierta. Me felicito. 

Aparco el coche en el garaje y subo a la iglesia.

Completas. Se nos invita a hacer examen de conciencia. Me han enseñado a hacerlo ordenada y expeditivamente, como a mí me gusta. 

1. ¿Qué he hecho bien hoy? Hasta el tipo más ruin hace bien algo cada día. Si lo reconoce, se alegra y da gracias a Dios, fuente de todo bien, no está lejos del Reino de los Cielos. 

2. ¿Qué mal he hecho hoy? Nosotros, los justos de toda la vida, pecamos siete veces al día. Si reconocemos uno de esos pecados y pedimos perdón a Dios, allá en el Cielo organizan una fiesta alegre.

3. ¿Qué podría haber hecho mejor? Solamente el diablo cree que lo suyo es inmejorable. Si fuera capaz de hacer un propósito sencillo para mejorar algo mañana —aunque sea un detalle— y si fuera capaz de ofrecer ese propósito a Dios reconociendo que sin Él ni siquiera podría ser malo, entonces habría un terremoto en el infierno, se abriría una brecha en sus paredes y, poco a poco, todos los dimoños sometidos por él se escaparían disimuladamente de su tiranía para volar al Cielo y adorar a Dios sin disimulo. Él no puede hacer tal cosa. Yo sí. 

Apago las luces y cierro la iglesia. 

Vuelvo a la casa abadía

23:05

Acabo de escribir esto.

martes, 19 de noviembre de 2024

Diario. Martes, 19 de noviembre de 2024

 San Miguel de Salinas

martes, 19 de noviembre de 2024


7:30

Abro la iglesia.

Oficio de lectura y laudes.

Me siento ante el sagrario. 

8:30

Me instalo en el despacho. 

WhatsApp. Teresa, que hoy no podrá venir a Misa. Varios dolientes comentan, con pena, la muerte de Javier. Felicito, con retraso, a Isabel. Leo un artículo que me mandó, hace días, PDG y que se intitula: «¿Que libros de espiritualidad leen los obispos españoles». 

Miro mi agenda. Tengo un entierro a las cuatro en Los Montesinos y sé que tengo que dar una charla allí esta tarde pero ¿a qué hora? Misterio. 

Lectura del capítulo 23 de san Mateo. 

Lectura de «La Cena del Cordero».

Me meto en el estudio del Proyecto diocesano de Pastoral: seis o siete cuadernitos con una carta del obispo, obejtivos y todo eso, planes de catequesis para niños, jóvenes, ancianos, enfermos…

Escribo esto.



9:45

Me propongo releer de un tirón «La señal de la Cruz» del profesor Lorda.  El dice que no es poesía. A mí me parece una meditación poética excelente. 

10:25

Interrumpo la lectura para ir a la iglesia. Saludo a Joan. Me cuenta que, ayer, Laura y ella estuvieron registrando toda la casa en busca de un certificado que necesita Laura. Pedir un duplicado cuesta cien libras esterlinas. Cuando ya lo daban por perdido, decidió rezar un Padrenuestro a san Antonio ofreciéndole diez euros de limosna. Inmediatamente se le encendió una luz, como una inspiración. Obedeciendo a esa inspiración abrió una carpeta y ¡zas!: allí estaba el certificado. 

Me da diez euros de limosna. Muy bien. Como me he dejado el teléfono en la casa abadía, le ruego que llame a la puerta del confesonario a las once menos diez. Voy al confesonario y sigo con la lectura de «La señal de la Cruz». 

10:50

Joan golpea con fuerza la puerta del confesonario. 

11:00

Misa votiva de los ángeles porque es martes. Encomiendo el alma de Javier. 

11:40

Me despido de Joan y vuelvo al despacho. 

12:45

Termino la lectura de «La señal de la Cruz». 

Juzgo entonces que ha llegado el momento de volver a intentar poner en marcha mi viejo Mc que ha estado reposando y secándose desde que compré el nuevo. 

Lo enchufo. Lo abro, le doy al botón de arranque y se enciende.  La pantalla presenta irisaciones raras, pero no importa. ¿Funcionará el teclado? ¡Funciona! ¿Podré abrir el documento de las cuentas parroquiales? ¡Sí!

Me lo mando por correo y lo abro en mi nuevo Mc. 

Sexta. 

Me entrego a la tarea de ir recuperando cosas del viejo Mc y de borrar otras. 

Me llama CB. Que esta tarde llevarán el cuerpo de Javier al tanatorio de Elche. 

13:45

Limpio cuidadosamente mis dos Macs. Recojo el despacho, me aseo un poco y voy a casa de doña Nati. 

Allí trasteo en WhatsApp hasta dar con el mensaje de don Paco, el arcipreste, en el que me decía la hora de la charla. Resulta que no es hoy sino mañana a las ocho y media. Muy bien. 

14:30

Me despido de doña Nati que me ha preparado dos botes de aceitunas partidas y una fiambrera con patatas a lo pobre. 

Siento como un impulso obsesivo de salir corriendo para la casa parroquial y ponerme a trastear con mis Macs. Recapacito: los impulsos obsesivos no son buenos y correr es muy peligros. 

Visita al Santísimo. 

Vuelvo a la casa parroquial andando muy despacito. Creo que ya no volveré a ver las noticias en Antena 3 ni en ninguna otra televisión. Leeré resúmenes de prensa y oiré la radio. El ritmo de la tele se me antoja trepidante y no entiendo por qué tienen que dar las noticias con música como de cosa muy emocionante. 

Llego a la casa parroquial y dejo la cesta de Caperucita que me ha preparado doña Nati en la cocina. ¿Me pongo a trastear con mis Macs? No. Me pongo a emparejar doce calcetines mientras escucho Burnt Norton, recitado por el mismísimo Eliot. Luego East Coker. 

15:15

Termino de escuchar East Coker. Y voy al garaje. 

Hay un coche bloqueando la salida. Tiene encendidos los intermitentes de modo que imagino que el conductor no estará lejos. Toco el claxon y nada. Varias veces. Por fin llega una señora cargando un montón de paquetes, la pobre, y muy azorada. 

Salgo para Los Montesinos escuchando The Dry Salvages. 

16:00

Entierro de Rita en Los Montesinos. Rita se quedó viuda y con dos hijos muy joven. Los sacó adelante y uno de ellos es ahora una conocido abogado. Junto al féretro han erigido el estandarte de la cofradía del Cristo porque Rita era cofrade. La iglesia está llena, y la plaza también. 

16:45

Salgo para el hospital terminando de escuchar The Dry Salvages. 

17:15

Me pongo mi bata blanca y voy a llevar la comunión a FSL. Está despierto y sonriente. Tiene buenas noticias: el médico le ha dicho que no tiene por qué morirse inmediatamente y que será dentro de dos meses o más: cuando Dios quiera. Tiene muchas ganas de hablar. Han ido a verlo sus hijos. Tiene un hijo y una hija. Ella tiene algún retraso pero pinta muy bien. Cuando FSL se muera, la llevarán a una residencia. Al principio extrañará la casa, pero luego se acostumbrará. Recuerda sus años en Telefónica y a don Ángel García Dorronsoro y «muchas cosas buenas que ya no volverán». 

Rezamos, le doy la comunión, rezamos un poco más y luego nos quedamos en silencio, él con los ojos cerrados. Me voy silenciosamente. 

17:45

Me siento ante el sagrario. 

18:20

Me quito mi bata de capellán y me dirijo al aparcamiento. Encuentro a un doctor muy simpático que se llama Javier. El apellido no lo recuerdo. Charlamos. Me dice que no puede asistir a la misa del hospital porque tiene turno de tarde pero que, si celebramos una misa por Javier, procurará ir. 

Salgo para San Miguel. Misterios dolorosos. 

18:50

Llego a San Miguel. En la parroquia está ensayando la Coral Alcores. Veo que tienen nuevas voces. Suena muy bien.

Voy a la casa abadía y escribo esto. 



19:35

Treinta y siete mensajes de WhatsApp. Del vivero: que en dos días llegará el árbol de Navidad. Reenvío el mensaje a Heidi y Armin para que estén tranquilos. Arquilatría, en un lindo mensaje de voz, me anima a seguir escribiendo mis diarios aunque tenga sueño. 

Me llama Manolo. Que ya han terminado de ensayar y que si puedo ir a cerrar la puerta del coro para que no les birlen el órgano. 

19:52

Voy a la iglesia para cerrar la puerta del coro y la sacristía. 

Vísperas. 

Vuelvo y trasteo un poco en las RR SS. Miguel Ángel Quintana Paz hace un hilo comentando elogiosamente el discurso de Monseñor Argüello. Guardo el hilo para leer el discurso cuando tenga un rato. 

20:26

Me desenredo y caliento las patatas a lo pobre que me ha preparado doña Nati. Mientras me las zampo, sonrío al recordar a Samira que ya sabe hacer chistes en español y suele repetir: «No patatas a lo pobre. ¡Patatas a lo rico!». Y luego añade: «Pobres no comer ni patatas». Tiene razón. Por eso es gracioso. 

Busco el discurso de Monseñor Argüello y lo hallo. Son cuarenta y cuatro páginas. Demasiado para leerlo de un tirón a estas horas. No importa, empiezo a leerlo. Me detengo en la página 9 donde el obispo dice que, en realidad, los problemas y los asuntos humanos no tienen solución sino historia y que cada generación tendrá que afrontarlos velis nolis y que lo mejor sería que los afrontase en Cristo. 

Tomo nota: seguir leyendo el discurso mañana poco a poco.

21:10

Acabo de escribir esto. 



21:15

Vuelvo a la iglesia para rezar completas antes de cerrarla. 

Voy pensando que no es solo que cada generación tenga que volver a afrontar los problemas y los asuntos humanos sino que cada uno de nosotros tiene que volver afrontarlos día a día, minuto a minuto en un ahora y siempre por los siglos de los siglos amén porque vivir es eso: afrontar asuntos humanos que nos vuelven locos cuando no contamos con el Buen Jesús, Dios y Hombre verdadero. 

21:40

Ya he cerrado la iglesia. Vuelvo a la casa abadía y me pongo a terminar esta página de mi diario venciendo —otra vez— la obsesión compulsiva que me dice: «Déjate de diarios y de tonterías y ponte a trastear en tu viejo Mac tan lleno de tesoros». 

Me ayuda mucho el recuerdo del mensaje de voz que me ha mandado mi doña Arquilatría —¡tan amable!— animándome a seguir escribiendo.