domingo, 8 de diciembre de 2019

D.E.P. Doña Rosario de Agustín Jiménez

sábado, 7 de diciembre de 2019

Esta mañana ha muerto Rosarito, uno de los seres humanos más bondadosos que he conocido en mi vida. A una de sus muchisimas nietas la oí decir una vez que su abuela era «achuchable» y, al parecer, la legión de sus nietos convenía en ello. 
Hay que aclarar en seguida que de ninguna manera se habría dejado achuchar por cualquiera aunque se hacía querer por todos. Su sentido del decoro no necesitaba poner barreras o marcar distancias para hacerla respetable porque su sonrisa, con la que unos ojos de mirada profundísima lo obsequiaban siempre a uno, decía a las claras que uno estaba ante una señora excepcional y que achucharla sería, en todo caso, privilegio de sus nietos. 
Si sus nietos eran legión sus hijos son once. Otros dicen que fueron doce. Muchos, sin ser estrictamente hijos —sus nueras, por ejemplo, y sus yernos y yo mismo— recibimos de ella un trato maternal. Como a mí me dispensaba ese trato en mi calidad de cura, sospecho —y no tengo celos por ello— que a cualquier sacerdote que se haya cruzado en su camino lo habrá tratado con el mismo afecto. 
Esposo tuvo uno: José María Poveda. Entrambos hicieron ese prodigio que es una familia numerosa en la que todos se quieren de tal modo que da gloria verlo. 
Para lo que diré a continuación no sé si conviene emplear el pasado o el presente. Siempre fue amiguísima de san José y devotísma de santa María. Como he usado el pasado con el superlativo dejo al amable e imaginativo lector imaginar qué grado de amistad y devoción la unirán ahora en el Cielo a la Virgen y a su amabilísmo esposo. 
De lo que no me cabe duda es de que Jesús, nuestro Señor, ha dicho esta mañana a santa María y a san José: «Al parecer Rosarito solamente pide que la tomen de la mano. Bajad, por favor, a Madrid y tomadla de las manos». 

Si la Virgen y san José han pedido permiso para achucharla un poco antes de llevarla al Cielo, apuesto mil dólares a que en el Cielo a todos les ha parecido una idea estupenda. 

martes, 26 de noviembre de 2019

martes, 26 de noviembre de 2019

7:30
Un gato aprovecha que todavía no han empezado a trabajar los que están remodelando la plaza para pasear a sus anchas por la obra. 
7:55
Llego al ambulatorio que aún está cerrado. Diez personas están esperando en la puerta: cinco extranjeros perfectamente alineados en una cola y cinco españoles diseminados por ahí. Me uno a la espera anárquica de los nacionales. Un noruego de luengas barbas me saluda y correspondo a su saludo. Van llegando más. Abren la puerta del ambulatorio y dejo pasar a todos. Muchos me dan las gracias por esta cortesía que, en realidad obedece a mi deseo de contar cuántos entran. Entran veinte. La escena de la calle se repite en la sala de espera. Los extranjeros -ocho- hacen una cola ordenada ante la puerta señalada con un cartel que dice: «curas y análisis». Los españoles -trece contando al cura- nos dispersamos por la sala. Una enfermera va llamándonos por nuestros nombres y entrega a cada uno tubos con tapones de diferentes colores. En su lista soy el séptimo: me felicito. Desde la sala de curas se oye una voz: «El siguiente». Entro y me recibe otra enfermera. Intercambiamos un cordial saludo, me siento, me arremango el brazo derecho, lo extiendo sobre una almohadilla y alzo los ojos al cielo esperando lo peor. Sé que me van a pinchar y que sentiré un terrible dolor cuando la aguja entre en mi vena, pero estoy entrenado para sufrir en silencio. «¿Se marea usted?», pregunta la enfermera. «No», miento. «Pero prefiero no mirar», aclaro. «Bueno, pues ahora le voy a pinchar», anuncia. Y lo hace. Y empiezo a desangrarme sin demudar el rostro. «Ya está», dice la enfermera. Me felicito. Prueba superada. A Torremendo.
9:00
Joan ha preparado todo para la exposición del Santísimo y para la Misa. Pange lingua, Adoremus in aetrenum sanctísimum sacramentum, Pater noster… oigo pasos e imagino que ha entrado otra feligresa del pueblo por lo que paso al castellano: Dios te salve, María… Comienza la adoración silenciosa. Rezo el ofico de Lecturas y Laudes. Bendición. Somos seis. Me revisto y comienza la Misa. Luego acción de gracias hasta que el reloj de la torre da las
10:00
Recogemos todo. Alcira —una colombiana que lleva nueve meses en España— hace ademán de salir y le propongo: «Si quiere quedarse a rezar un rato más basta con que cierre la puerta cuando termine. También puede venir a desayunar con nosotros». Me da las gracias con los ojos y la sonrisa y me dice con palabras y dulce acento americano que prefiere seguir rezando. Joan y yo nos vamos a desayunar al bar D’Arón. Ya está. Al salir nos encontramos con Mim que ha venido a ensayar los cantos del domingo. Joan se va. Mim y yo vamos a la iglesia. Abrimos las puertas de par en par para que entre el sol y nos ponemos a ensayar al sol. O Come, O Come Emmanuel y The Angel Gabriel -para la primera misa del domingo- y otra, que he olvidado, para la misa con niños. 
Entra un grupo de turistas noruegos altísimos guiados por un guía de la misma nacionalidad y tamaño. Después de alabar la voz de Mim -que es de alabar- me presentan al más alto de todos que, al parecer, es un pastor luterano. Me ruegan que les explique un cuadro que representa a Tobías sacando el pez del agua y mostrándoselo a san Rafael. Sé que los amables luteranos no tienen en su Biblia el libro de Tobías pero, aún así, me extraña que el pastor y los demás escuchen la narración de la maravillosa historia como cosa jamás antes oída. Se marchan muy contentos y seguimos con el ensayo. 
11:30 
Me despido de Mim, cierro la iglesia y voy a llevar la comunión a los enfermos. 
Voy primero a casa de Luisa, 94 años. Está en la cama. Su nieta se casó hace dos semanas. Ella se arregló para ir a la boda pero, al final, no pudo ir. Me abre la puerta su nuera. Charlamos, rezamos, comulga y, antes de despedirnos, dan las doce y recitamos el Ángelus. 
Ahora Josefa, 96 años, la mayor del pueblo. Tiene una hermana carmelita en Cuba. Me abre la puerta, charlamos, rezamos y comulga. 
Ahora Enriqueta. Tiene menos de ochenta pero no recuerdo cuántos.  Me abre la puerta su hija. Mientras esperamos que Enriqueta salga del baño charlamos. Su hijo, de cuatro años, está estudiando solfeo en la escuela de San Miguel. Llega Enriqueta. Nos habla de sus achaques y de su amor a la Virgen y nos muestra la galería de santos que tiene alrededor de la televisión. Rezamos y comulga. Justo entonces llegan el yerno y el nieto de Enriqueta. El niño entra corriendo en la habitación y —sin importarle la presencia del cura ni su aspecto grave— se arroja a los brazos de su madre, que está sentada en la cama, y ambos permanecen así, abrazados cariñosísimamente, hasta que me despido.
13:15
Salgo de Torremendo a San Miguel en mi lujoso Seat León. ¿Dígame? Del Garden Center. Que llegarán a San Miguel en cinco minutos con el árbol de Navidad. Me felicito por la feliz sincronía.
En la iglesia de san Miguel encuentro, ensayando, a Ciprian, el organista suizo que actuará en el concierto de Adviento. Nos presentamos y abro las puertas de la iglesia justo en momento en que llegan los del Garden Centre con un hermoso abeto de cuatro metros. Lo dejan en el prebiterio, delante de la Cruz. Ahora tenemos que esperar a Armin, a Heidy y a Norma, la esposa de Ciprian, suiza, aunque nacida en Canadá, que cantará en el concierto de Adviento. Aprovecho para ir a la casa parroquial y trastear en la Red y encuentro un artículo estupendo, La derrota de la seriedad, y lo tuiteo. ¿Dígame? Es Armin. Que ya están en la iglesia. Que bajo volando. Vamos a comer a Almoradí con el organista de allí y de aquí. Cojo las partituras que Mim me ha dado para él y voy volando a la iglesia. Heidy me presenta a la amable Brenda y, en seguida, nos hacemos amigos. 
14:15
Llegamos al bar Angelín donde comemos. Nos invitan Armin y Heidy. Les damos las gracias. Armin entra saludando, uno por uno, a todos los  clientes del bar e interesándose por los productos típicos de la tierra. Cuando terminamos Armin sale, igual que entró, despidiéndose de todos. Todos se felicitan por la simpatía de ese guiri. Luego Andrés nos lleva a la iglesia de Almoradí y nos muestra el órgano. Ciprian y Andrés empiezan a tocar y no paran. Se va haciendo tarde. Andrés insite en llevarnos a la capilla de san Emigdio, luego nos muestra la imagen de san Andrés y las de los santos Abdón y Senén. ¿Queremos subir al campanario para ver el pueblo desde alli? Se hace tarde. ¿Queremos ver el casino? Entramos un momento. ¿Queremos ver el teatro? ¿De verdad no queremos tomarnos un brandy y fumarnos unos puros muy buenos con él? Prometemos volver otro día y nos despedimos. 
18:15
Me dejan en San Miguel y se van a casa de Armin y Heidy donde se alojan Ciprian y Brenda. Hay que sentarse tranquilamente delante del sagrario y estarse allí quietecitos. Ya está. 
Hay que llamar a don José Antonio, el cura del Pilar de la Horadada, para confirmar el paseo de mañana. No contesta. Hay que llamar al Garden Center para saber a qué hora cierran. No contestan. 
Vísperas. 
Hay que cerrar la iglesia y recogerse en la casa parroquial. El galán de noche perfuma la plaza. 
19:30
Veamos: no he rezado el rosario, no puede ser. Ya está. ¿Aceptará el Buen Dios cada una de las treintaicinco jaculatorias de la Letanía como la súplica de treintaicinco hijos suyos que hoy no lo han invocado? ¿Donde está Se hace tarde y anochece del cardenal Sarah? Ajá. En el despacho. Veamos. Lo dejé en la página 194, cuando le preguntan que por qué dice que la teoría de género pone en peligro a los más débiles y a los niños. Ya está.
20:30
¿Dígame? Es don José Antonio. Que nos vemos mañana a las 10:15, caminamos una hora y cuarto, volvemos caminando otra hora y cuarto y se vuelve al Pilar de la Horadada porque ha quedado allí para comer. Estudió en Alemania pero, al parecer, cuando fue allí ya amaba el orden y la previsión. Me gusta.
Hay que calentar otra ración de sopa de hierbas y hay que zampársela. Ya está. 
21:00
Mensajes de WhatsApp: 30. Unos piden noticias, otros dan noticias, cosas de familia, de la parroquia… Contesto algunos. Dejo otros para luego porque tengo que ver lo de las lecturas de mañana. Y está. 

Veamos. ¿escribo el diario o no? Sí. Ya está.

lunes, 25 de noviembre de 2019

lunes, 25 de noviembre de 2019

8:00
Desde mi ventana observo la plaza. Las palmeras, inmóviles, me dicen que no es un día ventoso. 
8:30
Abro la iglesia. Joan ha encendido ya las velas del sagrario y está haciendo oración. Me siento en silencio para no hacer nada más que mirar fijamente el sagrario. Me había traído el último libro del cardenal Sarah pero no quiero leer. 
9:00
Una puerta se abre y se cierra justo cuando el reloj del campanario da las nueve. Es Concepción. Se sienta y se pone a mirar fijamente el sagrario. Yo me voy al confesonario. Laudes y Oficio de Lectura.
9:30
Empieza la misa. Somos 10. Durante el acto penitencial se unen tres más. Somos trece. Carmen sale a hacer la primera lectura y se pelea con el nombre de Nabucodonosor. Los jóvenes israelitas se niegan a comer alimentos impuros y piden que les den solamente legumbres. Otras dos feligresas entran en la iglesia. Somos quince. Durante el ofertorio oigo que se abre y se cierra la puerta. Cuando me vuelvo para el «Orate fratres» observo que ha entrado otra feligresa. Somos dieciséis. Me concentro en la plegaria Eucarística. Suena un teléfono con esa música del grito de tarzán. El grito de Tarzán se repeite y se nota que se va alejando hasta que se abre y se cierra la puerta. Entonces se oye desde fuera de la iglesia la voz de una señora que dice: «Dime. Estoy en Misa». Más puertas que se abren y se cierran. Cuando me vuelvo para el rito de la paz veo que una feligresa que estaba delante se ha ido atrás y que se han unido otras dos feligresas. Somos dieciocho. 
10:15
Desayuno en casa de doña Nati. Joan me ha traído los ingredientes y la receta para una sopa antoixidante: un turmeric, seis carrots, un pepper, una cabeza de garlic, y una raíz de ginger. Se lo agradezco y salgo pitando porque tengo que ir al hospital, a la farmacia, al banco y al taller y preparar la charla de esta tarde. 
12:15
Vuelvo del hospital. Dejo lo demás para la tarde y me pongo a preparar la charla. ¿Dígame? Es Armin, que está en la puerta de la iglesia y que ha traído los bártulos para colgar la placa con el Ut queant laxis. Que voy volando. Colgamos la placa junto a la puerta del coro. Instalamos los altavoces para el concierto de Adviento. 
13:00 
Ayudo a Armin a llevar sus bártulos al coche admirándome —tan pesados son— de que haya podido llevarlos él solo a la iglesia. Armin es muy bueno,. Le digo: «gracias, te vas a ganar el Cielo». Se ríe y me contesta que su mujer le ha dicho alguna vez: «Sí sí, tú irás al Cielo pero vas a ser el único allí y echarás de menos a la gente normal». Su mujer aún es más buena que él. 
Me pongo a preparar la charla. ¿Dígame? Es un viejo amigo del colegio. Me informa de que ha muerto el padre de otro compañero y me da su número de teléfono. Se lo agradezco mucho. También me informa de que está escribiendo un libro y de otras cosas muy interesantes. 
Leo rápidamente el opúsculo de santo Tomás sobre los Mandamientos y tomo algunas notas para la charla. No hay tiempo de más. Son las…
14:10
…y me esperan para comer en casa de doña Nati. 
15:30
Toca mirar fijamente el sagrario. Vísperas. 25 mensajes de WhatsApp. Uno es de Teresa: que recuerde que hay catequesis a las 18:00. Le digo que empiece sin mi. 
16:30
Me concentro en la lectura del último libro del Cardenal Sarah. 
17:00
Salgo para la casa de Concepción donde es la charla. 
18:30
Vuelvo a San Miguel, paso por el taller para pagar los 88 € con 88 centavos que debía de la ITV. Bruno me perdona tres centavos. Se lo agradezco y me felicito. Llego a la iglesia donde Teresa ha comenzado con la catequesis. «¿Te acuerdas de nuestros nombres?» me pregunta uno de los niños. No me acuerdo. Los invito a que me sigan hasta el altar de la Inmaculada haciendo una genuflexión al pasar ante el sagrario. La hacen muy bien. En el altar de la Inmaculada toca hablar de Adán y Eva, del pecado original y del bautismo que no necesitó la Virgen María porque ella fue concebida sin pecado original. Toca también hablar de los dos abuelos de Jesús que solamente tuvo dos porque era el Hijo de Dios. Terminada la explicación uno levanta la mano: «¿Cuándo te vas a aprender nuestros nombres?». Y yo: «Ahora». Y empezamos. Al primero, un niño rubio: «¿Por qué letra empieza tu nombre?» Y él: «Por G. Pero no es Jorge». Y yo: «Guillermo». Y todos: «¡Sí!». Y así con Daniel, Ivan, Álvaro —el más pequeño— y con… «Mi nombre empieza por I y significa paz»… «Mi nombre también empieza por I y es vasco y también es una selva»… Irene e Irati se mueren de risa porque acierto sus nombres.
19:15 
Los dejo con Teresa. Aún tengo tiempo de ir a casa para coger la receta médica, ir a la farmacia para pedir metotrexato, volver a casa para coger la tarjeta de la seguridad social que se me había olvidado y volver a la farmacia para lo mismo.
19:30 
Pelo las zanahorias y todo lo demás, lo troceo y, siguiendo las instrucciones de Joan lo sofrío todo con aceite de coco. Luego cubro el potaje con agua y dejo que hierva. Bajo el fuego, tapo la olla y me dispongo a esperar 40 minutos. Como hay que removerlo de vez en cuando me llevo a la cocina una silla y el ordenador para enterarme de lo que pasa en el mundo de Twitter, YouTube, WhatsApp y eso. ¿Dígame? Es mi tía María Isabel. ¡Que bien! Charlamos y yo voy removiendo el potaje en la olla. 
20:40 
Parece que las zanahorias ya están blanditas. Siguiendo las instrucciones de Joan reservo dos partes para mañana y pasado mañana y me zampo la parte de hoy. Me felicito. Recojo todo, saco la basura. 
21:30
Hay que echarle un vistazo a la agenda de mañana. ¡Oh! Análisis en el ambulatorio a las 8:00. ¿Dónde están los papeles del análisis? ¡Ah sí, en la mesa del despacho! 

¡Qué bien!

miércoles, 10 de agosto de 2016

Un día entenderemos lo que hoy están gritando los profetas

Conocí a Samuel en la primera parroquia a la que me destinaron -como vicario- hace más de treinta años. Samuel tenía -y tiene- todo el aspecto -y el apellido- de un judío de película. Fue educado en una familia evangélica y bautizado en un cursillo de cristiandad. Entre sus habilidades se cuenta esa que le ha granjeado más de un premio en la Asociación de Belenistas. A los belenes de mi amigo Samuel no les falta ni un detalle. Sabe hacer canastillas y ánforas diminutas y, si te fijas, puedes ver en sus belenes jamones que cuelgan de un clavo y hasta panecillos recién salidos del horno.
Pues bien, conocí a Samuel -como he dicho- hace años y una de las primeras cosas que le vi hacer fue el belén parroquial. Era un belén tan realista... no faltaba de nada. Las paredes de aquella parroquia estaban por aquellos años cubiertas de amables pintadas del tipo "Curas,No". A Samuel se le ocurrió trasladar al belén el ambientillo del barrio. ¿Cómo? Nada más fácil. Puso una pintada en el castillo de Herodes: Herodes ¡Mamón! El lo escribió con otra palabra menos amable.

sábado, 16 de enero de 2016

El buey y la mula en el Cielo

Veamos:
Jesús nació en Belén, en un establo por más señas. Se diría que lo hizo adrede para poder bedecir al buey y a la mula con esta hermosa bendición: fui forastero y me hospedasteis. 
Hoy es la Jornada Mundial de las Migraciones y hay cientos de miles de personas que -huyendo de la guerra- piden asilo y refugio en Europa.
¿Qué podemos hacer nosotros?
Hay dos cosas que no debemos hacer y otra que podemos hacer.
Dar refugio a cientos de miles de personas no es nada fácil pero si alguien dice "es muy difícil, no es asunto mío" ese tal no debería hacer eso. 
Dar refugio a miles de personas es dificilísimo y, por eso, si alguien dice que es facilísimo y que la culpa es de los políticos, ese tal no debería hacer eso. 
Las dos cosas que no deberíamos hacer son decir "no es asunto mío" o "la culpa es de los políticos" porque se trata de dos mentiras. 
Entonces: ¿qué podemos hacer? Pues podemos hacer oración confiando en que el Espíritu Santo que reparte sus dones como quiere le dirá a cada uno lo que debe hacer. Y no solamente le dirá lo que debe hacer sino que le dará la fuerza para hacerlo.

Veamos:
Jesús creció en Nazaret de Galilea. Tenía unos treinta años cuando unos novios de Caná de Galilea lo invitaron a la boda a Él, a sus discípulos y a su Madre, la Virgen. A San José no lo invitaron porque ya el Señor se lo había llevado al Cielo en cuerpo y alma. Pero invitaron a María y a Jesús y a sus discípulos porque sabían que nadie puede separar a Jesús de María, ni a Jesús de sus discípulos, ni a María de sus hijos, los discípulos de Jesús.
Al diablo le encanta separar lo que Dios ha unido. Por eso hay tantas divisiones en el mundo. Jesús hizo su primer milagro en una boda para decirnos que lo que Dios ha unido no lo deben separar ni el hombre ni el diablo. Y para decirnos que Él es el Novio que viene a reunirnos a todos en un mismo Espíritu, en un mismo Cuerpo, en un mismo abrazo y en una misma Iglesia Santa y Católica.
Las peores de todas las divisiones del mundo son las divisiones entre los cristianos. La Iglesia no está dividida: Ella es Una, Santa y Católica. Somos los cristianos los que estamos divididos. La Madre Iglesia siente esas divisiones como heridas y no hace más que pedirnos que hagamos lo que Jesús nos manda.
¿Qué podemos hacer para que haya unidad entre los cristianos? Pues pasado mañana empieza el Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos. Solamente podemos hacer una cosa: ponernos a hacer oración como Cristo -"que todos sean uno"- con Santa María. Y el Espíritu Santo -que acude volando allí donde los hombres se acercan a Jesús y a María- hará que empecemos a querernos y a comprender que el Vino Bueno y el Pan de Vida no son fruto de la vid y del trabajo del hombre sino una Bendición de Dios. 

Veamos:
Los animales domésticos están muy bien. Los creó Dios y los domesticamos nosotros. Los bendijo Dios y mañana los bendeciremos nosotros. Pero hay cosas que están bien y cosas que están mal. El que bendice a su loro y maldice a su hermano se irá al infierno con su loro y la culpa no será del loro. El que alimenta a su gato y niega el pan a su hermano se irá al infierno con su gato sin que el gato tenga culpa. Y los que dicen que el perro es el mejor amigo del hombre se sonrojarán en el Purgatorio durante siglos por haber preferido la amistad de un bicho a la amistad de Dios. Porque todo eso está muy mal. 
Lo que está muy bien es al amor a Dios sobre todas las cosas que conduce a amar al prójimo como a uno mismo. Quien tal hace, hace bien a todas las criaturas. Santa María, como siempre: ¡Bendita! La mula y el buey lo entendieron muy bien.

sábado, 11 de octubre de 2014

Siervos de Dios, Apóstoles de Cristo.

Hoy Dios anuncia que ha preparado una gran fiesta en el Cielo, una boda, por más señas. 

Como no podemos imaginar ni el Cielo ni la alegría del Cielo, Dios lo pinta así 
un festín de manjares suculentos,
un festín de vinos de solera;
manjares enjundiosos, vinos generosos.
¿Quién está invitado a esta fiesta? Todos estamos invitados. ¿Todos? Sí, todos. También los grandes pecadores de la ETA y del EI y del Partido Animalista y de la Santa Iglesia Católica. Quien esto escribe es un gran pecador de la Santa Iglesia Católica y no desespera de su propia salvación porque ha sido invitado a la fiesta del Cielo -como todos-.

¿Qué debemos hacer para asistir a esa fiesta? En primer lugar debemos responder a esa invitación con agradecimiento. Así, por ejemplo: Gratias Tibi, Deus. Gratias Tibi. En segundo lugar debemos conservar nuestro traje de fiesta -el que se nos dio en el Bautismo- sin mancha hasta la Vida Eterna. Y en tercer lugar -llenos de agradecimiento y vestidos de fiesta- debemos ponernos en camino hacia el Cielo siguiendo los pasos de Jesús y diciendo a todos los que encontremos por el camino que también ellos han sido invitados.

Lo primero es responder a la invitación con una acción de gracias incesante. San Pablo decía lleno de alegría: A Dios, nuestro Padre, la gloria por los siglos de los siglos. Nosotros también estamos llamados a glorificar a  Dios que nos ha honrado tanto. Y a todas horas decimos: Gracias a Dios, Bendito sea Dios. 

Lo segundo es conservar sin mancha el traje bautismal. En el Cielo no podemos entrar vestidos de soberbia, de avaricia, de lujuria, de ira, de gula, de envidia y de pereza. En el bautismo se nos dio una vestidura de caridad; de amor a Dios y al prójimo. Se nos dio una vestidura adornada con la fe, la esperanza y todas las joyas que han brillado en los santos. Y no se nos entregó para que la guardásemos en el armario sino para que la vistiésemos todos los días de nuestra vida. Nunca se nos queda pequeña porque crece con nosotros y no se desgasta por el uso, al contrario, brilla más y más cuanto más nos acercamos al Cielo.

Lo tercero es ponerse en camino siguiendo las huellas de Cristo.

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.

Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.

Preparas una mesa ante mi,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. 
Un Apóstol de Cristo -como San Pablo- es así. Es alguien que corre hacia Cielo revestido de caridad y que, aunque encuentre muchas dificultades, ni teme ni se cansa porque -con razón- dice: Todo lo puedo en Aquel que me conforta.

A veces el Apóstol se encuentra con personas de paz que le abren las puertas de su casa y lo invitan a su mesa. Él da las gracias -está acostumbrado a dar las gracias- y come y bebe de lo que le ponen pero no se queda allí mucho tiempo. A esa gente de paz el Apóstol la bendice con la Paz y le anuncia la Gran Fiesta del Cielo a la que todos estamos invitados. Luego sigue su camino tras los pasos de Cristo.

Otras veces -siguiendo los pasos de Cristo- el Apóstol se encuentra con personas que no quieren saber nada de fiestas en el Cielo porque solamente piensan en su trabajo, en su dinero, en sus diversiones o en sus juguetitos. Él ni se enfada ni se desanima. Les anuncia que también ellos están invitados a la fiesta del Cielo y sigue su camino recordando que también él, en otro tiempo, anduvo enganchado a la playstation sin saber nada del Cielo.

Otras veces el Apóstol -siguiendo los pasos de Cristo- se encuentra con gente violenta que se burla de él, lo maltrata, lo apedrea -como hicieron con San Pablo y siguen haciendo con tantos hermanos nuestros- o lo matan como a Jesús. Y es entonces cuando más brilla su vestidura bautismal porque -sabiendo que Dios enjugará todas las lágrimas- responde con bendiciones a los ultrajes, perdona a todos, bendice a Dios y -sin saber cómo- después de tantas lágrimas y de tantas cosas buenas se halla en un banquete de bodas muy alegre y descubre que la novia es hermosísima y que todos la llaman María. Y piensa que, solo por eso, todo ha valido la pena, aunque la cosa no ha hecho más que empezar porque el Novio entrará en la sala del banquete con el Rey y dará gusto ver con qué cariño se pone a servir a todos, para siempre.

miércoles, 25 de julio de 2012

Segorbe


En Segorbe he encontrado este reloj de sol en el que puede leerse "talitha kumi". 

sábado, 7 de julio de 2012

Intenciones para julio

1. Que San Miguel nos ayude a encontrar otro monaguillo.(Los dos que había han desaparecido porque es julio pero San Miguel se ha portado bien y hoy mismo se han presentado dos voluntarios que han entrado en la categoría de bambi-monaguillos). ¡Gracias San Miguel!
1. Que la Virgen de Monserrate nos ayude a recuperar a los monaguillos de Torremendo. (Los cuatro bambi-monaguillos que teníamos han desaparecido desde que se inauguró la piscina municipal y se ve que no me he portado muy bien con la Virgen de Monserrate -o que se han ahogado- porque siguen sin dar señales de vida).
2. Que la Virgen del Carmen nos ayude a hacer la lista de voluntarios para los turnos de oración de tal modo que las parroquias de San Miguel y Monserrate puedan estar abiertas ocho horitas cada día. (En san Miguel las listas van muy bien y en Torremendo, por mis pecados o por otras causas, no van).
3. Que Santa María Goretti nos ayude a encontrar catequistas. (En San Miguel hay muchos, pero hacen falta más. En Torremendo solo hay una y hace falta, al menos, otro).
Virgen de Monserrate, ruega por nosotros.
Virgen del Carmen, ruega por nosotros.
San Miguel, ruega por nosotros.
Santa María Goretti, ruega por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios (especialmente los que leéis este blog), rogad por nosotros.

viernes, 6 de julio de 2012

Santa María Goretti

Un joven de diecinueve años se dispone a violar a una niña de once y, como la niña se resiste, la apuñala. 
Esa niña, al parecer, no ve en el joven criminal a un animal, a un bruto, a un monstruo... no. La niña -que se llama María Goretti- ve en Alessandro -que así se llama el joven criminal- a un hombre que está cometiendo un pecado y que puede perder su alma para siempre y, sin consentir el mal y oponiéndose a él, procura tocar el corazón y la conciencia del malvado. Más aún, durante las horas de su agonía no deja de rezar por él y llega a decir que espera y desea volver a encontrarlo en el Paraíso.
Santa María Goretti ruega por nosotros.

martes, 3 de julio de 2012

Tus pecados no son originales

Me decía un amigo:
-Tus pecados no son originales.
Y yo, muy enfadado, confesaba:
-He matado a mi abuelita.
Y él, sin inmutarse:
-Otros muchos y mejores que tú han matado a su abuelas antes que tú.
Y yo, muy deprimido:
-He atracado una gasolinera.
Y él, mondándose de risa:
-Oculta compensación. Todos lo hacemos cuando podemos aplicando lo de "quien roba a un ladrón". Es pecado, pero no es original.
Y yo, estrujándome el cerebro:
-He dicho una mentira gordísma.
Y él, impacientándose:
-Tampoco en eso has sido el primero.
Y yo:
-Soy impaciente.
Y él:
-Yo también, no somos originales ni en eso.
Y yo, rendido. 
-¿A qué le llama usted pecado original?
Y él, gallego:
-¿Crees en Dios?
Y yo, incauto:
-Sí, claro, algo habrá.
Y él:
-¿Por qué no vas a Misa los domingos?
Y yo dando razones muy originales. Y él muriéndose de risa:
-Eres un tipo de lo más vulgar razón por la cual puedo absolverte de todos tus pecados si te arrepientes de ellos.
Y yo:
-Pues claro, me arrepiento.
Y él:
-Lo de tu abuelita no tienen remedio pero es grave y deberás rezar un rosario por su alma cada día hasta que mueras. Lo de la gasolinera no tiene importancia pero debes restituir lo robado. Por las mentiras y la impaciencia di todos los días del mes de junio: Sagrado Corazón, en Vos Confío. Y, por creerte original cuando pecas te impongo la penitencia de leerte -enterito- el Catecismo para Párrocos de Trento.
Y yo, muy contento:
-Claro, claro.

viernes, 22 de junio de 2012

Epigrama 137, de Moro.

Incluso ahogándome en la estela de don EGM  oso dar mi versión del Epigrama 137.

Danos, Señor, lo bueno

aunque no lo pidamos.
Y, aunque recemos mal,
aleja de nosotros lo que es malo.