San Miguel de Salinas
miércoles, 16 de abril de 2025
Abril lluvioso y, hoy, ventoso. Muy bien: tendremos un mayo glorioso.
Viene Andrés para tocar el órgano —que en cuaresma solamente suena para sostener el canto— en misa de once.
Luego me meto en el confesonario hasta las dos. Un penitente. Muy bien. No pierdo el tiempo: rezo, leo y atiendo a algunos forasteros que preguntan por horarios de oficios y de procesiones.
A las dos comida con doña Nati. Mando un wasap a Yasuel: ¿podrá venir a las tres para ayudarme a montar el monumento del Jueves Santo?
Como no me contesta, quedo con Ana Isabel y con Wilder que vendrán a las ocho. A las seis he quedado con José Manuel y a las siete con algunos penitentes.
Misterios gloriosos.
A las cinco y media, viene Miguel para que le selle dos carnés de peregrinos a Santiago.
A las seis en punto, Jose Manue, Teresa y yo, repartimos los oficios para los oficios: lectores, turiferarios, ceroferarios, cruciferarios…
A las seis y media hemos terminado. Me siento con Teresa en el rincón de San Miguel
A las siete menos veinte estoy otra vez en el confesonario. Escribo esto y ataco la lectura de El diario de la felicidad.
A las siete llega un penitente. Muy bien.
A las siete y media llegan Wilder y Ana Isabel y nos ponemos a preparar el monumento en el camarín de la Virgen. Con la experiencia de otros años, a eso de las ocho y piquito hemos terminado. Saco una foto de la cosa en sí y nos vamos a cenar al Collie.
Mientras cenamos, el Collie se llena porque hay partido. A las nueve le digo al dueño que volveré mañana para pagar y huimos. En la iglesia todo está preparado para la salida de la procesión del Encuentro de Jesús con la Verónica. Va a presidirla el archidiácono. Encargo a Tatono que cierre la iglesia cuando termine todo, me despido de Ana Isabel y de Wilder, vuelvo a la casa abadía, rezo completas y escribo esto.
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