sábado, 27 de diciembre de 2025

Diario. Sábado, 7 de diciembre de 2025

 La Torre

sábado, 27 de diciembre de 2025


9:00

Salgo para San Miguel. El contento y la despreocupación me dan una sensación de levedad. Empiezo a silbar la melodía de «¿Quién teme al lobo feroz?». 

Al llegar a la altura de Elche siento como un pálpito y algo así como una nube oscurece mi humor hasta ahora risueño: llevo puesto mi abrigo de paño elegante y, debajo, mi americana pata de gallo gris, pero no llevo mi chaleco de plumas debajo de la americana. 

¿Tan grave es la cosa? ¿Tanto frío hace? 

No, sino que en el un bolsillo del chaleco de plumas han quedado las llaves de la iglesia y de la casa abadía. 

No pasa nada. Disipo la nube cantando a voz en grito «¿quién teme al lobo feroz?» y, luego, rezando los misterios gozosos. 

9:45

Llego a San Miguel y, mira por dónde, la puerta del garaje  —sexto misterio gozoso— está abierta. 

Aparco el coche y cruzo la calle para llamar a la puerta de doña Nati con la intención de pedirle el juego de llaves de la iglesia y de la casa abadía que ella custodia. Pero doña Nati —otro misterio gozoso— duerme. 

Me pongo a preparar la misa de San Juan Evangelista. 

Hay que encender muchas velas antes de la misa: 

1. La que está junto al árbol de Navidad iluminando al Niño que está bajo el árbol de Navidad.

2. La que está en el centro de la corona de Adviento.

3. Todas las que forman el bosquecillo de candelas del belén. 

Hay que preparar el leccionario, el misal y el libro de la sede. 

Hay que rezar la hora de tercia. 

Hay que poner en el altar el misal, el cáliz y las vinajeras. 

Hay que poner —cabe el sagrario— la llave del sagrario. 

Hay que poner en la credencia el lavabo. 

Hay que mandar un mensaje a Wider y a Ana Isabel para ver si pueden traerme el juego de llaves que ellos custodian.

Hay que encender las estufas. 

10:25

Hay que dar el primer toque de misa.

Hay que quitarse el abrigo de paño fino y la chaqueta pata de gallo gris, colgarlos en sendas perchas y ponerse la sotana de mil botones. 

Sobre la sotana de mil botones hay que ponerse el roquete que parece, más bien, sobrepelliz. 

Sobre el roquete hay que calzar una estola blanca. 

Hay que atender a Wilder —qué amable— que viene a traerme las llaves de la iglesia y de la casa abadía que él custodia. 

Hay que sentarse en el confesonario y hacer la lectura del evangelio y levantarse pata dar el segundo toque y atender a un solicitante y encender las velas del altar y la megafonía y revestirse y dar el tercer toque y hacer sonar la campana del presbiterio e incoar el canto de entrada de la misa. 

11:40

Hay que atender a algunos solicitantes. 

Hay que recoger el altar de la misa de San Juan y preparar la misa de la Sagrada Familia. 

12:00

Hay que rezar el Ángelus ante el pesebre. 

Hay que alegrarse con un misterio gozoso porque alguien ha reconfigurado el belén parroquial y ha puesto las ovejas cabe el pesebre y ha llevado a los Magos hasta el portal. 


Se me hace tarde y me puede el sueño. 

Resumo. 

1. Como con doña Nati.

2. Celebro la misa de la Sagrada Familia.

3. Vuelvo a La Torre.

4. Escribo esto. 

viernes, 26 de diciembre de 2025

Diario. Viernes, 26 de diciembre de 2025

La Torre

viernes, 26 de diciembre de 2025


8:00

Abro la iglesia, enciendo las luces y una estufa cabe el belén . 

Oficio de lectura y laudes.

Enciendo el bosquecillo de candelas. Meditación ante el pesebre.

9:15

Apago el bosquecillo de candelas y la estufa y voy a la panadería para comprar veintisiete pastelillos y siete barras de pan. 

9:45 

Salgo para La Torre. 

10:30

Llego a La Torre y llevo a la almazara las tres bandejas de pastelillos y las siete barras de pan. Estoy en ello cuando llegan Ana Isabel y Wilder. 

Hay que abrir todas las contraventanas de La Torre, encender las luces, preparar la ermita para la reserva del Santísimo, la meditación y la bendición y ayudar a Wilder con los preparativos de las mesas: dos mesas de diez y una de siete. 

A eso de doce y media empiezan a llegar los primeros sacerdotes y no tarda en llegar el obispo. 

Cuando estamos todos, don Rafael expone el Santísimo y dirige una piadosa meditación. Luego don Jaime hace la oración de consagración a la Sagrada Familia para que nuestras familias estén tranquilas y contentas. Luego don Rafael nos da la bendición con el Santísimo mientras yo toco las campanillas de plata que tintinean —claro— con un sonido argentino. 

13:30

La congregación se desplaza al palmeral y allí es de ver cómo todos se abrazan y eso.

Luego don José Cristóbal la conduce suavemente hasta la almazara, donde ya está preparado el aperitivo.

14:00

La congregación se ha congregado en torno a las tres mesas preparadas para la comida. El obispo bendice la mesa y Wilder pone a su izquierda —a la izquierda del obispo— una sopera muy bella en cuyo interior humea una deliciosa crema de calabaza. 

14: 15

Don Alejandro va retirando las tazas, los platos y las cucharas y Wilder pone, cabe el obispo, una fuente con carne rellena y una salsera con salsa de pimientos ahumados y otras hierbas. 

14:35

Don Alejandro retira los platos y los cuchillos y los tenedores. Wilder pone los platos de postre y Ana Isabel coloca a la izquierda del obispo una fuente con pastelitos de la panadería de San Miguel. 

14:45

La congregación se traslada al zaguán donde ya están preparados el café, la leche, la crema y las pastas y las chocolatinas. 

¿Ha salido todo a pedir de boca? Sí. 

¿Carecemos de algo? No. 

Salen tres guitarras y empiezan los villancicos. Entre canto y canto se cuentan chascarrillos y milongas. Hay chupitos de limoncello y de ron. Al final rezamos un Padrenuestro y el obispo nos da la bendición, 

Acto seguido el obispo sale pitando hacia la cocina. Algunos comentan «se ha quedado con hambre» Llego a la cocina a tiempo para ver cómo el obispo agradece a Ana Isabel y a Wilder la fiesta que nos han preparado. A tiempo para oír a Wilder cómo suplica al obispo que les dé la bendición para toda la familia. A tiempo para arrodillarme en la cocina y para recibir allí la segunda bendición episcopal del día. 

16:00

Se han ido todos. Ana Isabel y Wilder siguen trajinando. 

17:00

Ana Isabel y Wilder salen para San Miguel.



Me quedo con la tarde y con La Torre. 

jueves, 25 de diciembre de 2025

Diario. Jueves, 25 de diciembre de 2025

 San Miguel de Salinas

jueves, 25 de diciembre de 2025


Precioso día de Navidad: lluvioso y frío, como tiene que ser. 

Misa de medianoche bastante concurrida, sin coro pero con monaguillo y todo. Muy bien. 

Misa del alba en Torremendo. Muy bien también. 

Misa del día en San Miguel: coro, monaguillo y toda la pesca. Y villancicos, muchos villancicos. 


Comida de Navidad con Ana Isabel, Wilder, Luciana y Camila. A pesar de que están todos medio griposos, Ana Isabel ha hecho unos espaguetis muy ricos. 


Tarde de holganza en la casa abadía, leyendo cabe la estufa —abrigadito y arropado con mantas— y recibiendo y mandando felicitaciones navideñas. 


Una salida a la iglesia para rezar ante el belén y vuelta al calor de la casa abadía. 


Otra salida a la iglesia para apagar las luces y cerrarlo todo.

miércoles, 24 de diciembre de 2025

Diario. Nochebuena 2025

 San Miguel 

miércoles, 24 de diciembre de 2025


De este diario, oh lectores, 

a vosotros me dirijo

y, no sé por qué, colijo

que os gustan mucho las flores. 


En base a lo colegido

—espero no haber errado—

aquí os dejo, dedicado,

un ramillete escogido. 


Empecemos por las rosas

que son tres, como se ve:

Jesús, María y José.


Sigamos con las mimosas

que adornan todo el belén

cantando: ¡Qué bien, qué bien!


Para perfumar, jazmín.

Todo un jardín de jazmines

y un coro de serafines 

cantando: ¡Qué bien, por fin!

martes, 23 de diciembre de 2025

Diario. Martes, 23 de diciembre de 2025

 San Miguel de Salinas

martes, 23 de diciembre de 2025


10:00

Como no ha venido Joan, me dispongo a preparar el altar. 

Hay que retirar el cubremantel, doblarlo cuidadosamente y colocarlo en la credencia de la izquierda. 

Hay que sacar el lavabo con el manutergio y colocarlo todo en la credencia de la derecha. 

Hay que poner, en la esquina derecha del altar, el cáliz cubierto con un velo morado y las vinajeras. 

Estoy en ello cuando llega un solicitante navideño. Viene todos los años por estas fechas vendiendo calcetines y, si no le compro calcetines, se irrita. 

—Bueno días, padre. Traigo aquí unos calcetines muy baratos. 

—Buenos días. No, gracias, no necesito nada. 

—Por lo menos podría ayudarme con algo, que tengo que dar de comer a mis hijos. 

El solicitante navideño vive en Bigastro. Tiene allí una casa estupenda con una televisión gigante a más de varios coches y una fragoneta

Yo, dando el primer toque de misa y encendiendo una vela a cada lado del sagrario:

—Ahora estoy ocupado. 

—Anda que no te gusta el dinero, ¿eh? Ya he visto que has puesto un cerdito en el belén de ahí fuera para que dejen donativos. Me han dicho: «ve a la iglesia, que el cura pide mucho». 

Me da la risa. 

Se da la vuelta y sale de la sacristía maldiciendo.

Al cabo de un rato vuelve. 

—No te llamo «padre» porque soy evangélico, de la Iglesia de Filadelfia. Te llamo «hermano». He estado preguntando por ahí y me han dicho que en el pueblo no te quieren, que no te portas bien y que le das al vino. ¿Es eso verdad?

—Es todo exactamente como te lo han contado. 

—Pues te hablo como hermano porque Dios te va a juzgar y, si no te arrepientes, irás al infierno. Y es de mala educación estar mirando el teléfono mientras te hablan. 

Y yo, mandando un tuit: 

—Reza por mí, hermano. 

Se da la vuelta y sale de iglesia maldiciendo. 

¿A quién se parece? ¿A quién me recuerda este amable solicitante navideño que me visita cada año?

De pronto, zas, lo veo: es clavado a Pérez Reverte. 

Doy el segundo toque y empiezo a revestirme. 

Llega Zvignev, el polaco, y se ofrece para encender las velas del altar y la corona de Adviento. Se lo agradezco horrores. Lo hace muy bien:

Coge el mechero-apagavelas y lo enciende en una de las velas del sagrario. Luego apaga las velas del sagrario haciendo una genuflexión polaca cada vez que pasa ante el Cristo Rey. Con la llama encendida se dirige hacia el altar y, antes de encender las velas del altar, hace una inclinación profundamente polaca ante el altar. 

Yo no solamente doy crédito a mis ojos sino que alabo a Dios que nos ha regalado a los polacos. 


No quiero ser prolijo:


1. Celebro la misa.

2. Recojo todo.

3. Rezo el Ángelus. 

4. Voy a cobrar el premio de la lotería: doscientos cuarenta euros. 

5. Voy a Los Montesinos para solicitar al Banco de Sabadell que me defienda de unos timadores. 

6. Vuelvo a tiempo para comer en casa de doña Nati. 


¿Y la tarde? No quiero ser prolijo:

1. Visita al Santísimo.

2. Sesión de Brahams: Op 61 y 62.

3. Rosarios y otras preces y oraciones. 

4. Lecturas.

5. Cita con Ana Isabel y Wilder. 

6. Con ellos, visita a Los Montesinos. Hay allí un supermercado que ellos conocen. Allí hacemos la compra para la comida de Navidad con los curas. 


Ana Isabel y Wilder me cuentan que ayer tuvieron que llevar a Camila a urgencias por esa tos tan fea que empezaba a ahogarla y hacerla llorar. 

Me cuentan que es para maravillarse lo bien que tratan a los niños en el hospital de Los balcones

Ana Isabel y Wilder me dejan en la puerta de la iglesia. Nos despedimos. Cierro la iglesia dando gracias a Dios por esa especie de milagro que une a Ana Isabel y a Wilder con sus niñas y a todos ellos con el cura que no carece de nada.