viernes, 24 de febrero de 2012

Programa para la Cuaresma (II)

Tiene sus ojos puestos en todos los que lo acompañan.
(J.H. Newman)

Encontré la cita atribuida al cardenal Newman en La Misa en cámara lenta de Ronald Knox. Pertenece, según Knox, a un pasaje conocido como descripción de un caballero. La he recordado al leer el Mensaje para la Cuaresma del amable BXVI que recomienda: Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y de las buenas obras. 
No sé por qué me ha dado por pensar que BXVI -tan tímido, tan delicado, tan considerado- debe sufrir lo suyo en este mundo nuestro donde a la brutalidad la llaman espontaneidad o sinceridad y donde la delicadeza suele pasar por afectación. Y no sé por qué me ha venido a las mientes El castellano viejo de Larra. He buscado el texto. Larra va paseando por Madrid y, de pronto, alguien le da una fortísima palmada en la espalda:
traté sólo de volverme por conocer quien fuese tan mi amigo para tratarme tan mal; pero mi castellano viejo es hombre que cuando está de gracias no se ha de dejar ninguna en el tintero. ¿Cómo dirá el lector que siguió dándome pruebas de confianza y cariño? Echóme las manos a los ojos y sujetándome por detrás: -¿Quién soy?-, gritaba, alborozado con el buen éxito de su delicada travesura. -¿Quién soy?- -Un animal [irracional]-, iba a responderle; pero me acordé de repente de quién podría ser, y sustituyendo cantidades iguales: -Braulio eres-, le dije.  
En fin, Cuaresma: ¿cómo decirle a Braulio que es un animal irracional y brutal de tal modo que se entere -las citas literarias le hacen poca mella- y se corrija? San Pablo decía que hay que hacerse todo con todos para salvar a todos. ¿Habrá que hacerse irracional para salvar a los Braulios?
Más bien creo que los Braulios nos han sido dados para que nos ejercitemos en eso de soportar con paciencia los defectos del prójimo y para que crezcamos -al mismo tiempo- en caballerosidad y en fortaleza.
También nos aconseja el Papa que pongamos los ojos en Jesús. No puedo hacerlo sin alabar esa amabilidad que lo trajo hasta nosotros, ese aguante con el que nos soportó y esa delicadeza de la Eucaristía que es Él mismo entre nosotros sin reproches.

jueves, 26 de enero de 2012

¿Será pecado copiar versos?

Me han regalado muchos muy hermosos.
Uno, que copio, dice exactamente:
Para humillarme, mi memoria es buena.

Es de un soneto de don EGM
que se titula -¡oh!- Mala Memoria.
Empieza así el soneto -o lo que sea-:
De aquello que recuerdo, me arrepiento.

Yo doy gracias a Dios por sus olvidos
por sus lagunas amplias, limpias, llenas
de recuerdos amables, de indulgencias.

Amablemente, claro, para siempre
sabré quién soy cuando se ahogue
en la Buena Memoria Enamorada
mi calavera, que en la luz se esconde,
hundiéndose en la almohada.

lunes, 23 de enero de 2012

Casa propia.


Don EGM me ha regalado un ejemplar -precioso y dedicado- de Casa Propia.
Ya lo he leído todo, de rabo a cabo, comenzando por el principio que es donde acaba el libro y empieza la dedicatoria con una invitación a habitar en una casa que aún no tiene cimientos ni paredes ni tejado ni chimenea. ¡Que raro! Un humo amable -blanco y oloroso- permite deducir que allí habrá fuego. Te acercas y compruebas que ni eso está hecho, y que nada se hará si no te empeñas.
Luego viene una parte que se llama Estudio. No es una actividad. Es una habitación llena de gente sin techo -poetas, por ejemplo- que uno debe habitar antes de poner manos a la obra. Allí están Borges y Quevedo; Abel Feu, don EGM, Fidel Villegas, el lector, Lope de Vega sepultado -aunque aún vivito y coleando- bajo su soneto; una hermana del lector, Gonzalo de Berceo y la Señora que los congrega a todos.
Segunda parte Galerías. Hay que pasar por ellas sin demorarse demasiado en ellas. Allí se encuentra uno con uno y agradece al poeta que cumpla su promesa de no contar sus penas; contándonos las nuestras se retrata. Yo, que soy vanidoso, sé cuánto duele el verse retratado.
Y ahora Las ventanas. No son solo oquedades, son ventanas. ¿Qué sería de nosotros sin los otros? Sin amigos, sin música, sin libros... ¡Menos mal que hay ventanas!
La cuarta parte Y otro día, podría titularse panemnostrumquotidianum, pero no; se titula, como he dicho, Y otro día. Me dan envida los llamados poetas de lo cotidiano que ven alondras por todas partes y a todas horas. Pero aún más envidia me dan los que no viven entre laberintos de mirtos ni se despiertan con los rosados dedos de la Aurora. Pensar que hasta un poeta tiene horarios, la verdad, me reconforta mucho.
Al final Buenas noches. Empieza con Acto de defunción que me ha recordado -no sé por qué- un poema de Fernando Aramburu titulado Ayer. Y luego viene eso, un entrgarse al sueño débilmente... nos hemos dado al lujo de olvidar... dormida no te beso, y, otra vez, la muerte misteriosa por simple. Te Deum, Epitafio... y, al final, los cimientos De nuevo.

lunes, 9 de enero de 2012

A falta de Casa propia...

Yo diría que era un revólver lo que llevaba el individuo que me ha abordado hace un rato en El Corte Inglés y me ha preguntado:
-¿Buscas algo?
-¡Oh sí! -le he respondido-. Unos libros de García Máiquez.
-Lo mejor será que preguntes allí- ha dicho señalando un mostrador en el que se afanaban dos amables dependientas.
Una de ellas atendía a una señora filipina que deseaba adquirir una especie de juego electrónico. La dependienta le explicaba que, si no sabía qué "consola" tenía, se arriesgaba a llevarse un juego que no sirviera. Entonces la señora filipina le mostraba otro juego; la dependienta repetía la misma explicación, y así. 
Por fin ha llegado mi turno.
-¿Qué libros de García Máiquez tienen, oiga? 
-¿No será García Márquez?
-No, no. García Márquez es abuelo de don Enrique García Máiquez que es el poeta  por cuyos libros estoy interesado actualmente.
-La dependienta me ha mirado con interés.
-Es que soy filólogo -he aclarado señalando mi alzacuellos.
Se ha puesto a teclear frenéticamente -en un teclado claro- y me ha informado:
-Aquí aparecen: Con el tiempo y Casa Propia.
-Con el tiempo ya lo tengo -le he dicho-, Casa propia, no.
Se ha quedado mirándome en silencio.
-¿Donde podría encontrar Casa propia?
-No aquí. Según esto no queda ningún ejemplar en ninguno de los establecimientos de El Corte Inglés.
Muy apenado me he dirigido a la sección de música y he adquirido los Cuartetos para cuerda de Beethoven. Y, muy contento, he regresado a la casa de mi madre que me ha ofrecido una limonada con hierbabuena, me ha regalado los Cuartetos y, creo, me va a invitar a comer.

lunes, 28 de noviembre de 2011

El iPad en la misa: ¿sí o no?

Entrevista a un especialista.

Mi tía Janusa se ha interesado por mi opinión. Pero resulta que no tengo una opinión formada sobre el asunto porque ni tengo iPad ni sé cómo funciona. Cuando tenga una tabletilla de esas y sepa usarla y eso, pues entonces ya veremos. Los que saben dicen que es muy útil. 
Para empezar el chisme pesa poco y esta es una ventaja no desdeñable sobre todo si uno va de viaje. Yo, por ejemplo, la semana que viene me voy a Madrid y tendré que meter en la maleta, entre otras cosas, un misal que pesa varios kilos y un leccionario cuyas dimensiones son -aproximadamente- las de un campo de fútbol. 
Pero es que, además, los libros litúrgicos que antes cambiaban cada cien años, ahora cambian cada diez días. Aquellos viejos libros litúrgicos eran verdaderas obras de arte y aún da gusto verlos y tocarlos. Este, por ejemplo, que no es tan antiguo, lo tasan por ahi a 400 dólares.
Todo eso de las grandes letras iniciales, de los colores, de las dobles columnas ajustadas, de los grabados y de las cintas de seda ha desaparecido. En Españita, al menos, los misales son una birria y cada vez que coges una cinta o una pestaña para pasar página se rasga la página, se va al garete la pestaña y se despega la cinta. Y como cada vez hay más santos, pues resulta que los misales nunca están actualizados. A más a más, cada familia religiosa y cada diócesis necesita un misal distinto o, al menos, un apéndice para sus fiestas propias. 
Otra cosa. Mañana, a las dos de la tarde, tengo en San Miguel un funeral en inglés. Tendré que usar mi misalito (published by John F. Neale) y decir la Misa con lupa. En cuanto a las lecturas -espero que el pastor Scargill cumpla con su promesa de mandármelas por correo- tendré que proclamarlas usando folios impresos en mi Cannon.
En fin, que nos son pocas las ventajas del iPad sobre el misal y los leccionarios. 
Por otra parte, todos sabemos que en nuestras amables parroquias, además del misal y el leccionario se utilizan otros "subsidios litúrgicos" -no se rían ustedes, así los llaman los sabios- en forma de fotocopias, hojas volanderas;  post it con nombres de difuntos y avisos,
partituras, instrucciones del maestro del coro al celebrante... de modo que el altar parece más bien, no pocas veces, el escritorio del Tostado. Entre esos subsidios litúrgicos hay uno muy necesario que es el libro de la sede. Para  mí sería una liberación deshacerme de él. Está plagado de preces que comienzan para que la Iglesia, en estos días de renovación -se refiere a los días del Concilio Vaticano II- se ponga a la escucha del Espíritu... y así. Todos esos papeles, papelitos, papelines y papelotes podrían desaparecer. 
Creo que el iPad ya puede ser usado sin mayor problema como subsidio litúrgico único sustituyendo al libro de la sede, al cantoral y a los post it.
Lo de usarlo habitualmente en vez del misal y de los leccionarios habría que estudiarlo un poco mejor pues, en efecto, esos libros están especialmente dedicados al culto. Alguien me preguntó hace poco que si no me molestaría besar un iPad en vez del evangeliario y me callé, pero pensé que si el iPad hubiera servido para proclamar el Evangelio no tendría reparo alguno en besarlo.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Don Vicente López.

Nació en Ayora el 19 de abril de 1931. Que nació en Ayora era algo que yo sabía. De la fecha de su nacimiento me he enterado ahora que se ha ido al cielo.
Desde que nos conocimos, en 1987, nuestras conversaciones han sido siempre de un laconismo que ya querrían para sí los lacedemonios.
Como don Vicente no conducía, más de una y más de diez veces le hice de chófer en sus viajes a Madrid o pasé a recogerlo para irnos juntos a algún retiro, convivencia o excursión. Podíamos pasar cuatro horas seguidas sin pronunciar otra cosa que las avemarías, padrenuestros y glorias del Santo Rosario al que era aficionadísimo.
Precisamente volviendo de Madrid -hace años- nos paró la guardia civil al salir de una gasolinera por la parte de Albacete. Yo, que todavía no era sacerdote, iba trajeado y con corbata. Él iba con sotana, empuñaba el rosario -que, en sus manos enormes parecía más bien una espada Tizona o Colada- y tenía un aspecto imponente. Cuando el guardia observó nuestra severa solemnidad se apresuró a explicarnos -en realidad se dirigía todo el rato a don Vicente- que estaban haciendo unas pruebas aleatorias -dijo "aleatorias"- de alcoholemia y pidió permiso a don Vicente para que su chófer se sometiera a esa infamia. Por entonces esos controles no eran tan comunes como ahora. Don Vicente se encogió de hombros y dijo: Bueno. Me hicieron soplar, volví al coche, reanudamos el rezo del rosario y no hubo ni un comentario sobre el enojoso asunto. Al terminar los rezos dijo: ¿No vamos muy despacio? Yo no dije ni que sí -íbamos a la velocidad máxima permitida- ni que no, pero aceleré y él se puso a rezar el breviario.
Lo que ustedes no saben es que don Vicente López ya era -entre otras cosas- canónigo penitenciario de la concatedral de san Nicolás de Alicante, rector del Seminario y profesor de Historia de la Iglesia.
Cuando salía el tema de la Historia de la Iglesia, don Vicente se volvía locuaz. Era imposible colarle de matute una fecha inexacta o un Cipriano XXIII como Papa.
En días muy señalados -dos o tres veces al año- don Vicente cantaba Alma corazón y vida -creo- y entonces se emocionaba visiblemente.
Para un sacerdote no puede haber estima más estimable que la de su propio obispo. Pues bien, don Vicente López gozó de la estima de: don Pablo Barrachina -que fue obispo de esta diócesis durante unos mil años o así- de don Francisco Álvarez, de don Victorio Oliver y de don Rafael Palmero, actual obispo de la diócesis de Orihuela-Alicante. Fue una estima patente y reconocida públicamente por todos ellos. No fue esa estima de chico, plas, plas -palmaditas en la espalda- que simpaticote que eres, no. Fue esa estima con la que los obispos honran a los sacerdotes discretos, humildes, trabajadores, fieles, lacónicos y eficaces. Fue esa estima que los obispos manifiestan a esos sacerdotes con los que pueden contar para los asuntos más graves y a quienes pueden encomendar los cargos más onerosos sabiendo que nunca pedirán a cambio ni homenajes ni cuotas de poder ni espacios televisivos ni nada de nada.
Mi última excursión con don Vicente fue a Burriana, Castellón y Villareal con motivo de la exposición de la Luz de las Imágenes. Estuvo muy locuaz. Me enseñó entonces todo lo que sé acerca de los bizantinos y de sus correrías por el Levante español.
La última vez que le hice de chófer fue hará cosa de un mes. Habíamos asistido juntos a un Círculo de Estudios -creo que se dice así- y, al terminar lo llevé a su casa.  Durante el Círculo -Dios me perdone si me equivoco- estaba don Vicente profundamente dormido. Subimos en ascensor  hasta su piso y, al salir del ascensor, se apoyó en la pared porque ya no podía sostenerse sobre las piernas y fue resbalándose sin decir nada y sin hacer gestos raros y como aceptando simplemente que, cuando ya las piernas no te sostienen, lo mejor que puedes hacer es apoyarte en la pared y dejarte caer suavemente. Aún así, tirado en el suelo, me parecía un gigante  Llamé al timbre. Acudió su amable hermana y, entre los dos, sentamos a don Vicente en una silla de ruedas. Le dije Adiós, don Vicente y él me dijo Adiós dooon Javieeer. Y ya está. No he vuelto a verlo.
Se fue al cielo hace nueve días, el diez de octubre.
Don Vicente, ruega por nosotros.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Mi primera vigilia en San Miguel de Salinas.

San Miguel de Salinas está en fiestas, es la una y media de la madrugada y en la plaza del pueblo -o sea, bajo mi ventana, o sea dentro de mi propia casa- está sonando "Eres tú", no, ahora está sonando "Waterloo"... Bueno, ya he oído casi todos los éxitos desde los años 60 a acá incluyendo el "Abanibí aboebé" y algunas rancheras. Estoy contento pero no puedo dormir, y rezar Completas oyendo "Un rayo de sol" -que si no me equivoco era de Los Diablos- y "Eva María" -de Fórmula V- ha sido una experiencia nueva. Al llegar a la oración final -El señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa- me dado -primero- una risa tonta y -luego- un estremecimiento que me ha llevado a añadir: Señor, ¿para qué quiero noches tranquilas si no tengo una muerte santa?
Por alguna razón que no alcanzo a comprender -ahora está sonando "Cruz de Navajas" de Mecano- he acabado considerando que mi devoción al Arcángel San Miguel no ha hecho sino crecer desde que -allá por los años 80- visité San Miguel de Aralar y tuve la visión -poética, claro- de un ángel robustísimo sosteniendo la Cruz como si nada en medio de un paraje nevado. Vuelvo a encontrarme con San Miguel más al Sur y hacia el Este, por la parte de Levante. No ha envejecido nada. Sostiene la Cruz -de ahí su nombre- sobre las salinas de San Miguel.
Son las dos menos cuarto. Suena otra vez Mecano: "Hoy no me puedo levantar". Es verdad, no creo que pueda acostarme hoy.

jueves, 14 de julio de 2011

Explorando mi nuevo destino.

miércoles 13 de julio
11:50 Meto mi lujoso Ford Fiesta en el túnel de lavado. Lleno el depósito de gasoil y voy al asilo en busca del diácono.
12:12 Recojo al diácono, rezamos el ángelus y salimos hacia San Miguel de Salinas donde nos espera el párroco saliente. Mi GPS dice que estamos a noventa y piquito kilómetros de allí y que el viaje va a durar cincuenta y pico minutos. Rezamos los misterios gozosos (gososos, según el diácono) y observo -con goso- que mi Ford Fiesta está mucho más limpio que los demás coches.
12:35 Terminamos de rezar los misterios gozosos.
-Don José Mario.
-Dígame, Padre.
-Cómo imagina usted al párroco saliente de San Miguel.
-¡Uy, Padre!,  no quiero ni pensarlo. Imagino que tendrá muy mal humor.
-Podríamos hacer una cosa.
-¿Qué Padre?
-Cuando lleguemos a Salinas yo me quedo en el coche y usted se presenta como el nuevo párroco.
-Ahora sí me hiso reir, Padre.
-¿No se atreve?
-¡Uy, no, Padre!
-¡Cobarde!
13:00 Entramos en San Miguel de Salinas. Calculo que el noventa por ciento de las palmeras de la zona ha perecido a causa del Picudo Rojo -creo que se llama así-. Da mucha penita verlas todas desmochadas. Aparco mi lujoso Ford Fiesta en el único sitio que hay cerca de la iglesia. Se trata de un solar polvoriento y mi Ford Fiesta se cubre de polvo. Esto me contraría no poco. Sin embargo, acostumbrado como estoy a controlar mis emociones, ni siquiera el diácono -que me está espiando para ver si hago muecas raras- puede advertir en mi rostro signo alguno de turbación.
13:10 Con mi Nokia lanzo una llamada al párroco saliente.
-Dígame.
-Buenos días. Soy Javier Vicens. Estoy pasando ante el café Real, cabe la torre de la iglesia, creo.
No bien he terminado de decir esas palabras cuando un grito que oigo por el teléfono y por encima de mi cabeza, me deja paralizado. Mi rostro no refleja la agitación que, en mi pecho, provocan los latidos -apresuradísimos- de mi corazón. El diácono, en cambio, tiene el rostro demudado.
Por una ventana que se abre a unos tres metros de altura justo encima de nosotros asoma medio cuerpo -enorme- de un ser humano ciclópeo y gesticulante:
-Aquiiiiii -grita agitando los brazos- aquíiiiiiiiiiiiiiii.
-Vámonos, Padre -dice el diácono-. Es como yo lo imaginaba. Tiene muy mal humor. No es sitio para nosotros, Padre.
-Repóngase don José Mario.
13:12 Entramos en la iglesia de San Miguel y vemos -a la derecha- el Sagrario. Vamos hacia él y nos arrodillamos. Basta una breve estación ante el Sagrario para saber que no hay nada que temer en San Miguel de Salinas.
13:15 Don José Mario y yo entramos en la sacristía-despacho de San Miguel. Inmediatamente identifico al párroco entre las seis personas que están allí. Lo identifico por su estatura descomunal. Voy a darle la mano y me da un abrazo. Mi rostro no refleja emoción alguna.
Don José Mario -a su pesar- también es abrazado por el párroco saliente. Y empiezan las presentaciones. Acompañan al párroco saliente cuatro amables señoras y un caballero. El gigante saliente me mira a los ojos y comprendo quie no está haciendo una presentación cortesana sino algo así como una recomendación:
-Esta es X. Lava los corporales mejor que cualquier monja de clausura.
Doña X tiene uno de los rostros más amables que he visto en mi vida y me mira sonriéndome con los ojos.
-Este es A. Lleva el grupo de postconfirmación. Es profesor.
Don A está allí mirándome como un niño. De hecho va con pantalones cortos.
-Esta es F. Tiene las llaves de todo y lo organiza todo bajo las órdenes de María que está a su lado. Fíjate bien en María porque ella es el Alma Mater de la Parroquia.
Me fijo en María. Está deshecha en lágrimas. No necesito más para saber que ama mucho al párroco saliente.
-Esta es...
Me quedo sin saber quien es la última señora porque María llora sin disimulo y me distrae su llanto. El párroco saliente empieza a hablar de mí.
-Me han preguntado que cómo es el nuevo cura. Les he dicho que no lo sé. Cuando lo conocí -hace años- era un cura excelente. Pero todos cambiamos. No siempre cambiamos a mejor...
En ese momento me pregunto qué diablos querrá decir el cura saliente y dónde querrá ir a parar. 
-... esperemos que haya cambiado a mejor. 
Estoy por preguntarme cómo se puede cambiar de excelente a mejor, cuando toma la palabra F.
- Verá usted. Aquí al cura solamente le pedimos que no alborote.
Todos asienten y me miran con cariño. María saca un pañuelo y da rienda suelta a su desconsuelo. Me toca hablar a mí. Carraspeo. Miro al cura saliente y le digo:
-La verdad, amigo mío. es que su cara no me suena nada y temo que me confunda usted con alguno de los curas excelentes que conoció usted en su infancia.
Justo en ese momento María prorrumpe en sonorísimo llanto. Naturalmente callo. Todos miramos a María. Luego todos me miran a mí como si fuera yo el culpable del sonoro llanto de María.
Yo dejo aquí mi cuento. Continuará mañana si Dios quiere porque queda por contar todo lo referente a la comida y a la visita a Torremendo. Convendrán ustedes conmigo en que todo es muy confuso.

sábado, 30 de abril de 2011

Lo que dijo santo Tomás.

A don E.G.M que ha escrito en su blog
Santo Tomás no podía dudar de una cosa: Jesús había muerto en la Cruz. El apóstol había visto su cuerpo muerto, roto; sus manos taladradas, su costado abierto....
No dijo si no lo veo no lo creo.
Lo que dijo fue algo así como una profecía. Dijo que si alguien ha muerto en una cruz y se presenta como resucitado la única manera de aceptar su resurrección es encontrar en su cuerpo las heridas.
Lo que dijo fue que si alguien pretende haber muerto y resucitado no basta con que pruebe que está vivo; tiene que probar que ha muerto previamente.
Lo que dijo santo Tomás fue que, para ser testigos de la resurrección, tenemos que probar que hemos muerto con Cristo llevando en nuestros cuerpos, con la señal de la Cruz, la alegría y la paz.

lunes, 25 de abril de 2011

Felices pascuas, amables comentaristas.

1. Lucía.
2. Balbi. Esta es nuestra casa.
3. Janusa.
4. Lola.
5. Juan Luis.
6. Guerrera de la Luz.
7. pvicens.
8. mariajo.
9. Anónimo.
10. Pequeño Hans.
11. Anónima amiga. (11.3.09)
12. Radiomariano.
13: JyY. (20.3.09)
14. Juan.
15. Isabel W.
16. Concha.
17. Piedrablanca.
18. Manoletux.
19. 9B
20. Indiana Jones.
21. Patricia.
22. Indiana Jones Jr.
23. María José. (22.4.09)
24. Ramón.
25. María.
26. Miguel Ángel.
27. María Pilar (la ignorante). (25.5.09)
28. Alejandro.
29. Todoerabueno. (3.6.09)
30. Agustín Losada (23.6.09)
31. Alba.
32. Marce para unibet. (19.7.09)
33. Mariposa.
34. Yajaire de Dios.
35. Ana.
36. Ave Fénix.
37. Ángel Ruiz, (17.10.09).
38. Cristina.
39. Ramón 2. (8.1.10)
40. Sus. (15.1.10)
41. Sinretorno (21.1.10)
42. María Roa. (9.5.10) Uno de los comentarios que más me han hecho llorar. Alegremente, claro.
43. Fito. (28.1.10). Uno de los comentarios que más me han hecho reír.
44. Ester Valentín. (10.2.10)
45. Natalio Ruiz (11.2.10)
46. Abrazados a la verdad. (13.3.10)
47. Gioconda. (14.3.10)
48.Ángel (17.310)
49. Arantza (19.3.10)
50. Carmen (19.3.10)
51. EM (17.3.10)
52. Séneka (25.3.10)
53. Unwakeable (26.3.10)
54. María (7.4.10)
55. elblogdelosmudos
56. Fernando (22.4.10)
57. Nicolás (23.410)
58. María Roa (9.5.10)
59. Sonrisas (18.5.10)
60. P.H. (25.5.10)
61. Lola (4.6.10)
62. Dadaísta (27.6.10)
63. María Jesús (12.6.10)
64. Prado (14.6.10)
65. Doña Noelia de Pulido y Robaina me encontró por casualidad pulsando "Siguiente Blog" el 23.6.10
66. Ausencia silenciosa.
67. La Keli (24.610)
68. Al final. 26.6.10.
69. juanfra (4.8.10)
70. Iglesia doméstica 5.7.10.
71. mjbo 11.7.10
72. Rosa 11.7.10
73. María G 12.7.10
74. Susi 19.710
75. ¿Ana 2? 22.8.10
76. Saberesperar 24.8.10
77. Miriam 25.8.10
78. Theo 25.8.10
79. Carmen 31.8.10
80. Gaudencio 10.9.10.
81. María del Rayo 13.9.10
82. Suso Ares Fondevila 15.9.10
83. Caballero sin espada 17.9.10
84. Patricia 16.9.10
85. Oscar 7.12.10
86. M.A. Sellent
87. Felicitas 19.9.10.
88. Ángelo 29.9.10
89. Elpidio 12.11.10
90. Sangre azul 11.10.10
91. Eligelavida 9.10.10
92. Fátima. 15.10.10
93. Gosppi 16.10.10
94. Carlos Bedoya 18.10.10.
96. LAHDDEC 19.10.10.
97. Berta 23.10.10
98. Mar 18.10.10
99. NIP 25.10.10
100. Martha Isabel Avila Carrillo 26.10.10
101. Mario Andrés Carvajal Avila  26.10.10
102. Maria Elena 12.10.10
103. Stella Maris 16.12.10
104. Dimas 17.1210
105. Lourdes 26.12.10
106. Claudio 26.12.10
107. Virginia Esteban 20.1.11
108. Javecina 27.1.11
109. Que bellas son tus tiendas 27.1.11.
110. Ana María Evans 1.2.11.
111. Álvaro 7.2.11
112. Guzmán 10.2.11
114. María Isabel 19.2.11
115. Fran 24.2.11
116. Edel 21.2.11
117. Macarena. 25.2.11
118. Rsocial 3 (16.3.11)
119. Juan José 23.3.11
120. María Fernández 11.4.11
121.J. Milans del B. 15.4.11
122. Escalante. 25.4.11
123. Mento 29.4.11
124. Josefa. 5.11
125. Antonio Rella. 15.5.11
126. José Antonio del Pozo 19.5.11
127. Cristina Cris H. 21.5.11
128. Cordelia 29.5.11
129. Igaljo 30.5.11
130. Euganio A.V. 14.6.11
131. Gizatar 8.7.11
132. Jesuja 17. 7. 11
133. Germán. 18. 7. 11