jueves, 21 de abril de 2022

¿Es usted feliz, oiga?

jueves, 21 de abril de 2022


A decir verdad, oiga usted, raras veces me pregunto tal cosa y eso mismo me inclina a responder que soy un ser humano afortunado.

De todas formas voy a tratar de responder a su pregunta.

Verá usted: en primer lugar —de verdad lo digo— no estoy muy satisfecho de mí mismo. Nunca me ha ido bien con los exámenes. Los de la escuela son cosa pasada pero ese examen diario de mi conciencia a duras penas lo paso, alguna vez que otra, por los pelos, con un cinco raspado. Con franqueza se lo digo: no soy lo que se  llama un tipo ejemplar.

Si usted es de los que piensan que estar satisfecho de uno mismo es la clave de la felicidad llámeme «infeliz». Pero le diré una cosa: mi insatisfacción conmigo mismo no solamente no me impide considerarme un tipo afortunado sino que —de verdad lo digo— es la clave de mi satisfacción con todo lo demás.

Pongamos el ejemplo de mis padres. Son dos seres humanos a los que no cambiaría por nada del mundo. ¿Estoy satisfecho de ellos? Aquí, lo siento, la palabra «satisfacción» no me parece apropiada. A usted le digo que, cada día que pasa, los recuerdo con más admiración y que, si no supe agradecerles sus regalos fue porque nadie en el mundo —a menos que fuera alguien mejor que ellos— sabría hacerlo. Soy un tipo afortunado. 

Pongamos el ejemplo de mis hermanos. Son doce seres humanos a los que no cambiaría por nada del mundo. Soy un tipo afortunado. 

Podríamos seguir poniendo ejemplos con mis sobrinos —una multitud incontable— con mis sobrino nietos, con mis amigos, con mis vecinos, con los tiempos y los lugares en que me ha tocado vivir, con los papas y obispos y sacerdotes que me han caído en suerte, con mi lujoso Seat León y mis demás propiedades materiales, con la casa parroquial en la que habito y con el día de hoy en Alicante —soleado, fresco, amable— … La conclusión sería siempre la misma: soy un tipo afortunado a quien todo se le ha regalado.

¿Satisfecho de mí mismo? Pues no, la verdad. Pero, por eso mismo, ¡qué contento!

2 comentarios:

  1. Contento porque el Señor le ama infinitamente y le ha dado todos esos regalos y aún más le dará. Tenemos un Dios maravilloso para el cual fuimos hechos con Ternura y Amor del Bueno. Del que no pasa.
    Esa es la razón de mi vivir y de mi alegría, aún en medio del dolor que acompaña a todo cristiano.
    Hermosa reflexión. Y muy sincera.
    Saludos pascuales

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Es usted muy amable. No lo olvide.