lunes, 30 de junio de 2025

Diario. Lunes, 30 de junio de 2025

 San Miguel de Salinas

lunes, 30 de junio de 2025


RUTINA DE UNA MAÑANA DE LUNES


7:00

Abrir la iglesia y salir para el hospital. 

7:40

Celebrar la misa en el hospital. 

8:10

Oficio de lectura y laudes.

8:40

Volver a San Miguel. 


LUNES DE UNA MAÑANA DE VERANO


A las nueve tocaba sentarse ante el sagrario pero ha llamado Ana Isabel: que no tiene que ir a casa de Teresa y que puede venir a desescombrar la casa abadía.

Voy a la casa abadía y espero a Ana Isabel. 

Luego hay que llevar al banco las moneditas de las colectas y de los lampadarios. Hay que apuntarlo todo, claro. 

Como ya son las diez me siento en el confesonario para rezar. 

A las once hay que celebrar la segunda misa de los protomártires de la Iglesia Romana. 

Luego hay que atender a algunos solicitantes que han venido a la sacristía. Luego hay que invitar a Joan y a Ana Isabel al JJ. Joan pide un café con leches. Ana Isabel y yo pedimos sendas botellas de agua con gas. Traen los vasos con hielo y limón. Muy bien. 

A las doce rezamos el ángelus y cada mochuelo a su olivo. Joan se vuelve a casa. Ana Isabel reanuda su trabajo en la casa abadía y yo voy al despacho parroquial. 

A la una llega Wilder —hambriento porque no ha desayunado— y nos invita a tomar algo en el JJ. Ana Isabel pide un sandwich de jamón y queso y agua con gas. Wilder pide lo mismo. Yo pido solamente agua con gas. 

A la una y media nos despedimos. Me encuentro con Analía que ha venido a traerme unos papeles. Recojo el despacho, leo un poco y voy a comer a casa de doña Nati. 



UNA TARDE DE LUNES DE VERANO


Son las tres cuando me despido de doña Nati y voy a hacer la visita al Santísimo. 

Luego me siento para mirar fijamente al sagrario y luego, como Ana Isabel sigue desescombrando la casa abadía, me instalo en el confesonario. 

Son las cinco cuando Ana Isabel toca en la puerta del confesonario y me anuncia que ha terminado de desescombrar la casa abadía. Quedamos en que volverá con Wilder a última hora de la tarde para ultimar algunos detalles. Nos despedimos. 

Voy a inspeccionar la casa abadía y la encuentro como nueva. Todo huele a limpio. Ana Isabel ha lavado cortinas y estores que estaban grises y parecen ahora velos de novia. 

Me entrego al ritual persa de cerrar las ventanas y bajar las persianas para dejar la casa en penumbra y defenderla del calor de la tarde. 

Luego me siento en el despacho parroquial para leer a Newman y un estudio sobre el el cardenal Mendoza. 

A las seis y media vuelvo a la iglesia para rezar vísperas. 

A las siete y cuarto salgo para Los Montesinos y, a las ocho, celebro allí la tercera misa de los protomártires de la Iglesia Romana. En la homilía explico, primero, el significado de «proto» y, luego, el significado de «mártires». Una vez captada la benevolencia de la benevolente congregación, resumo brevemente los pontificados de Augusto; Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón. Termino ponderando la crueldad informe y fofa de Nerón y la caridad imperturbable de los mártires.

A las ocho y media ya estoy en la sacristía.

Vuelvo a San Miguel a tiempo para recibir en la casa abadía a Ana Isabel y a Wilder que han venido para ultimar algunos detalles. Mientras ellos trabajan preparo una cena ligera para mí y unas tapas para ellos: 

Tapa 1: vasito de gazpacho andaluz con un hielo de Alicante. 

Tapa 2: cuatro pinchos de melocotón. (Dos para Ana Isabel y dos para Wilder).

A las diez y media se despiden. Les ofrezco unos helados. Ana Isabel se lleva uno de chocolate. Wilder se lleva uno de fresa. Entonces les doy otros dos de chocolate: uno para Luciana y otro para Camila. 

Luego me pongo a escribir esto.

Estoy en esto cuando el arcipreste me propone un plan estupendo: él celebrará mañana por la mañana en San Miguel y yo celebraré mañana por la tarde en Los Montesinos. Acepto el plan y acabo de escribir esto. 

domingo, 29 de junio de 2025

Diario. Domingo, 29 de junio de 2025

 San Miguel

domingo, 29 de junio de 2025


8:40

Abro la iglesia para rezar el oficio de lecturas y las laudes de la solemnidad de san Pedro y san Pablo. 

Me siento para mirar fijamente al sagrario. 

9:30

Voy a salir para Torremendo. Un coche bloquea la salida del garaje. Toco el claxon varias veces antes de que el dueño del coche salga de la panadería. 

10:00

MIsa en Torremendo. 

Al terminar, recuerdo al archidiácono que tenemos reunión del Consejo en San Miguel. 

11:00

De regreso a san Miguel, encuentro en la iglesia a Mari Luz que trae una elegante silla de su casa. La ofrece a la parroquia como sede. La colocamos cabe el sagrario y hago el propósito de bendecirla cuanto antes. 

11:30

Con la presencia del archidiácono, de Mari Luz, de Delia y de Belén, damos comienzo a la tercera reunión del Consejo en este curso. 

Hay que organizar la catequesis del próximo curso y —en cumplimiento del Plan Diocesano de Pastoral— hay que poner en marcha otro Consejo: el Consejo Permanente de Evangelización (COPE). 

Todos los presentes me recomiendan vivamente que hable con José Miguel y que lo invite a participar en el COPE. Tomo nota. 

12:10

Se levanta la sesión. 

Voy a la iglesia. Joan ya ha preparado todo. Veo a José Miguel. Me felicito y lo invito a pasar a la sacristía. Allí le hablo del proyecto COPE. ¿Querrá participar? Sí quiere. Estrechamos nuestras manos, le agradezco su buena disposición y me revisto para la misa. 

12:30

Empieza la misa solemne de san Pedro y san Pablo. Como no hay coro, yo me desgañito. 

No han llegado ni Gabriel —que debería ser bautizado durante la misa— ni sus padres, ni sus padrinos. No importa. 

Como no hay lectores, hago la primera lectura. Como no hay salmista proclamo el salmo. Como no hay lectores proclamo la segunda lectura. Como no hay coro, canto el Aleluya. 

Estoy proclamando el Evangelio cuando se abre la puerta de la iglesia y se produce un pequeño tumulto: están llegando Gabriel, sus padres, su abuela —que viene de Phoenix, Arizona— y su madrina. 

Termino de proclamar el Evangelio y el tumulto no cesa. Sé a qué se debe: Gabriel —ocho años viejo— padece una condición que lo agita un tantico cuando se encuentra en un ambiente no familiar y con personas muchas y extrañas. 

Termino de proclamar el Evangelio: 

—Palabra del Señor— digo. 

—Gloria a ti, Señor Jesús— contesta la congregación. Y todos se sientan. 

Algunos —curiosos— miran hacia atrás como inquiriendo por las causas del tumulto que no cesa. 

Tomo la palabra y, señalando hacia la pila bautismal destapada y hacia el cirio pascual encendido, digo: «Como veis, todo está preparado para un bautizo». 

Hago una pausa dramática. 

Luego, señalando hacia el fondo de la Iglesia, añado: «El que se agita allá al fondo es Gabriel, el bautizando, que no está cómodo. Con vuestro permiso, voy a darle la bienvenida». 

Dejo el ambón, bajo del presbiterio a la nave y —revestido con los ornamentos rojos de los mártires— recorro la Vía Sacra como una lengua de fuego. Me detengo ante la abuela de Gabriel que ha venido de Phoenix, Arizona, para obligar a sus hijos a bautizar —compelle intrare— a su nieto. Nos miramos a los ojos ella y yo y nos entendemos. Inclino un poco la cabeza ante ella  y tomo sus manos entre las mías antes de sugerir que sería mejor dejar el bautizo de Gabriel para después de la misa. Una sonrisa de Phoenix ilumina el templo. La señora hace un par de gestos que bastan para reunir a toda su parentela, toma de la mano a Gabriel, y sale al Paseo seguida de su prole. 

La misa sigue como e costumbre.

13:30

Termino de despedir —en la puerta— a la congregación reunida para la misa dominical y doy la bienvenida —en la puerta— a la sonrisa de Phoenix que trae —como el flautista de Hamelin— una congregación de niños —entre los que se encuentran Luciana y Camila— que han venido para meter a Gabriel en el agua bautismal, quiera o no quiera, para librarlo del pecado original.  

Allí mismo, en la puerta de la iglesia, hacemos las moniciones y eso. Poco a poco, como disimulando, vamos entrando en la iglesia. Poco a poco Gabriel se familiariza con el ambiente. Cuando llega el momento de derramar el agua sobre su cabeza lloriquea un poco como los niños que acaban de nacer. No pasa nada. 

Y luego presentamos a Gabriel a la Virgen del Rosario y nos despedimos dándonos muchos besos y abrazos. Y me alegran sobre todo el apretón de manos y la sonrisa que me dedica el padre de Gabriel que es un colombiano escéptico —¡oxímoron!— o algo así. 



LA TARDE


1. José María pescó antier un bonito de cuatro kilos en Alicante. Nos lo hemos zampado hoy con tomate en san Miguel. En casa de doña Nati, por más señas.

2. Tres cuartos de hora o así de siesta en honor a los santos apóstoles Pedro y Pablo. 

3. Rosarios y oraciones y lecturas. 

4. Hay que hablar con la joven vecina de san Miguel cuyo esposo sigue en el calabozo acusado —nadie sabe por quién— de haber alterado el orden durante la procesión del Corpus. 


LA NOCHE


Tengo que ir a la iglesia para cerrarla pero, antes, tengo que escribir esto. Son las 23:05 cuando acabo de escribir esto.

Diario. Sábado, 28 de junio de 2025

 San Miguel

sábado, 28 de junio de 2025


7:30

Saco una sillita a Lo Safareig y me siento para rezar aprovechando el fresquito de la mañana. 

Aún me queda tiempo para leer un par de capítulos del libro de MAQP antes de salir para San Mguel. 

9:00

Salgo para San Miguel escuchando mi selección de poemas selectos. Me detengo en el área del servicio de Elche para tomar un café con leches, un zumo de naranjas y un cruasán. 

10:00

Llego a San Miguel y corro a la casa abadía para ver si, por ventura, han acabado la gran chapuza. No, no han acabado. 

Mando a Wilder una foto de la ruina y voy a la iglesia. Saludo a Joan, me revisto y voy al confesonario porque, ayer, unos penitentes anunciaron que vendrían hoy. 

Tercia, La gracia de Cristo. MAQP. 

En La gracia de Cristo, leo la estampa que don EGM titula «Ojo negro» y en la que comenta el pasaje del juez injusto y de la viuda pelma. El juez es superinjusto, pero la viuda es tan pelma que, al final, el juez decide hacerle justicia. En las traducciones serias, suele traducirse así el razonamiento del juez: «Aunque soy superinjusto, haré justicia a esta viuda pelma, no sea que vaya a golpearme en la cara». Don EGM cita entonces al profesor Ángel Ruiz que propone una traducción más literal y graciosa: «Aunque soy superinjusto, haré justicia a esta viuda pelma, no sea que vaya a ponerme un ojo morado». 

Los penitentes que anunciaron que vendrían hoy, no han venido. Cuando vengan se van a enterar. S

11:00

Misa del Sagrado Corazón de Nuestra Doña. 

11:45

Hay cola en la sacristía para hablar con el cura. 

12:15

Los coros y los curas de San Miguel y de Los Montesinos han organizado una convivencia en el campo de Mari Luz y de Javier. Tengo que ir para allá pero no con las manos vacías. Compro unos ricos pastelitos y algunas viandas y voy para allá. 

12:45

Llego al campo de Mari Luz y de Javier. Él me ayuda a llevar las viandas a la cocina. 

Me uno a los coros para ensayar el himno del jubileo.

A eso de las dos ya hemos ensayado todos los cantos del mundo y hemos puesto en la mesa cantidades ingentes de viandas pero —como no ha llegado el arcipreste— no podemos catar nada. 

Me acerco a la cabecera de la mesa, donde se han sentado los jóvenes. 

Diego —que sabe inglés y francés y está estudiando chino y alemán— se dedica a fascinar a las muchachas escribiendo sus nombres con caracteres chinos en servilletas de papel. 

Le ruego que escriba «fonendoscopio» en chino. Él me sonríe y todas las muchachas caen, rendidas, a sus pies. 

Por fin llega el arcipreste. Lo recibimos con una cerrada ovación. Bendigo la mesa y comemos. 

A eso de las cinco me despido.Tengo que pasar por casa de doña Nati, preparar la homilía se san Pedro y San Pablo y rezar un poco. 

19:25

Doy el primer toque, preparo el altar y me siento en el confesonario. 

20:00

Misa de la Vigilia de san Pedro y san Pablo. 

20:45

Llegan Ana Isabel y Wilder con una joven y desconsolada vecina. Llora porque su marido ha sido acusado de los disturbios que se produjeron durante la procesión del Corpus y arrestado. La policía le ha dicho que es el párroco quien lo ha denunciado. Le aseguro que yo no he denunciado ni a su marido —a quien no conozco— ni a nadie porque ni siquiera estuve en la procesión. Le muestro la denuncia que puso el archidiácono para que vea que allí no se identifica a nadie. Luego le doy mi número de teléfono y me pongo a su disposición.  

Wilder y Ana Isabel me invitan a una Coca-cola y a un vaso de agua con gas en el Collie. Luego vamos a inspeccionar la chapuza de la casa abadía que ya está terminada. Decido quedarme a dormir en San Miguel. 

Luego nos sentamos en El Paseo porque hay un bonito concierto de Jazz. 

Después de un rato me despido de Ana Isabel y de Wilder porque he quedado con doña Nati, Gracia, José María para sentarnos en la puerta de su casa, como se hace en los pueblos. Desde allí se oye maravillosamente el concierto. Me invitan a un güisqui. 

Al cabo del rato llega Roberto —que ahora hace y vende pizzas— con una pizza. Poco después llega María, la joven lituana a cuya simpatía es sensible Roberto. 

Poco después me despido y me voy a la casa abadía aunque pasando por la iglesia porque doña Nati me ha hecho caer en la cuenta de que la ventana de la sacristía estaba abierta.

viernes, 27 de junio de 2025

Diario. Viernes, 27 de junio de 2025

 La Torre

viernes, 27 de junio de 2025


6:15

Salgo de La Torre para el hospital. 

7:00

Llego con tiempo de sobra para preparar la misa del Sagrado Corazón de Jesús y rezar el oficio de lectura y las laudes. 

7:40

Primera misa del Sagrado Corazón de Jesús. 

Al final me despido del doctor GL que se va unos días de vacaciones. 

Recojo todo y me siento para mirar fijamente al sagrario. 

9:00

Llega Concepción B. Charlamos, me despido y vuelvo a San Miguel. 

9:30

Abro la iglesia y voy al despacho parroquial. Viene Wilder a inspeccionar la obra del baño que es una auténtica chapuza. 

10:30

Voy al confesonario. Tercia. Un penitente. Muy bien. 

11:00

Segunda misa del Sagrado Corazón de Jesús. 

11:40

Dos penitentes. Muy bien. 

Joan quiere ver la chapuza del aseo de la casa abadía. Visita guiada a la casa abadía. 

12:00

Rezamos el Ángelus. Joan se va y yo me meto en el despacho. 

14:00

Voy a comer con doña Nati, con Samira, con Roberto y con María. 

15:00

Nos despedimos. Visita al Santísimo. 

Tengo tres horas antes de la reunión del Consejo de Evangelización, creo. 

Me da tiempo a trastear en las RRSS, rezar el rosario, sentarme ante el sagrario, hacer algunas lecturas y desinsectar el Aula de las Cucarachas, donde vamos a tener la reunión con el arcipreste. 

18:00

La reunión empieza puntualmente con el arcipreste, el párroco, Delia y Mari Luz. Belén y el archidiácono  han excusado su asistencia. 

19:45

Se levanta la sesión y vuelvo a La Torre. Paso primero por casa de doña Nati que me ha preparado una cesta de Caperucita con ensalada murciana para cenar.

De postre tomo una fresca, dulce y jugosa sandía que me regaló Ana cuando fui a llevarle la comunión. 

Escribo esto.