sábado, 14 de noviembre de 2020

La parábola de los talentos

                Si eres la más lista del cole o del pueblo ¡felicidades! 

     Si eres la segunda más lista ¡felicidades!

Si eres el último de la clase o del pueblo ¡felicidades!


Pero si eres la más lista del cole o del pueblo no te pongas tonta pensando «je, je, qué lista que soy». Porque si, siendo la más lista, te pones tonta pensando que eres muy lista te vuelves tonta por tu culpa. ¿Eres la más lista del cole? Demuéstralo ayudando al último. 

Y si eres la segunda más lista no te pongas tonta envidiando a la primera y despreciando al último. ¿Eres la segunda más lista? Demuéstralo aplaudiendo a la primera de la clase y ayudando al último de la clase. 

Y si eres el último no te pongas tonto pensando que eres tonto y lloriqueando por eso. Porque si, además de ser el último de la clase, te pones a lloriquear, te volverás tonto de remate. ¿Eres el último de la clase? No seas tonto. No te pongas a lloriquear. Aplaude a los que son más listos que tú, hazte amigo de ellos y deja que te ayuden. 

Todos nosotros, los que estamos hoy en Misa somos los últimos de la clase. 

El primero, el mejor de este colegio, es Jesús. Pegada a Él está la segunda, la Virgen María. Todos los demás —incluido el Papa— somos los últimos de la clase. 

¿Qué hace Jesús? ¿Se pone delante de nosotros diciendo «je, je, ¡qué listo que soy»? No. El primero de la clase, Jesús, está crucificado por nosotros. 

¿Qué hace la Virgen María? Pues la Virgen María acompaña a Jesús al pie de la Cruz y le regala su aplauso y cuida de nosotros. 

Y nosotros, los últimos de la clase, ¿qué hacemos? Pues estamos aquí  aplaudiendo a Jesús y a María y dejándonos cuidar por ellos. No venimos a Misa para lloriquear. Venimos a Misa para que nos cuiden Jesús, María y san José. 

Venimos a Misa para aplaudir a Jesús, a María y a san José. Los primeros de la clase. Los que, de verdad, cuidan de nosotros. Los que están empeñados en llevarnos al Cielo. 

7 comentarios:

  1. ¡Aiins, pero cuántas veces lloriqueamos (yo al menos) y nuestro lloriqueo nos impide movernos! A ver si va a ser que estamos tan a gustito en nuestra mediocridad y sintiéndonos tan, pero tan desgraciaícos. ¡Qué paciencia tienen con nosotros el primero y la segunda del cole! ¡Muchas gracias!
    Un abrazo.

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  2. ¡Magnífico!

    Abrazos fraternos del último de la clase.

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  3. si no os hacéis niños no entraréis en el Reino del cielo. Veo que lo practica y habla para niños espirituales, que con frecuencia no andamos por donde debemos.
    Gracias por marcarnos el sendero recto.
    Bendiciones

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Es usted muy amable. No lo olvide.