jueves, 21 de mayo de 2020
San Cristóbal Magallanes y compañeros mártires
La Virgen María y san José vivieron tres días de angustia buscando al Niño perdido. Cuando lo encontraron Él les diijo aquellas palabras misteriosas: «¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la Casa de mi Padre?»
En la última Cena Jesús prepara a sus discípulos para el trance amargo de su muerte. Les dice que será como un parpadeo: «un poquito y no me veréis, otro poquito y me veréis y vuestra pena se convertirá en alegría».
Las dos escenas nos sirven también a nosotros en los momentos de desconsuelo. Para un cristiano no hay pena más grande que la de no estar con Jesús ni mayor consuelo que el de estar con Él.
Dios permite a veces que los que lo aman sientan ese desconsuelo que tan maravillosamente expresó san Juan de la Cruz en el Cántico espiritual:
¿Adónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste
habiéndome herido;
salí tras ti clamando y eras ido.
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste
habiéndome herido;
salí tras ti clamando y eras ido.
Esos momentos de desconsuelo fortalecen la fe, purifican el alma de los que aman a Cristo y la preparan para unirse a Él, primero en la Cruz y luego en la Gloria.
La memoria de san Cristóbal Magallanes y de sus compañeros de martirio nos muestra una vez más la fortaleza de la fe de los que aman a Cristo y tienen puesta en Él su esperanza.
Madre Santa María, consuelo de los afligidos y único consuelo de Jesús en la Cruz, acompáñanos también a nosotros en las pruebas de la vida.
…
2020 May 21th, Thursday
Saint Christopher Magellan and companions martyrs
The Virgin Mary and Saint Joseph lived three days of anguish looking for the lost Child. When They found Him, He said those mysterious words to them, "Why were You looking for Me? Didn't You know that I should be in My Father's House?"
At the Last Supper, Jesus prepares His disciples for the bitter experience of His death. He tells them that it will be like a blink, "A little bit and you will not see Me, another little bit and you will see Me and your pain will become joy."
The two scenes also serve us in moments of grief. For a Christian there is no greater sorrow than that of not being with Jesus, and no greater consolation than that of being with Him.
God sometimes allows those who love Him to feel that grief that Saint John of the Cross so wonderfully expressed in the Spiritual Canticle:
"Where have You hidden Yourself,
And abandoned me in my groaning, O my Beloved?
You have fled like the hart,
Having wounded me.
I ran after You, crying; but You were gone."
Those moments of grief strengthen faith, purify the souls of those who love Christ and prepare them to join Him, first on the Cross and then in Glory.
The memory of Saint Christopher Magellan and his companions in martyrdom shows us, once again, the strength of faith of those who love Christ and have their hope in Him.
Holy Mother Mary, consolation of the afflicted and the only consolation of Jesus on the Cross, may You also be our comfort in the trials of life.
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