domingo, 6 de octubre de 2024

Diario. Domingo, 6 de octubre de 2024

 San Miguel de Salinas

domingo, 6 de octubre de 2024


8:10

Abro la iglesia.

Oficio de lectura y laudes. 

8:55

Vuelvo a la casa abadía y desayuno con un cruasán que me regaló ayer doña Nati. 

9:30

Salgo para Torremendo. 

10:00

Primera misa. Hoy empieza la catequesis y han venido los niños. 

Después de misa introduzco la catequesis recordando cómo se entra y cómo se está en la iglesia y haciendo a los niños algunas preguntas dificilísimas. Luego me despido y los dejo con Yoli. 

11:10

Llego a la casa abadía. 

Empiezo la lectura de «La felicidad donde no se espera», un comentario a las bienaventuranzas de Jacques Philippe. 

Sigo con la lectura del Evangelio según san Juan. 

Repaso mi librito de Patrología. 

Sexta.

12:15

Voy a la iglesia. 

Saludo a Teresa, a Joan, a Laura y a Samael que me va a ayudar a  misa. 

Un penitente pide confesión. 

12:30

Segunda misa. 

Después de misa hay un bautizo. Mientras salgo a la puerta para despedir a la congregación, el archidiácono empieza con el bautismo. 

13:45

Recojo a doña Nati y vamos a casa de Heidi y Armin. Han venido a pasar una semana con ellos su hijo, Alex, su nuera, Ching y su nieta Anuk que tiene cinco años y habla alemán y chino. Doña Nati y yo decidimos hablarle en chino para practicar un poco. Cuando Armin se dispone a hacernos una foto de familia, digo kartoffel y nadie se ríe. Venzo la tentación de explicarles el chiste en chino. 

16:45

Dejo a doña Nati en su casa. 

Visita al Santísimo. 

Me siento ante el sagrario. 

Misterios gloriosos paseando por los altares laterales. 

17:45

En mi nuevo Mc abro un archivo nuevo y lo titulo «Libro de misas». El anterior se perdió con todo lo demás. Anoto las misas y las intenciones de octubre hasta el día diez. 

Actualizo las cuentas parroquiales. 

Sigo con la reconstrucción del documento titulado: «Meditaciones sobre el Evangelio de San Juan». 

18:45

Releo el artículo de Ricardo Calleja publicado en «El Debate» e intitulado «Esto no va del Opus». La experiencia enseña que las campañas de difamación contra la Iglesia producen siempre lo que nosotros, los expertos en evangelización de toda la vida, llamamos «el efecto Job» de tal modo y manera que la fortalecen y la acrecientan más y más. Esto se debe, ante todo, a que la paciencia de los difamados —unida a su oración, a su trabajo y a su buen humor— atrae la mirada serena y bondadosa del Altísimo que no tarda en hacer brillar en ellos aquella bienaventuranza que el Divino Maestro dedicó a los sufridos declarando que poseerían la tierra. 

Trasteo un poco en las RRSS. Encuentro allí a la Krupskaya, con su meritoria denuncia del antisemitismo; a Arquilatría, a Miguel Ángel Quintana Paz… Leo un hilo adolorido, pero no amargo, de FJ Bronchalo y copio esto: «¿Lutero rompía? Ignacio inventaba los ejercicios espirituales y hablaba de conversión». 

Dejo las redes esas y lanzo las otras: Vísperas. Me quedo con esto: «Oráculo del Señor a mi Señor: / “Siéntate a mi derecha / y haré de tus enemigos / estrado de tus pies”». 

Arrebatado por un imperioso deseo de estirar las piernas, vuelvo a la iglesia. El Paseo está desierto, la iglesia también. Hago una breve plegaria ante la imagen de la Virgen del Rosario y me pongo a recoger cosas: dos velas que alguien ha dejado en un rincón, una bolsa con dos cojines que alguien ha dejado en un banco y un ventilador que alguien ha desenchufado y ha castigado poniéndolo de cara a la pared cabe el altar de la Virgen del Carmen. Cuando voy a enchufarlo veo que tiene una clavija del enchufe, pero no la otra. Colijo que alguien lo ha desenchufado dando un tirón al cable. Lo guardo en la torre del campanario con la esperanza de que Iván —el belga— pueda repararlo. 

El Paseo sigue desierto. Voy a casa de doña Nati para asegurarme de que no soy el único ser humano vivo en el pueblo. Doña Nati me dice que acaba de llegar de su partida de parchís. Samira aún no ha vuelto. Nos sentamos para charlar. Yo con un vaso de agua del aljibe y ella a palo seco. Me cuenta que el hermano de Samira se ha caído y han tenido que darle unos puntos en el codo. Hablamos de otras cosas. La veo algo preocupada por la situación financiera y por el cambio climático que afectan negativamente a sus plantaciones en el Senegal. Intento animarla con un discurso sobre las ventajas del calentamiento global. Es un discurso que tengo muy elaborado. Creo que consigo mi objetivo porque, cuando llega Samira y nos despedimos, me regala una botella de vino. ¿Fidencio? Sí, Fidencio. 

Vuelvo a la iglesia, hago la última visita al Santísimo, apago dos ventiladores que alguien se ha dejado encendidos, apago las luces, compruebo que no hay nadie escondido en el confesonario y cierro las puertas.

Son las 20:15 cuando vuelvo a la casa abadía. En El Paseo —iluminado por la luz anaranjada de las farolas que compite con la pálida luz azul crepuscular— dos niños juegan: hablan en árabe. 

Juzgo que ha llegado el momento de prepararme una cena ligera y me zampo el otro cruasán que me regaló ayer doña Nati. 

Juzgo que ha llegado el momento de recapitular el día y me siento  ante mi Mc. Dejo que mi mirada recorra la mesa —brillante porque la limpié con un limpiador jabonoso—, que se pose sobre la estantería polvorienta, que se demore sobre los dos libros que están junto a mi Mc, a saber: «Las Moradas» y «La felicidad donde no se espera». No necesito más para empezar a divagar recapitulando el día. 

Creo que todo el día puede recapitularse en el voto de Jacques Philippe de que… ¿Voto? Sí, voto:  «5. m. Ruego o deprecación con que se pide a Dios una gracia» y «8. m. deseo.».¡Gracias! De nada, ¿puedo seguir? ¡Oh sí, por favor, ardo en deseos de escuchar ese voto! Pues, como iba diciendo, creo que todo el día puede recapitularse en el voto de Jacques Philippe de que «cada cristiano difunda el perfume del Evangelio, perfume de paz, de dulzura, de alegría y humildad». En francés suena mejor. Quizá sea porque la voz de la IA que traduce en Google, es la voz de una muchacha. 

Por curiosidad, pido a Google que me lea esa misma frase en español. Me da la risa. No por el voto sino por la voz de la IA en español.

2 comentarios:

Es usted muy amable. No lo olvide.