San Miguel de Salinas
viernes, 2 de mayo de 2025
5:00
Me despierto.
Oficio de lectura y laudes.
6:30
Abro la iglesia, enciendo las luces y salgo para el hospital. La campiña está envuelta en tinieblas.
7:00
Me da tiempo a preparar el altar y a sentarme para mirar fijamente al sagrario.
7:40
Primera misa. Memoria de San Atanasio.
8:30
Salgo para San Miguel pasando por la azotea del hospital.
9:00
Voy al despacho. Hay que poner orden el las cuentas y en los papeles.
10:00
Tercia.
Vuelvo al papeleo.
Lectura del I Libro de Samuel.
Vuelvo al papeleo.
Lectura del Evangelio.
11:00
Correo y WhatsApp.
Hay que cerrar las cuentas de abril.
12:00
Ángelus.
Conferencia de Miguel Anxo Bastos.
Termino de leer de El loco de Dios en el fin del mundo.
Lectura de Alma, de Manuel Machado. Cuando leo
Pierrot y Arlequín
mirándose sin
rencores
imagino y comprendo la irritación de Unamuno ante ese poema juguetón, musical y chispeante.
14:00
Voy a comer a casa de doña Nati.
15:00
Visita al Santísimo.
Misterios dolorosos.
15:45
Salgo para Torremendo.
Recojo el correo.
Voy a ver a Caridad, no abre. La llamo por teléfono, no contesta.
17:15
De vuelta a San Miguel encuentro a Teresa dando catequesis. Me uno a ella.
17:45
Vuelvo al despacho.
Veo el programa diocesano De par en par.
18:20
Vísperas.
18;35
Me siento para escuchar una piadosa meditación.
19:10
Mensaje de Teresa: que ya han venido Irene y su madre. Voy a la Iglesia para preparar la ceremonia de la primera comunión de Irene que será mañana. Primera confesión de Irene. Muy bien.
Mientras Teresa prepara el altar para el funeral por el Papa, me siento en el confesonario.
20:00
Funeral por el Papa con organista, con homilía y todo. En la homilía dedico una cariñoso recuerdo a Jordi Évole que debe de estar llorando al Papa y rezando mucho por su alma.
20:52
Voy a salir para Más y Más pero el Ferrari del archidiácono bloquea mi garaje.
Llamo al archidiácono que no tarda en venir y en dejar expedita la salida.
21:05
Terminada la compra en Más y Más, me dispongo a volver a casa pero la llave de contacto de mi Lamborghini —aparcado en el garaje de Más y Más— no gira, empieza a sonar la alarma antirrobo mientras las luces se enciende y se apagan.
Llamo a Bruno.
Que viene en cinco minutos.
Llega en cinco minutos y sentencia: «La llave no gira. Inútil tratar de meter aquí una grúa. Vendré mañana y le haré un puente, como hacen los ladrones, para llevarlo al taller. Despídase del coche hasta el miércoles, por lo menos».
Nos despedimos como amigos. Él se lleva las llaves del coche y yo me llevo la compra y vuelvo a casa caminando.
Ya en la casa abadía, me preparo una cena ligera y escribo esto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Es usted muy amable. No lo olvide.