sábado, 25 de abril de 2020

Parroquia en estado de alarma (9)

sábado, 25 de abril de 2020
Amanece. ¡Ay de mí que no puedo contemplar desde la plaza la salida del sol de la que habla Álvaro Galmés! Puedo, sí, asomándome a la calle que llaman “del mar” entrever la agonía de las sombras que por allí se arrastran.
Oficio de Lecturas de san Marcos. Himno O vir beate y Te Deum porque es fiesta. 

Hay que mirar fijamente al sagrario durante media hora. 

Laudes. Himno Mentibus laetis tua festa y Benedictus.

Oficio de Lecturas de san Marcos. Himno O vir beate y Te Deum porque es fiesta. 

En la Epifanía de 1834 Newman predicó el sermón titulado La gloria de la Iglesia cristiana. No es un sermón corto: ocupa once páginas. ¿Que qué me ha parecido? Pues farragoso. 

Tercia. Himno Iam surgit hora tertia

Leo en el capítulo XV del Ceremonial de los obispos lo que se refiere a la bendición de una nueva fuente bautismal. ¿Leo, ya que estoy, el siguiente capítulo que va de la bendición de la Cruz? Vacilo. Miro la hora. No.

Anoche murió Miguel. Me llaman para confirmar que el entierro será a la una. Recuerdo que di la unción de enfermos a su madre y a su esposa. Descansen los tres en paz. 
Me llaman para decirme que ha muerto Lorenzo. El entierro será mañana en Torremendo. 
Me llama don Jose Luis Satorre desde Orihuela. Que si puede hacer el entierro de mañana porque es amigo de la familia. Y claro que que sí. Descanse en paz Lorenzo. 

Hay que preparar el altar, el ambón, el libro de la sede, los ornamentos rojos y la homilía. 

A las doce misa. Hay que ofrecerla por Miguel. 

A la una entierro. Llueve y hay llanto. Bendigo la sepultura y rezamos un responso. 

Hay que recoger la comida que doña Nati ha preparado para Simon y llevársela a Simon. 

Hay que comer. ¡Viva doña Nati que ha preparado algo para mí!

Hay que escribir la homilía y traducirla al inglés porque ayer David O' Mahoney me dejó un mensaje en Facebook que decía: “As there are a lot of English speaking parishioners, would it be too much to ask to have an English translation? Even occasionally would be nice in the spirit of inclusivity.”
¡Viva Irlanda!

Misterios gozosos. 

Hay que ir a la iglesia para gozar mirando al sagrario durante media hora. Fijamente, claro. De paso hay que tirar la basura. 

Hay que buscar una partida de bautismo. No aparece el libro de bautismos. Llamo a Teresa. Que el libro está en Torremendo desde la visita pastoral. Mañana habrá que ir a Torremendo. 

¿Qué hay hoy de La luz del sol? Pues la hora tercera, luz penetrante, que pasa del anaranjado al amarillo. Es la hora de Musia. Los que ya hemos cantado los Laudes podemos pasar al breakfast room. El autor nos guía hasta el Sir John Soane's Museum (13 Lincoln's Inn Fields) donde el arquitecto del Banco de Inglaterra se ingenió un alambique solar para disfrutar de esa tercera hora en la que los fantasmas han huido y toca periódico y mermelada de naranja (amarga, a ser posible). Yes sir. 
Ahora la luz es tiempo que se piensa. (Octavio Paz citado por A.G.)

Dejo La luz del sol y tomo mi tablet. Toca rezar Vísperas, ya revestidos para la Cena del Cordero. 

Trigésima séptima homilía en una iglesia vacía

sábado, 25 de abril de 2020
San Marcos

Si hoy no estuviéramos celebrando la fiesta de san Marcos, habríamos seguido leyendo el discurso del Pan de Vida en el evangelio de san Juan. 
Pero estamos celebrando la fiesta de san Marcos, uno de los cuatro evangelistas con san Mateo, san Lucas y san Juan. 
No formaba parte del grupo de los doce apóstoles pero conoció a Jesús y fue una especie de secretario de san Pedro. 
Era primo de san Bernabé y, con él, acompañó a san Pablo en el primer viaje misionero. Se ve que no pudo aguantar el ritmo de san Pablo y decidió volverse. A san Pablo eso no le sentó muy bien y cuando iba a emprender su segundo viaje no quiso llevarlo consigo. 
Esto nos puede pasar a todos: alguien nos decepciona y le ponemos una etiqueta que dice «con este no se puede contar». O, al revés. Tenemos un fracaso, decepcionamos a los demás y nosotros mismos nos ponemos la etiqueta: «no valgo para nada».
Lo bueno de la historia de Marcos es que, aunque decepcionó a san Pablo, no decpcionó a Dios. Su primo Bernabé siguió confiando en él y para san Pedro fue como un hijo. Acompañando al príncipe de los apóstoles oyó su predicación y escribió el más breve de de los cuatro evangelios. Esta mañana el Papa Francisco nos ha puesto deberes: leer el evangelio de san Marcos que es muy cortito. 
Pero aún hay algo mejor en esta historia de san Marcos. No solamente no decepcionó a Dios sino que el mismo san Pablo, preso en Roma, en la carta a Timoteo pedía que le mandasen a Marcos porque le era de gran ayuda. 
Los únicos que nunca discuten son los que nunca trabajan juntos, los que no se hablan ni se tratan. En la familia, en la Iglesia y entre amigos puede haber discusiones pero si todos tenemos el corazón puesto en lo que importa, en Cristo y en el anuncio del evangelio, no decepcionaremos nunca a Dios y todo acabará bien. 
Santa María: te llamamos, con razón, Reina de los Apóstoles. Ayúdanos a cumplir con esa misión que tu Hijo nos ha encomendado de llevar el evangelio en el corazón y en los labios para que donde haya un cristiano sea alabada la Santísima Trinidad. 

...

2020 April 25, Saturday
Saint Mark

If today we were not celebrating the feast of Saint Mark, we would have continued reading from the Gospel of Saint John, the Bread of Life speech.
But we are celebrating the feast of Saint Mark, one of the four evangelists with Saint Matthew, Saint Luke and Saint John.
Saint Mark was not part of the group of the twelve apostles but he knew Jesus and was a kind of secretary to Saint Peter.
He was a cousin of Saint Barnabas and, with him, he accompanied Saint Paul on the first missionary journey. Apparently he could not bear the stress of following Saint Paul and decided to turn back.That let Saint Paul  down and, when he was about to undertake his second journey, Saint Paul did not want to take Mark with him.
This can happen to all of us: someone disappoints us and we put a label on that person which says "you can't count on this one." Or vice versa. We have a failure, we disappoint others and we put a  label on ourselves: "I'm useless."
The good thing about Mark's story is that, although he disappointed Saint Paul, he did not disappoint God. His cousin Barnabas continued to trust him and for Saint Peter he was like a son. Accompanying the prince of the apostles he heard his preaching and wrote the shortest of the four gospels. This morning Pope Francis has given us homework: to read the Gospel of Saint Mark, which is very short.
But there is still something better in this story of Saint Mark. He did not disappoint God and, furthermore, when Saint Paul was imprisoned in Rome,  he wrote a letter to Timothy asking that Mark should be sent to Rome because he was of great help to him.
The only ones who never argue are the ones who never work together, those who don't talk or relate to each other. There can be discussions in the family, in the Church and among friends, but if we all have our hearts focused on Christ and on the proclamation of the gospel, we will never disappoint God and everything will end well.
Holly Mary, we call you Queen of the Apostles. Help us to fulfil that mission your Son has entrusted us: to carry the gospel in our hearts and on our lips so that, where there is a Christian, the Holy Trinity will be praised.

viernes, 24 de abril de 2020

Parroquia en estado de alarma (8)

viernes, 24 de abril de 2020

Amanece exactamente como lo dice Álvaro Galmés en «La luz del sol». Hoy, en los rosados dedos de la aurora, percibo esa luz vacilante que lava las tristezas del corazón, y no sé en que manera le despierta a pensamientos divinos, antes que se ahogue en los negocios del día. (Fray Luis de León citado por A.G.)

En el oficio de Lecturas seguimos leyendo el Apocalipsis.
Para que los negocios del día no ahoguen el corazón hay que mirar fijamente al sagrario durante media hora. 

Laudes. Himno Aurora lucis

Hoy el sermón de Newman es el que predicó —magnífico— en la fiesta de la Circuncisión del Señor (1 de enero de 1831).
Jesús se sometió a la Ley de Moisés y a las costumbres de su pueblo. Los apóstoles «ni abandonaron los ritos judíos ni obligaron a hacerlo a quienes estaban acostumbrados a ello. La costumbre fue una razón más que suficiente para conservarlos». De ahí toma pie Newman para exhortar a sus oyentes a «conservar las formas externas de lo religioso (…) aunque en sí mismas sean indiferentes o no tengan origen divino». Y a quienes preguntan por qué habríamos de someternos a una costumbre que no ha sido impuesta por Dios contesta que la Biblia nos revela lo que hemos de creer, porque se trata de algo sobrenatural; que las materias del deber moral nos son reveladas por la conciencia y la razón guiadas por Dios y que lo relacionado con las formas externas se nos manifiesta mediante la tradición y la costumbre «que nos obligan a aceptarlas aunque no lo mande la Escritura». Los que claman por un culto «más espiritual» frecuentemente acaban aboliendo el culto del mismo modo que los que se resisten a orar en tiempos determinados acaban no orando en absoluto. Nuestras prácticas y ceremonias no solamente ejercen influencia en nosotros por el uso continuado, además son «figuras de verdades preciosas del evangelio» y «poseen una nota de sacramentalidad». Por eso «debemos guardadrnos de quienes (…) induciéndonos a dejar de lado nuestros ritos, lograrán que abandonemos del todo nuestra esperanza cristiana». También en esto se comprueba que, a menudo, una aparente mejora teórica «se convierte en una locura practica». 

Nada mejor que el sermón de Newman para lanzarse con entusiamo a la lectura del capítulo XIV del Ceremonial de los obispos que trata de la bendición del cáliz y la patena. 

Hay que preparar el altar, la sede, el ambón y la homilía. Hoy comienza el discurso del Pan de Vida que iremos leyendo hasta el sábado de la III semana. Haré la memoria de san Fidel de Sigmaringa de quien la monición de entrada destaca la «caridad exquisita con los calvinistas de Suiza». ¿Intenciones de Misa? Ana me ha pedido que la ofrezca por sus difuntos padres: Ana y Fidel. Tomo nota. Además hoy es el cumpleaños de Jorge. 

A las doce, misa de doce. 

Después de Misa, Teresa me ha recordado que hoy se cumplen tres meses de la muerte de mi hermano. Fue el mismo día en que ella se rompió la muñeca y por eso no se le olvida. Hay que preparar dos bolsas de Cáritas y escribir y publicar la homilía de esta mañana. Luego habrá que comer algo. 

A las tres Tercia

Misterios dolorosos.

Veamos el capítulo II de La luz del sol. 
La segunda hora, la más corta del día empieza cuando el sol ha salido por el horizonte y el que lo ha visto se queda pasmado aunque lo haya visto mil veces porque siempre es distinto y porque «uno tiene la impresión de no haber visto el nacimiento del día sino el de todo el universo». 

Media hora mirando fijamente al sagrario. 

Vísperas. Magníficat

Trigésima sexta homilía en una iglesia vacía

viernes, 24 de abril de 2020
Viernes de la II semana de Cuaresma

Comenzamos hoy la lectura del discurso del Pan de Vida que continuará hasta el sábado de la semana que viene. 
Jesús sube con sus discípulos a una montaña y se sienta allí para descansar con ellos. Pero, en seguida, levantando los ojos y viendo que se acerca mucha gente, se prepara y prepara a sus discípulos para dar a cada uno su alimento. Jesús está bien con sus discípulos y ellos están bien con Él. Pero, cuando aparece más gente, Jesús ensancha su corazón para los que llegan y quiere que sus discípulos aprendan a hacer lo mismo. 
Aparece por allí un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces. Es bien poca cosa para una multitud pero a Jesús le basta. 
Toma la ofrenda, pronuncia sobre ella la bendición y empieza a repartir el alimento que, milagrosamente, no solo alcanza a todos sino que sobra lo suficiente como para llenar doce cestos. 
Con este milagro Jesús no instituía la Eucaristía pero la anunciaba. Del mismo modo que cinco panes y dos peces en sus manos habían bastado para saciar a la multitud, el pan y el vino en sus manos iban a convertirse en alimento de vida eterna.
El Papa hablaba esta mañana del deseo de Jesús de estar con la gente, con su Iglesia. Es un deseo muy fácil de entender. ¿Qué padre no quiere estar con sus hijos? ¿Quién no quiere estar con sus amigos? Pero es un deseo que solamente tiene el que ama. Quien no ama a nadie no desea la compañia de nadie. 
El amor que Jesús nos tiene no se echa atrás ante los obstáculos. Para estar con aquella gente que lo buscaba multiplicó los panes y los peces. Para estar con nosotros instituyó la Eucaristía. 
Ójala nuestro amor por Jesús y por nuestros hermanos sea tan fuerte que nada, ni la muerte, nos aparte de Él ni de ellos. 
Ójala nuestro amor por Jesús sea tan fuerte como el que llevó a la virgen a estar con su Hijo al pie de la Cruz. 
...

2020 April 24, Friday
Friday of the second week of Lent

Today we begin the reading of the Bread of Life speech that will continue until Saturday of next week.
Jesus goes up with his disciples to a mountain and sits there to rest with them. But, immediately, looking up and seeing that many people are approaching, He prepares Himself and prepares his disciples to feed everyone. Jesus feels comfortable with his disciples and they are  comfortable with Him. But when more people appear, Jesus widens his heart for those who come, and wants his disciples to learn to do the same.
Then, a boy appears with five barley loaves and two fish. It is very little for a crowd but it is enough for Jesus to work the miracle.
He takes the offering, pronounces the blessing on it, and begins to distribute the food that, miraculously, not only did it feed everyone but there were twelve full baskets left over.
With this miracle Jesus did not institute the Eucharist but announced it. In the same way that five loaves and two fish in his hands had been enough to feed the crowd, the bread and wine in his hands were going to become food for eternal life.
The Pope spoke this morning of Jesus' desire to be with the people, with his Church. It is very easy to understand that desire. What parents would not want to be with their children? Who doesn't want to be with their friends? But it is a desire that only those who love have. A person who has not love to give would not want company.
The love that Jesus feels for us does not back down in the face of obstacles. To be with those people who were looking for Him, he multiplied the bread and the fish. To be with us He instituted the Eucharist.
May our love for Jesus and for our brothers be so strong that not even  death separates us from them.

Hopefully our love for Jesus will be as strong as the one that led the Virgin to be with her Son at the foot of the Cross.

jueves, 23 de abril de 2020

Horas non numero nisi serenas

jueves, 23 de abril de 2020

Horas non numero nisi serenas.

Hoy sí, por fin, el caprichoso abril nos regala un cielo puro surcado solamente por el vuelo de las tímidas y alegres avecillas etc. 
14° C
Viento del Noroeste a 12 Km/h
En la plaza siguen los trabajos de reforma pero no hay ruido.

Por un tuit de manoletux me entero de que ha muerto Marcos Mundstock. Descanse en paz. 

A las nueve y media abro la iglesia y… Exacto: hay que mirar fijamente al sagrario durante media hora. Esclerocardia. 
Ad Officium lectionis. Hymnus Hic est dies. Lectio prior de libro Apocalypsis.
En la plaza los trabajos de reforma se han vuelto, otra vez, ruidosísimos. 

En el Ceremonial de los obispos leo lo que se refiere a la bendición de un altar móvil. Tomo nota porque me parece que a estos altares no se les dedica la atención que merecen. Aunque sean móviles no dejan de ser altares dedicados permanentemente al sacrificio eucarístico y, si no se dedican, deben, al menos, bendecirse. (972-983)

Ad Laudes matutinas. Himno Aurora lucis.

Hay que felicitar a los nueve Jorges que conozco (uno ya difunto) y unir en el altar sus intenciones a la mía. Hoy además cumpliré el encargo especial de un paterfamilias que pide oraciones por sus hijos: Ignacio, María, Cristina, Carmen, ÁlvaroJosemaría, Fernando y Gracia. Sin olvidar a mi tía M que ayer se encomendaba a mi oración llorando un poco y pidiéndome muchas disculpas por haber llorado un poco. 

Cita con Newman:
Recordamos con nostalgia la inocencia de nuestra primera infancia que, sin embargo, dura un instante. «Solo mientras permanece inactivo es como el agua tranquila en la que se refleja el cielo». Pero el niño tiene que crecer. «Por tanto, no debemos lamentar que los años de la infancia hayan pasado». En realidad «lo que éramos de niños es un barrunto, un presagio santo, dado para nuestro consuelo (…) una profecía del bien que nos espera, una muestra de lo que tendremos, multiplicado, en el cielo», de lo que Dios hará con nosotros si rendimos «el corazón a la guía del Espíritu Santo». (Del sermón se 1833 en la fiesta de los Santos Inocentes)

Hay que preparar el altar, el ambón, la sede y la homilía. Me llama Ignacio B: «¡Padre! ¿Cómo hago para ver la misa?». Le mando el enlace de Vega Fibra. 
A las doce y media Círculo por Skype. 

A las tres y media hay que escribir la homilía de la mañana y publicarla en el blog. Ya está. Me piden un certificado. Ya está. Hay que escribir a un amigo. Ya está. ¿Qué más? ¡Ah sí! 
A las cinco y cuarto videoconferencia con un artista del diseño para tramar el diseño de un altar portátil. Ya está. 

Hay que mirar fijamente al sagrario durante media hora. 
A las siete menos cuarto suena el teléfono. Que me traen un libro y que dónde estoy. Que la iglesia. Recojo el libro. ¿Lo desempaqueto? No. Misterios luminosos. Hora Nona. 

A las siete y media vuelvo a casa. ¿Qué tal si me hago un té? ¡Buena idea! 

Muy bien. Veamos ahora el libro. ¡Hum! ¡Que bonita edición de Pre-Textos! ¿Número de páginas? 283. ¿Peso aproximado? 400 g. ¿Tamaño? En pulgadas 8x13. ¿Título? La luz del sol. ¿Autor? Álvaro Galmés Cerezo. ¿El famoso arquitecto? El mismo. Y ¿de qué va? Pues no lo sé. Veamos. 
El autor lo explica en el prólogo. Va de «los efectos que la luz suscita en el ánimo». ¿Lo de Kandisnky con los colores? No sé. Supongo que algo así. Dice que el libro se divide en doce capítulos subdividos en una «Hora» y una «Mirada». Si leo un capítulo al día lo terminaré el sábado cuatro de mayo. 
A ver la Hora Primera. 
«Hay instantes en los que un espíritu sensible (…) advierte una regresión momentánea. Entonces le parece que el día oscila como la llama de una vela hacia el lado de la luz o que regresa de nuevo hacia la noche» Porque por la mañana, aunque todavía no hay sol, ya hay sin embargo, claridad (Gava). Y como «el sol por las mañanas ha de tomarse su tiempo para decidir si sale o no» así, en esa hora, «nuestros sentidos se renuevan poco a poco olvidando el letargo nocturno». Y no solo los sentidos porque también, a esa hora el pensamiento «todavía pertenece a la esfera de lo nocturno». Es la Hora Primera, en la que el aire se serena / y viste de hermosura y luz no usada, «un ofrecimiento sin más, una invitación a la vida todavía no aceptada por completo». Pero una invitación que lava las tristezas del corazón, y no sé en qué manera le despierta a pensamientos divinos, antes que se ahogue en los negocios del día (Fray Luis de León).
Son las nueve de la noche y ya estoy deseando que amanezca para volver a experimentar esa asombrada perplejidad del corazón en la primera hora de la que nadie me había dado razón hasta hoy. ¡Qué bien!

Trigésima quinta homilía en una iglesia vacía

jueves, 23 de abril de 2020
Jueves de la II semana de Pascua

Hace unos meses conocí por las redes a un sabio que, en seguida y aunque nunca nos hemos visto, me ofreció su amistad. 
Hoy este amigo escribía en en un tuit: «La buena nueva del cristianismo se reduce a dos enseñanzas fundamentales: “amaos los unos a los otros” y “no tengáis miedo” porque la muerte no es el final».  Ese mismo amigo suele decir —y tiene razón— que en un tuit, en unas pocas líneas, no se puede matizar todo.
El mandamiento nuevo: «que os améis unos a otros como yo os he amado» queda para siempre como el resumen de toda la moral cristiana y como el signo por el que conocerán que somos discípulos de Cristo. ¿Cómo podrá anunciar el Evangelio quien no viva este mandamiento nuevo? Así que, ciertamente, aquí tenemos una luz para revisar si nuestra fe está viva por la caridad. 
Y el «no tengáis miedo» tiene que ver con la esperanza. Porque tampoco sería auténtica la fe en Cristo que no fuera, al mismo tiempo, esperanza de vida eterna. Por eso apena un poco encontrarse con personas que comulgan a diario y que, si les preguntas sobre su esperanza en la vida eterna te contestan con un poco de tristeza: ¡algo habrá! 
De modo que sí, mi amigo tiene razón: la fe no es auténtica si le faltan la caridad y la esperanza.
Pero cuado los apóstoles comienzan a predicar ¿qué anuncian? ¿Cuál es el primer anuncio? Pues es este: «El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. Dios lo ha exaltado con su diestra, haciéndolo jefe y salvador, para otorgar a Israel la conversión y el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que lo obedecen». 
No empiezan con una exhortación moral diciendo «amaos los unos a los otros». Eso llegará. Tampoco empiezan con una exhortación a la esperanza. También eso llegará. Empiezan anunciando a Cristo y llamando a la conversión.
Para predicar diciendo «amaos los unos a los otros y no tengáis miedo porque la muerte no es el final» no hace falta un gran valor y ni siquiera una gran caridad. Hasta el más canalla puede hablar de amor mutuo y hacer promesas de vida eterna con la aprobación y el apluso de todos. En cambio, para predicar a Cristo resucitado como Salvador y para llamar a la conversión hace falta en nosotros un cambio radical que —como explicaba el Papa esta mañana— es el que se produjo en Pedro después de Pentecostés.
Pedro siempre había amado a Jesús y sin embargo lo negó tres veces. Jesús resucitado le dirá: «Pedro, yo he rogado por ti para que tu fe no desfallezca, confirma a tus hermanos». Ahora Pedro será más humilde, más misericordioso, pero también más audaz para anunciar no una moral «sed buenos» sino un acontecimiento del que él es testigo: «Cristo ha resucitado». Y al que le pregunte «¿qué debo hacer?» le dirá que se bautice para que se le perdonen los pecados. 
Por intercesión de la Virgen pedimos la audacia de anunciar también hoy el Evangelio.

miércoles, 22 de abril de 2020

Parroquia en estado de alarma (7)

miércoles, 22 de abril de 2020

Oficio de Lecturas. El himno Hic est dies verus Dei en una versión preciosa del rito ambrosiano. Sigue la lectura del Apocalipsis.
Laudes. Himno Aurora lucis rutilat de Orlando de Lassus. 

Cita con Newman:
En El amor a los parientes y amigos (27 diciembre 1831, fiesta de san Juan Evangelista) dice Newman que ese amor «es la rama natural en la que se injerta un fruto espiritual». Jesús hizo amigos. «Juan tuvo el indecible privilegio de ser amigo de Cristo. Así aprendió a amar a los demás.». El discípulo a quien Jesús amaba fue también, y no por casualidad, aquel que recibió a María como madre y el que luego exhortaba cariñosamente a sus discípulos: «Queridísimos: amémonos unos a otros, porque el amor viene de Dios». Newman advierte del peligro que corre el hombre independiente, sin lazos ni obligaciones, «que no tiene que consultar con nadie para ponerse cómodo», y hace un elogio del matrimonio que «no solo reclama los sentimientos más tiernos y delicados  de nuestra naturaleza sino que debe ser, poco más o menos, un estado de abnegación» y, así, resulta ser «el estado más favorable para el ejercicio de las virtudes cristianas». 
A las doce, Misa funeral por la tía Josepi. Luego charlo largamente con Teresa. Me cuenta que el Papa ha dicho esta mañana que hay cristianos que viven en la oscuridad como los murciélagos. Me da la risa. 

A la una escribo y publico la homilía en el blog. 

Hay que ponerse a mirar el sagrario fijamente durante media hora. 
Nona. Himno Haec hora, quae resplenduit.

Buena noticia: ha nacido rollizo y sano el hijo de Angelita. Felicito a sus abuelos. Lo llamarán —o ya lo llaman— Marcos. ¡Viva Marcos!

Misterios gloriosos. 

Vísperas. Himno Ad cenam Agni providi

Trigésima cuarta homilía en una iglesia vacía

miércoles, 22 de abril de 2020
Miércoles de la II semana de Pascua
Funeral de la tía Josepi

Ayer, después de la misa de doce, me comunicaron la muerte de mi tía Josefina. En la familia la llamamos «tía Josepi». 
Quisiera pediros que hoy en la parroquia nos unamos a la oración y a la pena de sus hijos, de su hermana, la tía Maribel de sus nietos y de sus sobrinos.

Precisamente celebramos su funeral en miércoles, el día dedicado a san José. Aunque hoy se me ha olvidado hacerlo, los miércoles, antes de la misa, encendemos una vela junto a la imagen del santo patriarca que es patrono de la buena muerte. 
La tía Josepi no solamente le tenía devoción por haber sido puesta bajo su protección desde el bautismo; además, se parecía a él en la fortaleza, en la humildad, en la ternura sin tonterías —llevaba en sus venas sangre vasca y navarra— y, lo que es más importante, se parecía a san José en la fe y en el amor a Jesús y a María. 
Recuerdo que hace treinta años, cuando yo estaba recién ordenado como sacerdote, me llamó para decirme que quería dar catequesis a uno de sus nietos y que necesitaba un catecismo. Le mandé el que acababa de publicar para los niños la Conferencia Episcopal que por entonces parecía muy moderno y volvió a llamarme. Me dijo: «Javier, yo con ese catecismo no me aclaro». Le confesé que tampoco yo me aclaraba mucho con él y que en la catequesis me dedicaba a contar a los niños historias de los patriarcas, de los profetas, de la vida de Jesús y de las vidas de los santos. 
No sé cómo acabaría esa catequesis y ni siquiera sé a cual de sus nietos iba dirigida pero estoy seguro de que, mejor que cualquier catecismo, la tía Josepi, con su vida, nos ha hablado de Jesús, María y José.
Cada vez tenemos en el Cielo más amigos que nos animan a vivir con alegría —los cristianos la llamamos «esperanza»— incluso en medio del dolor. Cuando vivían entre nosotros eran —como dice el Papa Francisco— los santos de la puerta de al lado. No lamaban la atención. Vivían escondidos en Dios. Ahora brilla para ellos la luz perpetua.
San José —como suelen pedirte las Hermanitas de los Ancianos desamparados, esas religiosas santas— ¡lúcete! 
Santa María, que tu alegría nos lleve a estar siempre alegres con Jesús y contigo. Que tu alegría sea nuestra esperanza. 
Descansa en paz, querida tía, pero no te duermas en el Cielo que aquí aún estamos peleando y necesitamos tu ayuda. 

martes, 21 de abril de 2020

Parroquia en estado de alarma (6)

martes, 21 de abril de 2020
S. Anselmi, Episcopi et Ecclesiae Doctoris

8:45-13:00
El suelo está mojado y el cielo está nublado. En la plaza siguen los trabajos de reforma. La veleta apunta al Noroeste.
Hay que mirar fijamente al sagrario durante media hora. 

En el Oficio de Lecturas seguimos con el Apocalipssis. 

Hoy mi cita con Newman me lleva a la fiesta de san Esteban Protomartir del año 1830 o 1831. 
Newman hacía algunas consideraciones sobre el martirio y al final se preguntaba qué podría hacer una generación como la suya que vive sin dolor, sin tribulación y rodeada «de bendiciones terrenales». Y recomendaba: «Esforcémonos por ser más humildes». Luego reconocía: «Deslucido martirio es este» pero si alcanzamos el cielo y es cierto que allí «todos son siervos inútiles, nosotros seremos, desde luego, los más inútiles de todos». 

El capítulo XII del Ceremonial de los obispos trata de la bendición de una iglesia, bendición que alcanza a todas sus partes y a todos los objetos que contiene, desde las campanas hasta los cálices. Tomo nota porque si no se considera oportuno volver a dedicar la iglesia de San Miguel, a lo mejor me dejan bendecirla. «Je, je», pienso. Y una maliciosa sonrisa se dibuja en mis labios. 

En la Liturgia de las Horas seguimos con el Apocalipsis. Hay que preparar la misa y la homilía. 

Después de la misa, que ofrezco por Jacinto, Felisa y Joaquín, y durante la cual alguien trabaja con un martillo neumático junto a la puerta de la iglesia, Teresa y yo recogemos todo hablamos largamente, cerramos y nos vamos. 

13:00-19:30
Ya en casa recibo la noticia de la muerte de la tía Josefina. Entristecido escribo a la prima Almudena. Escribo y publico en el blog la homilía de esta mañana. 

Sexta.

Misterios dolorosos porque es martes.

Hay que mirar fijamente al sagrario durante media hora. 

En el muro de Facebook de la parroquia solicitan —desde Madrid— ayuda para una madre con un bebé de diez meses. Un grupo de amigas la está ayudando con envíos de pañales y alimentos pero Ámazon ha devuelto el último envío. 

Vísperas.

Publico esta página del diario.

Trigésima tercera homilía en una iglesia vacía

martes, 21 de abril de 2020
Martes de la II semana de Pascua

«Tenéis que nacer de nuevo» dice Jesús a Nicodemo. 
En la vida cristiana hay cosas que solamente podemos recibir con gratitud, y cosas que debemos hacer con la ayuda de la gracia.
Los tres primeros sacramentos —bautismo, confirmación y eucaristía— se llaman sacramentos de la iniciación cristiana porque son los que nos introducen en la vida divina. Nadie puede bautizarse a sí mismo, ni confirmarse a sí mismo ni preparar por sí mismo —aunque sea el mejor cocinero del mundo— el alimento de vida eterna. Todo eso se nos da como se nos ha dado la vida. 
Luego viene nuestra tarea con ayuda de la gracia: con la fuerza del Espíritu Santo, trabajar por la unidad y por la paz. 
Alguien podría pensar: «Estoy bautizado, confirmado y comulgado. Además estoy casado o soy sacerdote. ¡Ya está!» Pues no, no está. Precisamente porque has recibido tanto, tienes ahora que vivir conforme al don que has recibido. Y, como no siempre vivimos conforme a ese don, necesitamos todos el sacramento de la penitencia.
El Papa hablaba esta mañana en santa Marta de tres cosas que pueden sembrar división en la iglesia: el dinero, la vanidad y la murmuración. Y recordaba que solo siendo dóciles dóciles al Espíritu Santo podremos evitar esos peligros con un espíritu nuevo. 
Para moderar un partido de fútbol hace falta un árbitro imparcial. En política, para mediar entre progresistas y conservadores, probablemente hará falta un moderado, alguien que no sea tan progresista que desprecie la tradición ni tan conservador que desprecie el progreso.
Pero, para poner armonía en la iglesia y en el mundo, donde están mezclados los buenos y los malos, hace falta alguien que sea muy bueno, no un tibio. Alguien que se deje guiar en todo por el Espíritu de Dios. 
Y esto debe ser materia de examen para un cristiano. ¿Hago uso de mi dinero conforme al Espiritu de Dios? ¿Ando buscando la gloria de Dios o busco el aplauso y la admiración de los hombres?  Cuando hablo ¿edifico y enseño o divido y siembro cizaña?
El dinero puede ser motivo de discordia. Para poner armonía entre ricos y pobres nadie mejor que Cristo que, siendo rico, se hizo pobre para enriquecernos a todos. De Él aprendieron los primeros cristianos a poner en común sus bienes y así, con el desprendemiento de cada uno, se creó una gran riqueza común. Hasta el día de hoy nadie pasa necesidad en una comunidad cristiana sin que todos lo auxilien y lo rodeen de cariño.
La vanidad divide. Para superar esa competencia y ese deseo de aparentar, nadie mejor que Cristo que, despojándose de su gloria, pasó por uno de tantos. Y así, en la Iglesia, hasta el Papa se arrodilla ante Cristo en el sacramento de la penitencia para confesar sus pecados y recibir la absolución.
Para superar esas divisiones que introduce la murmuración, nadie mejor que Cristo que nos ha dicho: «no juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados». Y hasta el día de hoy la Iglesia Santa que aprende de su Maestro acoge en su seno a buenos y malos dejando que sea Dios quien juzgue las intenciones del corazón.
Unidos al Papa pedimos hoy, con toda la Iglesia, por intercesión de la Santísima Virgen María: «Señor, envía tu Espíritu». 

lunes, 20 de abril de 2020

Parroquia en estado de alarma (5)

lunes, 20 de abril de 2020

8:45
Las palmeras están agitadas. La veleta de la iglesia indica que el agitador viene del oeste. Mi Huawei precisa su velocidad: 12 kms/h. Pero hoy, sí, el cielo está despejado. ¿Resplandeciente? Yo no diría tanto. La temperatura es de 17° C.
Cuando me siento para mirar fijamente al sagrario oigo el ulular del agitador, los cantos de los pájaros, el repiqueteo de los que trabajan en la reforma de la plaza y el zumbido del tráfico que había desaparecido en los días de confinamiento severo. 
Empiezo a recordar la meditación del discurso del Pan de Vida que ha dirigido don José Fernando Rey y que yo he escuchado mientras hacía la cama, ponía la lavadora y desayunaba. Y recuerdo el zasca que ha dado a los que hacemos eso: escucharlas trajinando en vez de sentados. Aunque quizá quepa hacer las dos cosas. Primero escuchar la meditación trajinando y luego meditarla mirando fijamente al sagrario. 
9:30-11:30
En el Oficio de Lecturas leemos el comienzo del libro del Apocalipsis. 
El capítulo XI del Ceremonial de los obispos describe el rito de la dedicación de un altar. Precisamente porque el altar solo se dedica a Dios, no deben ponerse sobre él imágenes y ni siquiera reliquias de los santos para la veneración de los fieles. 
Una vecina enmascarillada se asoma para saludar al Señor. ¡Aleluya! Le ofrezco hidroalcohol bendito, nos santiguamos y charlamos brevemente. 
¿Y la cita con Newman? Ya va, ya va. 
El día de Navidad de 1834 pronunció un bellísimo sermón sobre la Encarnación. Comienza reconociendo que ante este misterio lo mejor sería el silencio reverente y la adoración. Así «los asantos ángeles, cuando el Padre introdujo a su Primogénito en el mundo, lo adoraron (Hn 1, 6) Y una mezcla de asombro y pudor perduró en la Iglesia». Más tarde «los cristianos se vieron forzados a hablar contra su voluntad para que no hablasen por ellos los herejes». Como no puede callar ante la herejía expone con humildad, y case pidiendo excusas, la doctrina. Él mismo no es aún católico y —aunque el dogma de la Imaculada Concepción de la Virgen no se defonió hasta 1834— se nota que no lo es  cuando dice: «En María, su Madre, hubo pecado». Y renuevo mi intención de poner en la iglesia ese letrero que dice: «Nadie pase este portal /sin que jure por su vida / María fue concebida / sin pecado original». 
Hay que preparar el altar, el ambón y la homilía.
11:30-13:00
Llega Teresa. Primer toque de campanas. El segundo y el tercero se me olvidan. Misa de doce a las doce. Recogemos todo, charlamos largamente.
13:00-15:30
Al volver a casa en la plaza la temperatura es de 21° C. El agitador, que sopla donde quiere, viene del noroeste sugún la veleta, alcanza rachas de 28 Kms/h y ulula de lo lindo. 
Hay que centrifugar y tender la ropa y escribir la homilía de esta mañana para ponerla en el blog. 
Hay que pasar a buscar unas albóndigas que me ha preparado doña Nati. 
15:30-18:30
Vuelvo a la iglesia. La temperatura en la plaza es de 24° C. ¿Y el viento? Igual que antes. 
Misterios Gozosos (1 765 pasos).
Toca mirar fijamente al sagrario. 
Hay que ir al despacho parroquial donde me esperan treinta y dos cartas: el correo acumulado en Torremendo desde el 15 de marzo. 

21:24
6 656 pasos.