Don EGM me ha regalado un
ejemplar -precioso y dedicado- de Casa Propia.
Ya lo he leído todo, de rabo a
cabo, comenzando por el principio que es donde acaba el libro y
empieza la dedicatoria con una invitación a habitar en una casa que
aún no tiene cimientos ni paredes ni tejado ni chimenea. ¡Que raro!
Un humo amable -blanco y oloroso- permite deducir que allí habrá
fuego. Te acercas y compruebas que ni eso está hecho, y que nada se
hará si no te empeñas.
Luego viene una parte que se
llama Estudio. No es una actividad. Es una habitación llena
de gente sin techo -poetas, por ejemplo- que uno debe
habitar antes de poner manos a la obra. Allí están Borges y
Quevedo; Abel Feu, don EGM, Fidel Villegas, el lector, Lope de Vega
sepultado -aunque aún vivito y coleando- bajo su soneto; una hermana
del lector, Gonzalo de Berceo y la Señora que los congrega a todos.
Segunda parte Galerías. Hay
que pasar por ellas sin demorarse demasiado en ellas. Allí se
encuentra uno con uno y agradece al poeta que cumpla su promesa de no
contar sus penas; contándonos las nuestras se retrata. Yo, que soy
vanidoso, sé cuánto duele el verse retratado.
Y ahora Las ventanas. No
son solo oquedades, son ventanas. ¿Qué sería de nosotros sin los
otros? Sin amigos, sin música, sin libros... ¡Menos mal que hay
ventanas!
La cuarta parte Y otro día,
podría titularse panemnostrumquotidianum, pero no; se titula,
como he dicho, Y otro día. Me dan envida los llamados poetas
de lo cotidiano que ven alondras por todas partes y a todas horas.
Pero aún más envidia me dan los que no viven entre laberintos de
mirtos ni se despiertan con los rosados dedos de la Aurora. Pensar
que hasta un poeta tiene horarios, la verdad, me reconforta mucho.
Al final Buenas noches.
Empieza con Acto de defunción que me ha recordado -no sé
por qué- un poema de Fernando Aramburu titulado Ayer. Y luego
viene eso, un entrgarse al sueño débilmente... nos hemos dado al
lujo de olvidar... dormida no te beso, y, otra vez, la muerte
misteriosa por simple. Te Deum, Epitafio... y, al final, los
cimientos De nuevo.
Ya vemos que le ha gustado el libro, Don Javier. Me alegro por usted.
ResponderEliminarY por Don Enrique.
Y por nosotros sus lectores.
¿De verdad? ¿Lee usted a don EGM? ¿Sí? ¿Por qué no viene a verme?
ResponderEliminarMuchas gracias a los dos. Es un excelente recorrido por mi libro, le saca una música que no sé si tiene la partitura, pero da gusto...
ResponderEliminarAbrazos,
E.