A don E.G.M que ha escrito en su blog
Santo Tomás no podía dudar de una cosa: Jesús había muerto en la Cruz. El apóstol había visto su cuerpo muerto, roto; sus manos taladradas, su costado abierto....
No dijo si no lo veo no lo creo.
No dijo si no lo veo no lo creo.
Lo que dijo fue algo así como una profecía. Dijo que si alguien ha muerto en una cruz y se presenta como resucitado la única manera de aceptar su resurrección es encontrar en su cuerpo las heridas.
Lo que dijo fue que si alguien pretende haber muerto y resucitado no basta con que pruebe que está vivo; tiene que probar que ha muerto previamente.
Lo que dijo fue que si alguien pretende haber muerto y resucitado no basta con que pruebe que está vivo; tiene que probar que ha muerto previamente.
Lo que dijo santo Tomás fue que, para ser testigos de la resurrección, tenemos que probar que hemos muerto con Cristo llevando en nuestros cuerpos, con la señal de la Cruz, la alegría y la paz.
Muchísimas gracias por la dedicatoria y por la entrada, tan honda.
ResponderEliminarGracias a usted, don Enrique, por ese blog tan bueno.
ResponderEliminarMe gusta mucho esta entrada. Simone Weil insiste mucho en que se trata, no de sufrir mucho (la cruz), sino de que el sufrimiento deje intacto al menos "un punto" en el centro del alma, donde estaría la alegría, la paz y,en general, la capacidad de amar. Por regla general, en efecto, la desdicha (desgracia, victimización ...) no te hace mejor persona, sino peor. Imitar a Cristo es no dejar de poder amar, desear amar, aunque sea sólo en un punto reducido pero luminoso en el centro del ser.
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