viernes, 15 de mayo de 2020
San Isidro
6.50
Amanece. ¡Oh nubes codiciosas de sol que, celosas, os interponéis entre el cielo y la tierra…! etc. Quiero decir que está todo añublado.
7:00
Misa del Papa en santa Marta y luego Oficio de lecturas y media hora mirando fijamente al sagrario.
10:00
Llega Simon para pintar la puerta del coro. Le doy cincuenta euros -50€- para comprar bártulos. Llovizna. ¿Fina? Sí, muy fina.
Hay que leer el ritual del Bautismo y preparar la admisión de Lorena al catecumenado.
Será recibida en la puerta de la iglesia con su madrina. Le preguntaré que cómo se llama y me dirá que se llama Lorena. Le preguntaré qué pide a la Iglesia y me dirá que pide la fe. Le pereguntaré qué otorga la fe y me dirá que la vida eterna. Le preguntaré que si está dispuesta a empezar el camino del catecumenado guiada por Cristo y me dirá que sí. Preguntaré a la madrina que si está dispuesta a colaborar en la catequesis y me dirá que sí.
Haré la oración de exorcismo Rechaza, Señor… soplando suavemente sobre ella que debe estar a más de dos metros de mí por el coronavirus. Aunque, como el soplo suave se puede omitir, a lo mejor lo omito por el coronavirus.
La exhortaré a servir solo a Dios y a renunciar al diablo y a los cultos paganos, brujerías y maldades.
Preguntaré a la madrina que si es testigo de la decisión de su ahijada y me dirá que sí.
Hare la oración Te damos gracias
Signaré su frente sin tocarla por el coronavirus. No signaré sus sentidos por lo mismo.
Haré la oración Escucha, Señor y le preguntaré si quiere recibir un nombre nuevo. (Tengo que preguntarle antes para evitar sorpresas).
La invitaré a entrar en la iglesia con su madrina para participar en la liturgia de la palabra.
Después de la homilía le entregaré un rosario con su Cruz y todo y un evangelio.
Como no hay más que una catecúmena y si la despido se va a sentir muy sola, no la despediré y podrá asistir a la liturgia Eucarística desde su puesto y sin comulgar, claro.
La Misa seguirá con el Credo porque todo esto tendrá lugar el próximo domingo, si Dios quiere.
Ya está.
12:30
Misa de doce y media.
A ver qué pasa en Tweeter.
Leo El tiempo de los buenos de Álvaro Petit Zarzalejos. ¿El famoso poeta? Sí, el famoso poeta.
17:00
Hace tiempo que Monsieur Montaigne, cuando voy a visitarlo, no se pone de pie para recibirme. Al principio lo hacía, aunque de mala gana, y murmuraba algunas palabras de bienvenida. La primera vez que, al entrar yo, se quedó sentado y siguió escribiendo como si nada, le pregunte: «¿Molesto?». No me dijo que no. Se limitó a leer en voz alta lo que estaba escribiendo: «Honro más a quienes honro menos; y allí donde mi alma avanza con júbilo, olvido los pasos de la compostura». Tomé nota y lo consideré un cumplido.
Hoy estaba animadísmo y ha hablado por los codos de los italianos a los que considera «grandes impresores de cartas». Me ha mostrado algunos de los cien volúmenes de esas cartas que guarda en su biblioteca y, antes de entregarme el que contiene las de Aníbal Caro, lo ha besado exclamando: «¡Las mejores!». Mientras se inclinaba para besar el libro he observado que su calvicie va a más.
¿Un poco de Dignidad? Sí, por favor.
¡Mira! «Arte de vivir». Curiosa coincidencia porque hace un rato he comentado un «tweet» de Carlos Marín- Blázquez que, a su vez, comentaba otro de Enrique García Máiquez. Hablaban ellos de «ganarse la vida» y he terciado con un artículo de Javir Gomá que lleva ese título.
Me hace gracia la imagen del artista que se preguntaba en su juventud con admiración entusiasta «¿por qué el ser y no la nada?» y que ahora, en su vejez, olvidado de todos, se pregunta por qué el ser se parece tanto a la nada. ¡Oh contingencia de los seres contingentes!
Mira, aquí cita a Montaigne. ¡Que coincidencia!
19:15
Me voy a Torremendo para la fiesta grande de San Isidro porque allí es patrono.
20:00
Misa de ocho en Torremendo. Acaba con tracas, cohetes y eso.
21:15
Vuelvo a San Miguel. Recojo una botella de cava que doña Nati me ha reservado porque es San Isidro.
Un poco de poesía con cava.
Termino Señor de los Balcones de José Luis Vidal Carreras pero aún hay tiempo para una segunda ronda de poesía. A ver qué guarda mi bodeguilla. ¡Mira! La senda oscura de Álvaro Petit Zarzalejos! Yo creía que este libro lo tenía en Alicante. Repasemos, pues.
¡Mira! ¡Dedicado!
En el primer poema pinta la senda oscura por la que no transitan caballos ni carros ni bestia alguna.
… Solo el hombre
un hombre desquiciado que otoñea.
Segundo poema. Hemos llegado al medio del camino y hay que dormir. Durmamos. ¡Toma! ¡Un sueño! Una mujer que solicita un beso y otro y otro antes de que su cuerpo se desvanezca y vuelva
… ella a ser
tan solo eso: una lacrimosa sombra.
Tercer poema. Al final del sendero, la tumba. Una tumba, por cierto, tan grande que cabría un mundo en ella y aún habría espacio para la oscuridad.
Poema cuarto. A veces soñamos despiertos, como acariciando alguna posibilidad prometedora y, luego, nos asalta la inquietud de que, al abrir esa puerta,
no encuentre de ti ya rastro alguno.
Quinto poema. Ya de vuelta
La luz cae débil en Madrid.
Mira ¡Madrid! ¡Y hoy es San Isidro! ¡Qué coincidencias! ¡Otra copita de cava! ¡Vivan San Isidro, Nati, Paco y Torremendo!
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