sábado, 21 de junio de 2025

Diario. Viernes, 20 de junio de 2025

 La Torre

viernes, 20 de junio de 2025


6:15

Salgo para el hospital por la carretera de la costa cruzando las salinas de Santa Pola. 

7:00

Llego al hospital con tiempo para prepararlo todo y rezar el oficio de lectura y laudes. 

7:40

Primera misa votiva de la Santa Cruz. 

Terminada la misa, lo recojo todo y me siento para mirar fijamente al sagrario. 

8:45

Salgo para San Miguel pasando por la azotea del hospital. 

9:15

Abro la iglesia de San Miguel y reviso las velas.

En la casa abadía pongo una lavadora. 

10:00

De vuelta a la iglesia me encuentro con Joan que está llegando. Me revisto y voy al confesonario. 

Tercia. 

Leo otra escena de La gracia de Cristo. 

Un penitente. Muy bien. 

Empiezo la lectura —recomendada por EGM— de Los chicos de la calle Pál. 

11:00

Segunda misa votiva de la Santa Cruz. 

Después de la misa charlo con Joan, rezamos en ángelus, nos despedimos, vuelvo a la casa abadía y tiendo la ropa. 

12:45

Salgo para La Torre oyendo un debate espantoso entre Miguel Tellado y María José Montero. En cuanto puedo, aparco el coche, quito el debate espantoso y pongo mi selección de poemas. 



Como con Arantxa, Jesús y Ana. 

Luego, venciendo la pereza, salgo para Alicante. Tengo que ir a la tienda de Apple y al Corte Inglés. Sufro mucho porque imagino las colas en Apple y me veo buscando pantalones en El Corte Inglés y persiguiendo a algún dependiente…

Atormentado por estos pensamientos angustiosos, aparco mi Lamborghini y camino hacia la tienda de Apple. En la puerta hay un código de barras o algo así para pedir turno. Voy a escanearlo cuando se me acerca una amable moza que se interesa por el motivo que me ha llevado hasta la tienda, se lo revelo, se ofrece a atenderme y me atiende. Veinte minutos después salgo de allí habiendo solucionado satisfactoriamente el problema que me llevó hasta allí. Me felicito. 

Camino hacia El Corte Inglés, llego, entro, subo a la segunda planta, busco la sección de pantalones cojo los primeros que encuentro y abordo al primer dependiente con el que me topo: «¿Estos pantalones serán de mi talla?». El dependiente me mira, mira los pantalones y me dice que no, que mi talla debe de ser la 46. Acto seguido busca unos pantalones como los que he elegido, pero de la talla 46, y me los da para que me los pruebe. Me sientan bien. Se los devuelvo y le pido dos pares iguales. No tienen más que esos que me he probado. Los pago. La cosa no ha durad más de veinte minutos. Me felicito y, ahora sí, paseo por El Corte Inglés disfrutando del aire acondicionado y de la multitud impresionante de objetos que no necesito. 

Recojo mi Lamborghini y vuelvo a La Torre. 

No ha sido tan dramático.



20:00

Tercera misa votiva de la Santa Cruz. 

Luego salgo a pasear con Arantxa y Jesús por el palmeral. Charlamos. 

Vamos a cenar en el patio de la Casa Roja con Ana. 

Me despido de todos anunciando que dejaré esta página del diario para mañana y agradeciendo su hospitalidad. 

jueves, 19 de junio de 2025

Diario. Jueves, 19 de junio de 2025

 La Torre

jueves, 19 de junio de 2025


8:00

Desayuno con Arantxa, Jesús y Ana, seguido de tertulia. Muy bien. Quedamos en vernos a las once en la ermita. 

11:00

Misa en la ermita. Hoy sí, memoria de san Romualdo. 

12:00

Aperitivo en el patio de la Casa Roja. 

12:30

Salgo para La Lloseta. 

14:10

Vuelvo de La Lloseta. Comida y café con Arantxa, Jesús y Ana. Se anuncia la llegada a La Torre de Elena y Rafa con una peña de amigos. Después de comer sesteo un poco y luego escucho la homilía intitulada La libertad, don de Dios. Quiero tomarla como base para la homilía de la misa de san Josemaría. 

Termino la lectura de Gaudí. El misterio. 

17:00

Salgo para San Miguel. Hago un alto para repostar. Lleno el depósito de gasoil: 70 dólares con dos centavos. Me consuela saber que la mitad irá a la construcción de escuelas, hospitales y obras pías. 

18:00

Llego a San Miguel y compruebo —¿Con gozo? Sí—que Joan ya ha llegado. Entrambos preparamos todo lo atingente a la exposición y a la misa. Lo hacemos de buen humor, sin decir ni pío, sabiendo que, en el Cielo, Dios y su corte de ángeles y santos nos están mirando fijamente. 

18:30

Exposición del Santísimo. No ha podido venir Andrés. Cantamos sin órgano. 

19:00

Misa de la memoria de San Romualdo. ¡Vivan los camaldulenses!

Conversación con Joan en la sacristía:

Have you ever thought that while you prepare the altar, God is watching you?

—Yes. All the time.  It's a great privilege.

Luego, cuando ya estoy disponiéndome a salir para La Torre, me aborda Carmen que está organizando lo de la alfombra de sal y lo de los niños para el Corpus. 

20:30

Salgo para La Torre. 

21:15

Cena con Arantxa, Jesús y Ana en el patio de la Casa Roja. Lo he regado antes para refrescarlo. 

22:48

Termino de escribir esto.

Diario. Miércoles, 18 de junio de 2025

La Torre

miércoles, 18 de junio de 2025


6:30

Salgo de La Torre para el hospital. El GPS anuncia que llegaré a las 7:15. A las 7:00 pongo la COPE. 

7:15

Llego al hospital. Me da tiempo a preparar el altar y a comprar una botella de agua en una maquinita y a beberme el agua. 

7:42

Empieza la misa con dos minutos de retraso. Hoy se unen a la congregación Pilar —que está ingresada— y Aroa. Celebro la memoria de san Romualdo —que es mañana— en comunión con el Papa Francisco y con el obispo León. 

8:15

Voy a la habitación de Pilar. Aroa ya se ha marchado. Pilar me dice que ha empezado a leer los diarios. 

8:45

Salgo para San Miguel. 

9:15

Oficio de lectura y laudes. 

Me siento para mirar fijamente al sagrario. 

10:00

Llegan Joan y Laura. 

Voy al confesonario. Un penitente, muy bien. Tercia. Empiezo la lectura del primer libro de los Reyes con el rey David ya viejecito. Leo una escena de La gracia de Cristo. Retomo la lectura de Gaudí. El misterio. 

11:00

Segunda misa. Ahora sí, votiva de san José porque es miércoles. Ahora sí, en comunión con el papa León y con el obispo José Ignacio. 

11:40

Rosario entra en la sacristía para encargarme misas. No puedo olvidar que enviudó en 2011 —el año de mi llegada a San Miguel— y que llamó, llorando, a mi puerta para pedir consuelo. No puedo olvidar que fue la primera persona que llamó a mi puerta en San Miguel. 

Voy al cajero para sacar 110 euros que le debo a Laura. 

Vuelvo con los 110 euros, se los doy a Laura y me despido de ella porque se va a Madrid. 

Me está esperando un caballero, con aspecto de don Quijote y sordo como una tapia, que viene cada año para confesarse. Pido a Joan y a Laura que dejen libre el rincón de san Miguel —o sea, que se larguen— e invito al caballero a tomar asiento en una de las butacas de Ikea. La otra la ocupo yo. Entre ambas butacas hay una mesa —negra y bajita— y, sobre ella, una imagen de la Virgen de estilo manierista, o algo así, y muchas flores que le pone Joan. 

12:00

Rezo el Ángelus con don Quijote y nos despedimos. 

Vuelvo al rincón de San Miguel para organizar mi agenda y me distraigo un poco con la imagen manierista de Nuestra Señora y con las flores —rosas frescas y olorosas— de Joan. 

12:30

Salgo para Torrellano. Voy en silencio, sin músicas, sin noticias… No sé dónde he leído que el oído es el sentido de la fe y que la vista es el sentido de la gloria. Sediento —como estoy— de gloria, abro mucho los ojos y llego sano y salvo a Torrellano. 



Voy a pasar la tarde en La Torre. ¿Holgando? Sí. 

Por ejemplo, hay que coordinar la «Operación Pétalos» para que los niños que han hecho su primera comunión este año salgan en la procesión del Corpus y no haya que lamentar víctimas. 

Por ejemplo, hay que coordinar la «Operación WN» para que Wilder pida a doña Nati las llaves de la iglesia, apague las luces, cierre la iglesia y devuelva las llaves a doña Nati. 

De pronto —¡zas!— una sorpresa como un rompimiento de gloria. No, no es un sueño: Arantxa, Jesús y Ana están en La Torre. 



Ceno con Arantxa, Jesús y Ana. ¿En la Casa Roja? Sí. 

¡Vaya!

martes, 17 de junio de 2025

Diario. Martes, 17 de junio

 La Torre

martes, 17 de junio de 2025


He pasado la mañana en La Torre. ¿Holgando? Sí. 

Por ejemplo, he terminado la lectura de Tú y yo. Cómo gestionar la relación de pareja, y del segundo libro de Samuel. 

Por ejemplo, he paseado durante una hora oyendo un podcast de Rompiendo el molde.

Por ejemplo, he hablado con una novia que se casa en agosto y que no encuentra ninguna parroquia en la que se den cursillos antes de agosto. 

Por ejemplo, he coordinado la «Operación Palio» poniendo en contacto a la experta en armar el palio para el Corpus con Iván, el belga, que le abrirá los locales y la iglesia a las ocho y media de la noche.  



He comido en Torrellano. ¿Todo a pedir de boca? Sí. 



16:15

Salgo para San Miguel. 

17:00

Llego a San Miguel y hago la visita al Santísimo. 

Quito el cubremantel del altar, lo doblo —¿cuidadosamente? sí— y lo pongo en la credencia. Registro el misal y lo pongo en el altar. Registro el libro de la sede. Registro el leccionario. Registro el libro de la oración de los fieles. Llevo al altar el cáliz, las vinajeras y el lavabo. Pongo la caja de la llave del sagrario cabe el sagrario. 

Mientras tales cosas hago, fantaseo: si el obispo, por mis pecados, me prohibiera ejercer el ministerio sacerdotal, le rogaría que me emplease como sacristán sin sueldo en San Miguel.

17:25

Enciendo dos velas cabe el sagrario, doy el primer toque de misa y me instalo en el confesonario con aire acondicionado y todo. Como ya la tarde es imparable, rezo vísperas. 

17:45

Salgo del confesonario, voy a la sacristía, doy el segundo toque de misa y vuelvo al confesonario. 

Empiezo a leer un libro de Paloma Pía y Gasset sobre Gaudí. 

17:55

Salgo del confesonario. Apago las velas del sagrario y enciendo las del altar con la segura conciencia de que Dios y los santos del Cielo no solamente me miran fijamente sino que me aplauden. Muy satisfecho por ese minuto de gloria, doy el tercer toque de misa, y me revisto.

18:00

Empieza, puntualísimamente, la misa votiva de los santos ángeles porque es martes. 

18:30

Termina la misa y acabo de coordinar la «Operación Palio» con Iván y doña Nati. Ambos han venido a misa. Ruego a Iván que acompañe a doña Nati hasta su casa poniéndose a la derecha de ella y ofreciéndole su brazo izquierdo. A doña Nati le ruego que entregue a Iván las llaves de la iglesia. 

Salgo para Los Montesinos oyendo a Quintana Paz en El camino hacia la fe.

19:00

Empieza puntualmente la misa exequial de Pepe en Los Montesinos. 

19:35

Salgo para La Torre oyendo a Quintana Paz, el sagaz. 

A unos diez kilómetros de la primera salida de Alicante hay un atasco monumental. Como no tengo prisa y como, a más a más, estoy disfrutando con la elocuencia de QP, bendigo a Dios por el atasco y por  el día. 

20:40

Un trayecto que podría hacerse en cuarenta y cinco minutos me ha llevado una hora y piquito. Llego a La Torre. ¡Bendito sea Dios!

Diario. Lunes de junio

La Torre

lunes, 16 de junio de 2025


5:00

Suena el despertador. 

6:03

Salgo para el hospital. El GPS me dice que llegaré a las 6:46.

Pongo la COPE, oigo el monólogo de Herrera, apago la radio y pongo mi lista de poemas. a

6:45

Aparco en el hospital. Robert Hirsh está recitando Ophélie, de Rimbaud. Nada mejor para empezar la jornada de buen humor. 

Me da tiempo a preparar el altar para la misa por las almas del purgatorio y a rezar el oficio de lectura y las laudes. 

7:40

Empieza, puntualmente, la misa. 

8:15

Después de recogerlo todo, me siento para mirar fijamente al sagrario. 

8:45

Salgo para San Miguel. Pongo Onda Cero. Están emitiendo unos anuncios muy interesantes. Cuando terminan los anuncios, apago la radio y vuelvo a mi lista de poemas. 

9:20

Aparco en San Miguel. Sir Michael Caine está recitando If, de Kipling. 

Subo a la sacristía y, en una bolsita que me dieron en la farmacia, meto las colectas del fin de semana de Torremendo y de San Miguel: 23,15 y 70,10. Me froto las manos como hacen los avaros. Voy a la casa abadía y cojo el ejemplar de La tierra baldía entre cuyas páginas guardo las libretas de ahorro de las parroquias y del cementerio parroquial. 

Voy al banco. Hay cola. ¿A quién le importa? En la Caja Rural hay aire acondicionado, una sala de espera bien cómoda y un dispensador de agua fresca que a mí se me antoja Fontefrida:

Fontefrida, Fontefrida,

Fontefrida y con amor,

do todas las avecicas

van tomar consolación,

sino es la tortolica

que está viuda y con dolor.

Me pongo a leer La tierra baldía, con sus notas y todo. Llevo haciendo esto desde los dieciocho años o así. Cada vez entiendo menos y disfruto más. 

10:30

Me siento en el confesonario. Tercia. 

Llega un penitente que había pedido hora. Muy bien. 

11:00

Segunda misa por las almas del purgatorio. 

11:30

Joan me aborda en la sacristía para explicarme que ha quedado a las doce en el JJ con Jorge, el hermano de leche de Wilder. Se pregunta si yo, en mi calidad de políglota, puedo asistir a la reunión para hacer de intérprete. 

Miro el reloj. Calculo que me da tiempo de ir a cortarme el pelo en «Nuevo Stylo. Since 1927» y de llegar a las doce al JJ para traicionar a Joan —nacida en Irlanda— y a Jorge, de Medellín. 

12:05

Llego al JJ. Encuentro a Joan y a Laura sentadas cabe una mesa y tomando café. Jorge no ha llegado. Pido disculpas por el retraso y a ellas les da la risa. Aprovecho para proponer que recemos el Ángelus. Lo hacemos —discretamente— en latín. Están ellas diciendo «amén» cuando llegan, al mismo tiempo, Jorge y la camarera. Me felicito por esa sincronía.

Hago las presentaciones. Jorge saluda a Joan y a Laura y pide a la camarera un jugo de piña. Yo pido un agua con gas. 

Joan, Laura, Jorge y yo guardamos silencio hasta que la camarera del JJ está muy lejos. Solamente entonces empezamos a hablar por los codos. 

12:30

Nos despedimos de Jorge que tiene que volver a su trabajo sin excusas ni pretextos pero, antes, le pregunto que si puedo invitarlo a comer. 

Acepta mi invitación y quedamos en que vendrá a recogerme en la puerta del JJ a las dos. 

Entonces me despido de Joan y de Laura y llamo a doña Nati para rogarle que me disculpe porque no iré a comer con ella. Doña Nati, por supuesto, se monda. 



14:10

Jorge viene a recogerme con diez minutos de retraso. 

No importa; yo soy paciente y él tiene más de una buena excusa para llegar tarde. 

Vamos a comer a El Prado y nos atienden, como siempre, maravillosamente. 

Entonces, Jorge —hermano de leche de Wilder— empieza a hablarme de su vida. 

Por cada cosa que él me cuenta imagino yo un diario que nadie escribirá. 


15:45

Nos despedimos porque, a las cuatro, él tiene que estar laburando de nuevo. 

Y yo tengo que celebrar misa en Los Montesinos a las 20.00


21:00

Vuelvo a La Torre. No estoy fatigado, la verdad. 

Ante todo me apetece contar cosas. Escribo esto.