jueves, 5 de junio de 2025

Diario. Jueves, 5 de junio de 2025

 San Miguel de Salinas

jueves, 5 de junio de 2025


Ayer, como cada miércoles, celebré en el hospital. Luego fui a llevar la comunión a Dulce que está ingresada otra vez. 

De vuelta a San Miguel me aguardaba una agradable sorpresa: Ramón se había tomado la mañana libre para pasear con su moto, decidió pasar por San Miguel, se presentó en la misa y se quedó luego para charlar largamente. 

Por la tarde me aguardaba otra agradable sorpresa: Ana Isabel y Wilder me invitaron a cenar a su casa y, otra vez, cuando volví a la casa abadía tenía pocas ganas de ponerme a escribir. 



Hoy —llevado por una especie de entusiasmo madrugador— a las seis de la mañana me levantaba, a las siete salía para el hospital y a las siete y media —preparando el altar— reparaba en que los jueves no hay misa en el hospital. ¡Glup!

Lo bueno de los jueves en San Miguel es que hay exposición del Santísimo con órgano y todo. 

Ha habido un penitente. 

En la misa de san Bonifacio, con órgano y todo, nos hemos reunido veintipico almas. 

Por ser mi día de asueto, después de la misa he salido para la Lloseta escuchando canciones y poemas. 

La tarde la he pasado en La Torre. ¿Holgando? Bueno, un poco. Pero también rezando, leyendo y estudiando. 

A las seis y media he dejado la soledad amena de La Torre para dirigirme hacia Los Montesinos. 

Llenar el depósito en la gasolinera del Realengo me ha costado setenta dólares; setenta y uno con veintidós centavos, para ser exactos. 

Cuando he llegado a Los Montesinos, el Santísimo estaba expuesto para la adoración. Samuel ha entrado en la sacristía para hacerme una consulta sobre un texto de los Hechos de los Apóstoles. He dado la bendición con el Santísimo y he celebrado la segunda misa de san Bonifacio. 

    Después de la misa, en la sacristía, una feligresa me ha hecho una consulta sobre disciplina de los sacramentos. Muy bien. 



Son las 22:08 cuando termino de escribir esto. 

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