San Miguel de Salinas
martes, 15 de abril de 2025
Otro día de lluvias finas. El calistemon tiene ya seis o siete cepillos rojos.
Después de la misa de once voy al banco y charlo con unos franceses que pasan la Semana Santa en España cada año.
¿Son incompatibles la ley y la libertad? ¿Qué tienen que ver Rómulo y Remo con el árbol de la ciencia del bien y del mal? ¿Necesitaban Adan y Eva, para ser libres, que Dios les impusiera un límite? Harto he aprendido con La ciudad de los hombres. Tendré que volver a escuchar la conferencia tomando notas.
Y aquí, Carlos Marín-Blázquez empieza reconociendo que tiene una deuda con Vargas Llosa —que en paz descanse— y acaba haciéndole un cálido elogio literario.
A las cinco y media voy a Torremendo porque he avisado de que estaré confesando de seis a siete. Nadie viene a confesar pero charlo con el archidiácono, rezamos vísperas juntos y le doy unas mandarinas muy pequeñitas y muy ricas que me han llegado hoy.
En el Diario de la felicidad encuentro tres o cuatro aforismos en la línea del que ha escrito nuestro buen Papa Francisco: «Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades». Steinhardt se los atribuye a escritores de los que nunca oí hablar.
«Entonces —se pregunta Steinhardt— ¿qué tenemos que hacer?».
El aforismo del Papa sugiere que alguien debería hacer algo. Steinhardt zanja la cuestión con una sentencia definitiva que atribuye a Yves Guyot: «Lo primero que tenemos que hacer es no hacer bobadas».
…
21:45
Completas y examen de conciencia:
¿Qué he hecho bien hoy? ¡Gracias!
¿Qué he hecho mal? ¡Perdón!
¿Qué podrá haber hecho mejor? Un propósito para mañana.
22:00
Escribo esto.
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