lunes, 20 de abril de 2020
8:45
Las palmeras están agitadas. La veleta de la iglesia indica que el agitador viene del oeste. Mi Huawei precisa su velocidad: 12 kms/h. Pero hoy, sí, el cielo está despejado. ¿Resplandeciente? Yo no diría tanto. La temperatura es de 17° C.
Cuando me siento para mirar fijamente al sagrario oigo el ulular del agitador, los cantos de los pájaros, el repiqueteo de los que trabajan en la reforma de la plaza y el zumbido del tráfico que había desaparecido en los días de confinamiento severo.
Empiezo a recordar la meditación del discurso del Pan de Vida que ha dirigido don José Fernando Rey y que yo he escuchado mientras hacía la cama, ponía la lavadora y desayunaba. Y recuerdo el zasca que ha dado a los que hacemos eso: escucharlas trajinando en vez de sentados. Aunque quizá quepa hacer las dos cosas. Primero escuchar la meditación trajinando y luego meditarla mirando fijamente al sagrario.
9:30-11:30
En el Oficio de Lecturas leemos el comienzo del libro del Apocalipsis.
El capítulo XI del Ceremonial de los obispos describe el rito de la dedicación de un altar. Precisamente porque el altar solo se dedica a Dios, no deben ponerse sobre él imágenes y ni siquiera reliquias de los santos para la veneración de los fieles.
Una vecina enmascarillada se asoma para saludar al Señor. ¡Aleluya! Le ofrezco hidroalcohol bendito, nos santiguamos y charlamos brevemente.
¿Y la cita con Newman? Ya va, ya va.
El día de Navidad de 1834 pronunció un bellísimo sermón sobre la Encarnación. Comienza reconociendo que ante este misterio lo mejor sería el silencio reverente y la adoración. Así «los asantos ángeles, cuando el Padre introdujo a su Primogénito en el mundo, lo adoraron (Hn 1, 6) Y una mezcla de asombro y pudor perduró en la Iglesia». Más tarde «los cristianos se vieron forzados a hablar contra su voluntad para que no hablasen por ellos los herejes». Como no puede callar ante la herejía expone con humildad, y case pidiendo excusas, la doctrina. Él mismo no es aún católico y —aunque el dogma de la Imaculada Concepción de la Virgen no se defonió hasta 1834— se nota que no lo es cuando dice: «En María, su Madre, hubo pecado». Y renuevo mi intención de poner en la iglesia ese letrero que dice: «Nadie pase este portal /sin que jure por su vida / María fue concebida / sin pecado original».
Hay que preparar el altar, el ambón y la homilía.
11:30-13:00
Llega Teresa. Primer toque de campanas. El segundo y el tercero se me olvidan. Misa de doce a las doce. Recogemos todo, charlamos largamente.
13:00-15:30
Al volver a casa en la plaza la temperatura es de 21° C. El agitador, que sopla donde quiere, viene del noroeste sugún la veleta, alcanza rachas de 28 Kms/h y ulula de lo lindo.
Hay que centrifugar y tender la ropa y escribir la homilía de esta mañana para ponerla en el blog.
Hay que pasar a buscar unas albóndigas que me ha preparado doña Nati.
15:30-18:30
Vuelvo a la iglesia. La temperatura en la plaza es de 24° C. ¿Y el viento? Igual que antes.
Misterios Gozosos (1 765 pasos).
Toca mirar fijamente al sagrario.
Hay que ir al despacho parroquial donde me esperan treinta y dos cartas: el correo acumulado en Torremendo desde el 15 de marzo.
21:24
6 656 pasos.
Pater, no tarde mucho en poner tan amable, logrado y angelical cartel. Encuentro de Mamá esa barbaridad escrita en la página de un libro y de lo ardido aprovecho el céfiro para hacerlo lumbre. Abrazos fraternos.
ResponderEliminarNadie cruce este portal
ResponderEliminarSin que jure por su vida:
«María fue concebida
Sin pecado original».