La Torre
lunes, 16 de junio de 2025
5:00
Suena el despertador.
6:03
Salgo para el hospital. El GPS me dice que llegaré a las 6:46.
Pongo la COPE, oigo el monólogo de Herrera, apago la radio y pongo mi lista de poemas. a
6:45
Aparco en el hospital. Robert Hirsh está recitando Ophélie, de Rimbaud. Nada mejor para empezar la jornada de buen humor.
Me da tiempo a preparar el altar para la misa por las almas del purgatorio y a rezar el oficio de lectura y las laudes.
7:40
Empieza, puntualmente, la misa.
8:15
Después de recogerlo todo, me siento para mirar fijamente al sagrario.
8:45
Salgo para San Miguel. Pongo Onda Cero. Están emitiendo unos anuncios muy interesantes. Cuando terminan los anuncios, apago la radio y vuelvo a mi lista de poemas.
9:20
Aparco en San Miguel. Sir Michael Caine está recitando If, de Kipling.
Subo a la sacristía y, en una bolsita que me dieron en la farmacia, meto las colectas del fin de semana de Torremendo y de San Miguel: 23,15 y 70,10. Me froto las manos como hacen los avaros. Voy a la casa abadía y cojo el ejemplar de La tierra baldía entre cuyas páginas guardo las libretas de ahorro de las parroquias y del cementerio parroquial.
Voy al banco. Hay cola. ¿A quién le importa? En la Caja Rural hay aire acondicionado, una sala de espera bien cómoda y un dispensador de agua fresca que a mí se me antoja Fontefrida:
Fontefrida, Fontefrida,
Fontefrida y con amor,
do todas las avecicas
van tomar consolación,
sino es la tortolica
que está viuda y con dolor.
Me pongo a leer La tierra baldía, con sus notas y todo. Llevo haciendo esto desde los dieciocho años o así. Cada vez entiendo menos y disfruto más.
10:30
Me siento en el confesonario. Tercia.
Llega un penitente que había pedido hora. Muy bien.
11:00
Segunda misa por las almas del purgatorio.
11:30
Joan me aborda en la sacristía para explicarme que ha quedado a las doce en el JJ con Jorge, el hermano de leche de Wilder. Se pregunta si yo, en mi calidad de políglota, puedo asistir a la reunión para hacer de intérprete.
Miro el reloj. Calculo que me da tiempo de ir a cortarme el pelo en «Nuevo Stylo. Since 1927» y de llegar a las doce al JJ para traicionar a Joan —nacida en Irlanda— y a Jorge, de Medellín.
12:05
Llego al JJ. Encuentro a Joan y a Laura sentadas cabe una mesa y tomando café. Jorge no ha llegado. Pido disculpas por el retraso y a ellas les da la risa. Aprovecho para proponer que recemos el Ángelus. Lo hacemos —discretamente— en latín. Están ellas diciendo «amén» cuando llegan, al mismo tiempo, Jorge y la camarera. Me felicito por esa sincronía.
Hago las presentaciones. Jorge saluda a Joan y a Laura y pide a la camarera un jugo de piña. Yo pido un agua con gas.
Joan, Laura, Jorge y yo guardamos silencio hasta que la camarera del JJ está muy lejos. Solamente entonces empezamos a hablar por los codos.
12:30
Nos despedimos de Jorge que tiene que volver a su trabajo sin excusas ni pretextos pero, antes, le pregunto que si puedo invitarlo a comer.
Acepta mi invitación y quedamos en que vendrá a recogerme en la puerta del JJ a las dos.
Entonces me despido de Joan y de Laura y llamo a doña Nati para rogarle que me disculpe porque no iré a comer con ella. Doña Nati, por supuesto, se monda.
…
14:10
Jorge viene a recogerme con diez minutos de retraso.
No importa; yo soy paciente y él tiene más de una buena excusa para llegar tarde.
Vamos a comer a El Prado y nos atienden, como siempre, maravillosamente.
Entonces, Jorge —hermano de leche de Wilder— empieza a hablarme de su vida.
Por cada cosa que él me cuenta imagino yo un diario que nadie escribirá.
…
15:45
Nos despedimos porque, a las cuatro, él tiene que estar laburando de nuevo.
Y yo tengo que celebrar misa en Los Montesinos a las 20.00
21:00
Vuelvo a La Torre. No estoy fatigado, la verdad.
Ante todo me apetece contar cosas. Escribo esto.
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