martes, 17 de junio de 2025

Diario. Lunes de junio

La Torre

lunes, 16 de junio de 2025


5:00

Suena el despertador. 

6:03

Salgo para el hospital. El GPS me dice que llegaré a las 6:46.

Pongo la COPE, oigo el monólogo de Herrera, apago la radio y pongo mi lista de poemas. a

6:45

Aparco en el hospital. Robert Hirsh está recitando Ophélie, de Rimbaud. Nada mejor para empezar la jornada de buen humor. 

Me da tiempo a preparar el altar para la misa por las almas del purgatorio y a rezar el oficio de lectura y las laudes. 

7:40

Empieza, puntualmente, la misa. 

8:15

Después de recogerlo todo, me siento para mirar fijamente al sagrario. 

8:45

Salgo para San Miguel. Pongo Onda Cero. Están emitiendo unos anuncios muy interesantes. Cuando terminan los anuncios, apago la radio y vuelvo a mi lista de poemas. 

9:20

Aparco en San Miguel. Sir Michael Caine está recitando If, de Kipling. 

Subo a la sacristía y, en una bolsita que me dieron en la farmacia, meto las colectas del fin de semana de Torremendo y de San Miguel: 23,15 y 70,10. Me froto las manos como hacen los avaros. Voy a la casa abadía y cojo el ejemplar de La tierra baldía entre cuyas páginas guardo las libretas de ahorro de las parroquias y del cementerio parroquial. 

Voy al banco. Hay cola. ¿A quién le importa? En la Caja Rural hay aire acondicionado, una sala de espera bien cómoda y un dispensador de agua fresca que a mí se me antoja Fontefrida:

Fontefrida, Fontefrida,

Fontefrida y con amor,

do todas las avecicas

van tomar consolación,

sino es la tortolica

que está viuda y con dolor.

Me pongo a leer La tierra baldía, con sus notas y todo. Llevo haciendo esto desde los dieciocho años o así. Cada vez entiendo menos y disfruto más. 

10:30

Me siento en el confesonario. Tercia. 

Llega un penitente que había pedido hora. Muy bien. 

11:00

Segunda misa por las almas del purgatorio. 

11:30

Joan me aborda en la sacristía para explicarme que ha quedado a las doce en el JJ con Jorge, el hermano de leche de Wilder. Se pregunta si yo, en mi calidad de políglota, puedo asistir a la reunión para hacer de intérprete. 

Miro el reloj. Calculo que me da tiempo de ir a cortarme el pelo en «Nuevo Stylo. Since 1927» y de llegar a las doce al JJ para traicionar a Joan —nacida en Irlanda— y a Jorge, de Medellín. 

12:05

Llego al JJ. Encuentro a Joan y a Laura sentadas cabe una mesa y tomando café. Jorge no ha llegado. Pido disculpas por el retraso y a ellas les da la risa. Aprovecho para proponer que recemos el Ángelus. Lo hacemos —discretamente— en latín. Están ellas diciendo «amén» cuando llegan, al mismo tiempo, Jorge y la camarera. Me felicito por esa sincronía.

Hago las presentaciones. Jorge saluda a Joan y a Laura y pide a la camarera un jugo de piña. Yo pido un agua con gas. 

Joan, Laura, Jorge y yo guardamos silencio hasta que la camarera del JJ está muy lejos. Solamente entonces empezamos a hablar por los codos. 

12:30

Nos despedimos de Jorge que tiene que volver a su trabajo sin excusas ni pretextos pero, antes, le pregunto que si puedo invitarlo a comer. 

Acepta mi invitación y quedamos en que vendrá a recogerme en la puerta del JJ a las dos. 

Entonces me despido de Joan y de Laura y llamo a doña Nati para rogarle que me disculpe porque no iré a comer con ella. Doña Nati, por supuesto, se monda. 



14:10

Jorge viene a recogerme con diez minutos de retraso. 

No importa; yo soy paciente y él tiene más de una buena excusa para llegar tarde. 

Vamos a comer a El Prado y nos atienden, como siempre, maravillosamente. 

Entonces, Jorge —hermano de leche de Wilder— empieza a hablarme de su vida. 

Por cada cosa que él me cuenta imagino yo un diario que nadie escribirá. 


15:45

Nos despedimos porque, a las cuatro, él tiene que estar laburando de nuevo. 

Y yo tengo que celebrar misa en Los Montesinos a las 20.00


21:00

Vuelvo a La Torre. No estoy fatigado, la verdad. 

Ante todo me apetece contar cosas. Escribo esto.

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