sábado, 6 de julio de 2024

Diario. Sábado, 6 de julio de 2024

 San Miguel de Salinas

sábado, 6 de julio de 2024


La oración de la mañana con Ezequiel que, sentado junto a uno de los famosos canales de Babilonia, tiene una visión de la gloria de Dios. 

La primera misa, a las once, en San Miguel, con una pequeña congregación: nueve contando al cura. Misa de Santa María en Sábado y, al final, canto de la Salve solemne. 

La oración de la tarde con una escena de Nazaret. Jesús vuelve al pueblo en el que tomó nuestra carne en el seno de María. Lo acompañan Pedro, Andrés, Santiago, Juan y Mateo. Por el camino les va  hablando de su madre y del Reino de Dios y, cuando llegan allí, a ellos les parece que la conocen de toda la vida. Ella, claro, se alegra horrores con la visita de ese Hijo y recibe a los otros cinco como a otros tantos churumbeles. Pasan unos días muy agradables paseando, saludando a los vecinos y todos eso, y la Virgen entiende que Jesús se ha ido de Nazaret no porque le parezca un pueblo feo y aburrido sino para formar su propia familia. Todo  lo que hace Jesús le parece muy bien, aunque no siempre lo entienda. Por eso, cuando llega el sábado y todos van a la sinagoga y se escandalizan de Jesús, ella no se escandaliza. 

La segunda misa en la Marquesa a las siete de la tarde. 31ºC. Veinticinco seres humanos contando al cura. Muy bien.  Me ayuda Luis y cronometra mi homilía: once minutos. Espero que esto no llegue a oídos del Papa. Mari Fina me da cinco carteles que ha preparado el arcipreste con los horarios de misa de verano en todo el arciprestazgo. Muy bien. 

La tercera misa, en San Migue, a las ocho. Seríamos unos cincuenta. Al terminar, un penitente ha pedido confesión. Muy bien. 

¿Qué más?

Pues, mira: algunos versos tristes de LIBRO DE VIEJO (Jaime García-Máiquez 2020). 

¿Algo más?

En casa de doña Nati, Samira nos prepara una tortilla francesa. Luego vemos otro trocito Un hombre para la eternidad. Lo dejamos justo en el momento que que Moro se despide de Norfolk en el embarcadero de Chelsea. 

Moro: ¿Prometéis que no diréis a nadie lo que yo os diga ahora?

Norfolk. Lo prometo.

Moro: ¿Y si el rey os pidiese que revelaseis el secreto?

Norfolk: Mantendría  mi promesa.

Moro: Pero, entonces ¿dónde quedaría vuestro juramento de fidelidad al rey?

Norfolk: ¡No hay nada que temer! ¡Estamos en Inglaterra!

(Aunque,en la versión original, en inglés, lo que dice es: «¡No hay nada que temer! ¡No estamos en España!»)

Y luego, completas.

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