lunes, 3 de junio de 2024

Diario. Lunes, 3 de junio de 2024

 San Miguel de Salinas

lunes, 3 de junio de 2024


6:50

Salgo en mi León para el hospital. Ayer lo aparqué en la calle porque la maravillosa alfombra de sal que habían preparado para el Corpus me impedía entrar en el garaje. Ahora bajo, por la calle de El Paseo, detrás de una máquina que, lentamente, va borrando la alfombra. Es el primer regalo del día. 

Vi con cuánto trabajo se hizo la alfombra en la soleada mañana del Corpus y, ahora, veo cómo va desapareciendo ante mí ese prodigio de arte efímero que imita a las amapolas y a esas flores silvestres con las que el mismo Dios adorna el campo fugazmente. 

7:20

Aparco en el hospital y me encuentro con el doctor S que me presenta a Elena, una doctora en biología que trabaja en el equipo de oncología. Charlamos brevemente y me cae muy bien. 

Preparo el altar de la capilla y me siento para mirar fijamente al sagrario.  Hay un problema en esa capilla. Si uno se pone a mirar fijamente al sagrario, no tarda en percibir un zumbido —creo que procede de alguna máquina de aire acondicionado— que se mete en la cabeza. 

Me acuerdo de las Misioneras de la madre Teresa de Calcuta que miran fijamente al sagrario de sus capillas en la ruidosa Calcuta, pero ni mis nervios están tan templados como los de esas santas mujeres ni mi alma —por mis pecados— es capaz de entregarse a la contemplación si hay un zumbido. A veces basta una mosca para distraerme. 

Pongo en marcha el plan B: Oficio de lectura y laudes. ¡Bendita oración vocal y, al mismo tiempo, litúrgica! Regem mártyrum Dominum, venite, adoremus. 

8:00

Primera misa del día: san Carlos Lwanga y compañeros mártires. 

11:00

Segunda misa del día. La misma memoria que deja grabada en mi corazón esta palabra: La muerte de los santos es preciosa a los ojos de Dios. Supongo quese refiere a la vida de los santos que, en esta vida, son lo más parecido por su fugaz luminosidad, a las amapolas, a las flores del campo, a las alfombras de sal y a las demás maravillas efímeras que alcanzan la eternidad porque se han consumido para la gloria de Dios. 



Los de Amazon me han dejado un paquete en casa de doña Nati. Es un comic: 

1212

Las Navas de Tolosa

Jesús Cano de la Iglesia



En la Casa de los Santos vuelvo a encontrar a los mártires de Uganda. Los padres blancos no solamente evangelizaron al pueblo sino que estuvieron a punto de convertir al rey. No sé si es una historia para niños porque el martirio de Carlos y sus compañeros tuvo no poco que ver con la lujuria del rey y de sus cortesanos. No digo más. 

O digo más. Al, aparentemente sólido, poder de un sodomita cuyo nombe se ha olvidado y no debe ser mencionado ante los niños, se opuso la castidad de unos misioneros que sembraron con su sangre los campos de Uganda de tal modo y manera que no hay niño en Uganda que no recuerde sus nombres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Es usted muy amable. No lo olvide.