domingo, 12 de abril de 2020

Domingo de Resurrección en una iglesia vacía

domingo, 12 de abril de 2020
Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor

Feliz Pascua a todos:

Si no fuera por el estado de alarma, hoy habríamos tenido —primero en San Miguel, luego en Torremendo y, por supuesto, en muchos otros pueblos de España— la procesión del Encuentro.
En realidad son dos procesiones: una que acompaña a la imagen de La Virgen María y otra que acompaña a la imagen de Jesús resucitado o, como en Torremendo, al Santísimo. Las dos procesiones se juntan en una calle o plaza representando el encuentro gozoso de la Virgen con su Hijo resucitado.
Sabemos que esta escena no la relatan los evangelios pero Jesús, que se apareció al incrédulo Tomás, a Pedro, que lo había negado tres veces, a Juan que había recibido en su casa a Santa María y, antes que a todos ellos, a la Magdalena ¿iba a negar a su Madre el consuelo de ese encuentro? Como no es de fe, cada uno puede pensar lo que quiera pero, en cualquier caso esa procesión sigue teniendo mucho sentido sobre todo si distinguimos “encuentro” y “aparición”.
No hay un solo cristiano en el mundo que no haya tenido un encuentro con Cristo aunque después de la época apóstolica son rarísimos los que han sido testigos de una aparición del Señor resucitado.
No me gusta hablar de mí mismo pero lo que voy a decir lo pueden decir prácticamente todos los cristianos de sí mismos: no hemos visto al Señor resucitado pero nos encontramos con Él a diario. Y no es un modo de hablar poético o metafórico sino absolutamente real.
Nuestro primer encuentro con Cristo tuvo lugar en la mayoría de los casos el día de nuestro bautismo cuando el Espíritu Santo nos marcó con su sello imborrable como hijos de Dios. Después, en nuestras familias cristianas, entre nosotros estaba presente el Señor resucitado. La confirmación fue un nuevo encuentro con el Señor que impuso ss manos sobre nosotros por medio del obispo para que recibiéramos un nuevo don espiritual. Cada vez que nos ponemos de rodillas ante un sacerdote para confesar nuestros pecados tenemos un encuentro con Cristo resucitado. Y así con todos los sacramentos por los que actúa en nosotros el mismo Jesús que pasó por el mundo haciendo el bien y sigue actuando en su Iglesia.
Un encuentro con Cristo resucitado tenemos también cuando leemos la Sagrada Escritura. Y quisiera contaros algo que nos ha contado hace poco una persona que ha llegado a la parroquia.
Esta persona estuvo en la cárcel y conoció allí a otro preso que siempre estaba sonriente. Se acercó a él para preguntarle cuál era el secreto de su alegría y aquel compañero se limitó a darle una Biblia y a decirle que la leyera. Nuestro amigo jamás había leído la Biblia y a penas tenía formación cristiana pero, cuando empezó a leerla vio —así lo dice él— que allí estaba escrita su vida. Se acercó al capellán de la prisión para contarle lo que le estaba pasando con el temor de que no lo creyera pero el sacerdote le dijo: lo que te está pasando es que Cristo te está hablando y estás teniendo una conversión. Nuestro amigo y su novia están ahora preparando su boda que ha tenido que retrasarse por esta pandemia. Ella no está bautizada pero ha sido admitida al catecumenado y, si Dios quiere y ella persevera, podrá ser bautizada en la próxima Pascua. Tampoco ellos han visto a Jesús resucitado pero dan testimonio con su palabra y con sus vidas —y he de decir que mejor que yo— de que se han encontrado con Él y se han convertido a Él.
Así que, queridos amigos, una cosa son las apariciones de Cristo y otra los encuentros con Él.
Y, si volvemos a nuestra procesión, se apareciera o no el Señor resucitado a su Madre, esa procesión representa el encuentro más íntimo que ha podido haber en el mundo de una criatura con el Señor. Porque esa criatura fue su Madre, lo llevó en su seno, lo acompañó hasta la sepultura, y, aunque no lo hubiera visto resucitado como lo viero tantos, su encuentro con el Hijo por la fe habría bastado para llenarla del gozo que ahora tiene al contemplarlo en el Cielo.
De nada nos valdría ser testigos de mil apariciones de Jesús si no nos encontrásemos con Él por la fe obediente allí donde Él nos llama: en su Iglesia, en los sacramentos y en su Palabra.
Ahora nos toca a nostros ser testigos de la resurrección con el gozo de los santos y felicitar a Santa María porque verdaderamente ha resucitado el Señor.

4 comentarios:

  1. ... ¡ Felices pascuas de resu rreccion en San Miguel de Salinas !!!

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  2. ¡Feliz Pascua de Resurrección don Javier! Ojalá en medio de todo esto sepamos encontrar a Jesús resucitado y nuestra vida cambie de verdad.
    Un cariñoso saludo.

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  3. Gracias, amiga. ¡Felicidades!

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Es usted muy amable. No lo olvide.