sábado, 16 de enero de 2016

El buey y la mula en el Cielo

Veamos:
Jesús nació en Belén, en un establo por más señas. Se diría que lo hizo adrede para poder bedecir al buey y a la mula con esta hermosa bendición: fui forastero y me hospedasteis. 
Hoy es la Jornada Mundial de las Migraciones y hay cientos de miles de personas que -huyendo de la guerra- piden asilo y refugio en Europa.
¿Qué podemos hacer nosotros?
Hay dos cosas que no debemos hacer y otra que podemos hacer.
Dar refugio a cientos de miles de personas no es nada fácil pero si alguien dice "es muy difícil, no es asunto mío" ese tal no debería hacer eso. 
Dar refugio a miles de personas es dificilísimo y, por eso, si alguien dice que es facilísimo y que la culpa es de los políticos, ese tal no debería hacer eso. 
Las dos cosas que no deberíamos hacer son decir "no es asunto mío" o "la culpa es de los políticos" porque se trata de dos mentiras. 
Entonces: ¿qué podemos hacer? Pues podemos hacer oración confiando en que el Espíritu Santo que reparte sus dones como quiere le dirá a cada uno lo que debe hacer. Y no solamente le dirá lo que debe hacer sino que le dará la fuerza para hacerlo.

Veamos:
Jesús creció en Nazaret de Galilea. Tenía unos treinta años cuando unos novios de Caná de Galilea lo invitaron a la boda a Él, a sus discípulos y a su Madre, la Virgen. A San José no lo invitaron porque ya el Señor se lo había llevado al Cielo en cuerpo y alma. Pero invitaron a María y a Jesús y a sus discípulos porque sabían que nadie puede separar a Jesús de María, ni a Jesús de sus discípulos, ni a María de sus hijos, los discípulos de Jesús.
Al diablo le encanta separar lo que Dios ha unido. Por eso hay tantas divisiones en el mundo. Jesús hizo su primer milagro en una boda para decirnos que lo que Dios ha unido no lo deben separar ni el hombre ni el diablo. Y para decirnos que Él es el Novio que viene a reunirnos a todos en un mismo Espíritu, en un mismo Cuerpo, en un mismo abrazo y en una misma Iglesia Santa y Católica.
Las peores de todas las divisiones del mundo son las divisiones entre los cristianos. La Iglesia no está dividida: Ella es Una, Santa y Católica. Somos los cristianos los que estamos divididos. La Madre Iglesia siente esas divisiones como heridas y no hace más que pedirnos que hagamos lo que Jesús nos manda.
¿Qué podemos hacer para que haya unidad entre los cristianos? Pues pasado mañana empieza el Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos. Solamente podemos hacer una cosa: ponernos a hacer oración como Cristo -"que todos sean uno"- con Santa María. Y el Espíritu Santo -que acude volando allí donde los hombres se acercan a Jesús y a María- hará que empecemos a querernos y a comprender que el Vino Bueno y el Pan de Vida no son fruto de la vid y del trabajo del hombre sino una Bendición de Dios. 

Veamos:
Los animales domésticos están muy bien. Los creó Dios y los domesticamos nosotros. Los bendijo Dios y mañana los bendeciremos nosotros. Pero hay cosas que están bien y cosas que están mal. El que bendice a su loro y maldice a su hermano se irá al infierno con su loro y la culpa no será del loro. El que alimenta a su gato y niega el pan a su hermano se irá al infierno con su gato sin que el gato tenga culpa. Y los que dicen que el perro es el mejor amigo del hombre se sonrojarán en el Purgatorio durante siglos por haber preferido la amistad de un bicho a la amistad de Dios. Porque todo eso está muy mal. 
Lo que está muy bien es al amor a Dios sobre todas las cosas que conduce a amar al prójimo como a uno mismo. Quien tal hace, hace bien a todas las criaturas. Santa María, como siempre: ¡Bendita! La mula y el buey lo entendieron muy bien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Es usted muy amable. No lo olvide.