Un joven de diecinueve años se dispone a violar a una niña de once y, como la niña se resiste, la apuñala.
Esa niña, al parecer, no ve en el joven criminal a un animal, a un bruto, a un monstruo... no. La niña -que se llama María Goretti- ve en Alessandro -que así se llama el joven criminal- a un hombre que está cometiendo un pecado y que puede perder su alma para siempre y, sin consentir el mal y oponiéndose a él, procura tocar el corazón y la conciencia del malvado. Más aún, durante las horas de su agonía no deja de rezar por él y llega a decir que espera y desea volver a encontrarlo en el Paraíso.
Santa María Goretti ruega por nosotros.
Santa Maria Goretti,te encomiendo a todos los niños que,a través de "los mayores",se pasean por este blog.Ser puros no es ser reprimidos,!de ninguna manera!.Un abrazo de Janusa (en absoluto carroza ni desgraciada por haber considerado la pureza como un valor a conservar,como un tesoro a ofrecer).
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