Sábado 18 de abril
Sanseacabó
Toca irse. Cada mochuelo a su olivo. Nos vamos cargados de limones del huerto.
Antes de marcharme he ido a la ermita a despedirme de la Virgen. Luego he entrado en el oratorio para decirle “adiós” a Jesús. Lo último que he visto, justo en el momento en que me disponía a salir de allí, ha sido la cabeza de un angelito asomando entre el bosque de columnas salomónicas, a los pies de la Virgen, por detrás del sagrario. Daba toda la impresión de estar contento.
Sanseacabó
Toca irse. Cada mochuelo a su olivo. Nos vamos cargados de limones del huerto.
Antes de marcharme he ido a la ermita a despedirme de la Virgen. Luego he entrado en el oratorio para decirle “adiós” a Jesús. Lo último que he visto, justo en el momento en que me disponía a salir de allí, ha sido la cabeza de un angelito asomando entre el bosque de columnas salomónicas, a los pies de la Virgen, por detrás del sagrario. Daba toda la impresión de estar contento.
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