viernes, 18 de abril de 2025

Diario. Jueves, 17 de abril de 2025

 San Miguel de Salinas

jueves, 17 de abril de 2025


8:17

Los del Tanatorio piden un entierro para las seis y media. A esa hora yo tengo la Misa de la Cena del Señor en Torremendo. Mando un mensaje al diácono: ¿podrá hacerlo él?

9:00

Preparativos para la Misa de la Cena del Señor en San Miguel. 

Hay que reservar el Santísimo en la sacristía. 

Hay que preparar el cáliz de fiesta porque Joan dejó preparado ayer el ordinario. 

Hay que preparar la jarra, la jofaina y las toallas para el lavatorio de los pies. 

Hay que registrar el misal, el libro de la sede y el leccionario. 

Hay que preparar la cruz procesional y la velas que la acompañarán. 

Hay que preparar el incensario y el paño de hombros. 

Hay que llamar a Juli para saber cuándo traerá las flores. 


10:15

Solucionado el asunto del entierro: lo hará David a las cinco. 

Llamo a Teresa y quedamos para ultimar los preparativos a las once. 

Voy a la casa abadía para hacerme un sandwich de queso. 

Escribo esto. 


10:42

Vuelvo a la iglesia. Teresa ya ha llegado. Repasamos todos los detalles. 


11:10

Vuelvo al confesonario. 


12:00

Llega Bernardo:

—¿A qué hora es la misa?

—A las ocho.

—¿A las ocho?

—Sí.

—¡Ah!


13:30

Salgo del confesonario: Teresa y su marido están preparando las flores de los tronos. 

Voy al Collie para pagar mi deuda de ayer, voy a la casa abadía y escribo esto. 


14:00

Voy a comer a casa de doña Nati. 


15:00

Rezo los misterios gloriosos paseando entre los pasos que es como pasear entre parterres de flores. 

Luego me pregunto en qué lugar escondido podré entregarme a la oración. El Santísimo está reservado en la sacristía. Allá que me voy. 

Repaso luego la ceremonia de hoy y la de mañana. 


17.00

Salgo para Torremendo. 

El archidiácono lo ha preparado todo estupendamente. Ha reunido doce varones para el lavatorio de los pies y tenemos cruciferario y ceroferarios. Muy bien. 


19:10

Vuelvo a San Miguel. 

La Coral Alcores está llegando a la iglesia. Voy a la casa abadía y escribo esto. 

Me llama Pedro, hijo de Mariano. A su padre van a empezar a sedarlo poco a poco y ha pedido que vaya a darle la unción de enfermos. Quedamos en que iré mañana a las doce y media. 


20:00

Empieza la Misa de la Cena del Señor en San Miguel.

miércoles, 16 de abril de 2025

Diario. Miércoles, 16 de abril de 2025

 San Miguel de Salinas

miércoles, 16 de abril de 2025


Abril lluvioso y, hoy, ventoso. Muy bien: tendremos un mayo glorioso. 


Viene Andrés para tocar el órgano —que en cuaresma solamente suena para sostener el canto— en misa de once. 


Luego me meto en el confesonario hasta las dos. Un penitente. Muy bien. No pierdo el tiempo: rezo, leo y atiendo a algunos forasteros que preguntan por horarios de oficios y de procesiones. 


A las dos comida con doña Nati. Mando un wasap a Yasuel: ¿podrá venir a las tres para ayudarme a montar el monumento del Jueves Santo?


Como no me contesta, quedo con Ana Isabel y con Wilder que vendrán a las ocho. A las seis he quedado con José Manuel y a las siete con algunos penitentes. 


Misterios gloriosos. 


A las cinco y media, viene Miguel para que le selle dos carnés de peregrinos a Santiago. 


A las seis en punto, Jose Manue, Teresa y yo, repartimos los oficios para los oficios: lectores, turiferarios, ceroferarios, cruciferarios…


A las seis y media hemos terminado. Me siento con Teresa en el rincón de San Miguel 


A las siete menos veinte estoy otra vez en el confesonario. Escribo esto y ataco la lectura de El diario de la felicidad. 


A las siete llega un penitente. Muy bien. 


A las siete y media llegan Wilder y Ana Isabel y nos ponemos a preparar el monumento en el camarín de la Virgen. Con la experiencia de otros años, a eso de las ocho y piquito hemos terminado. Saco una foto de la cosa en sí y nos vamos a cenar al Collie. 


Mientras cenamos, el Collie se llena porque hay partido. A las nueve le digo al dueño que volveré mañana para pagar y huimos. En la iglesia todo está preparado para la salida de la procesión del Encuentro de Jesús con la Verónica. Va a presidirla el archidiácono. Encargo a Tatono que cierre la iglesia cuando termine todo, me despido de Ana Isabel y de Wilder, vuelvo a la casa abadía, rezo completas y escribo esto. 

martes, 15 de abril de 2025

Diario. Martes, 15 de abril de 2025

 San Miguel de Salinas

martes, 15 de abril de 2025


Otro día de lluvias finas. El calistemon tiene ya seis o siete cepillos rojos. 


Después de la misa de once voy al banco y charlo con unos franceses que pasan la Semana Santa en España cada año. 

¿Son incompatibles la ley y la libertad? ¿Qué tienen que ver Rómulo y Remo con el árbol de la ciencia del bien y del mal? ¿Necesitaban Adan y Eva, para ser libres, que Dios les impusiera un límite? Harto he aprendido con La ciudad de los hombres. Tendré que volver a escuchar la conferencia tomando notas. 


Y aquí, Carlos Marín-Blázquez empieza reconociendo que tiene una deuda con Vargas Llosa —que en paz descanse— y acaba haciéndole un cálido elogio literario. 


A las cinco y media voy a Torremendo porque he avisado de que estaré confesando de seis a siete. Nadie viene a confesar pero charlo con el archidiácono, rezamos vísperas juntos y le doy unas mandarinas muy pequeñitas y muy ricas que me han llegado hoy. 


En el Diario de la felicidad encuentro tres o cuatro aforismos en la línea del que ha escrito nuestro buen Papa Francisco: «Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades». Steinhardt se los atribuye a escritores de los que nunca oí hablar. 

«Entonces —se pregunta Steinhardt— ¿qué tenemos que hacer?». 

El aforismo del Papa sugiere que alguien debería hacer algo. Steinhardt zanja la cuestión con una sentencia definitiva que atribuye a Yves Guyot: «Lo primero que tenemos que hacer es no hacer bobadas». 


21:45

Completas y examen de conciencia:

¿Qué he hecho bien hoy? ¡Gracias! 

¿Qué he hecho mal? ¡Perdón!

¿Qué podrá haber hecho mejor? Un propósito para mañana.


22:00

Escribo esto.

lunes, 14 de abril de 2025

Diario. Lunes, 14 de abril de 2025

 San Miguel de Salinas 

lunes, 14 de abril de 2025


AYER, Domingo de Ramos, no pude escribir mi diario. ¿Por qué? No tardaré en explicarlo. 



Por la mañana tuvimos procesión y misa en Torremendo a las diez y en San Miguel a las doce. Muy bien todo: no hubo que lamentar víctimas aunque en San Miguel, durante la liturgia de la palabra, se produjo un tumulto al fondo de la iglesia. ¿Qué pasaba? No tardaré en explicarlo. 



Terminada la misa, fui a comer al Collie con Ana Isabel, Wilder, Camila y Luciana. Como siempre, bromeamos y hablamos de muchas cosas. 

Les recité los cuatro primeros versos de The Waste Land. De las veintidós palabras que forman esos versos, solamente había tres que no conocían. Después del April is the cruellest month, Camila pidió una hamburguesa y preguntó con los ojos muy abiertos, como hace cuando está sinceramente interesada en un asunto: «por qué es el mes más cruel?». 

Todavía no habían traído la hamburguesa de Camila cuando Wilder —coreado por Ana Isabel, Luciana y Camila— contó la historia de la anciana ruidosa. Y es que, al parecer, en cuanto el archidiácono empezó a proclamar el Evangelio de la Pasión, una anciana decidió repartir las sillas de plástico que estaban apiladas al fondo de la iglesia. Las arrastraba de una en una y se las iba ofreciendo a sus amigas. Cuando todas estuvieron acomodadas, la anciana ruidosa y sus amigas iniciaron una animada tertulia. Wilder rogó a la anciana ruidosa con esos dulces modales colombianos que encandilan a cualquiera: «¿Podría usted cerrar el pico, vieja gorda?». Bueno, seguro que él lo dijo mejor. La anciana ruidosa cerró el pico y empezó a hacer cosquillas con su ramo bendecido en el cuello de los que estaban sentados delante de ella. Y el archidiácono, impasible, seguía proclamando el Evangelio de la Pasión. 



Queda explicado lo del tumulto pero, ¿por qué no puede escribir mi diario ayer? 


Me despedí de Ana Isabel, de Wilder y de las niñas y salí para La Torre. Serían como las tres y media o así. Iba yo rezando los misterios gloriosos con BXVI. 

Llegado a La Torre me dediqué a recoger las últimas naranjas, a oler los nuevos brotes de azahar y a sembrar —en plan experimental —semillas de flores de primavera que había comprado en Amazon. 

Muchas más cosas que ahora no recuerdo debí de hacer. 

A las 20:16, Almudena me llamaba por teléfono y me daba una noticia que era una sorpresa: «Estamos en La Torre». También me invitaba a cenar con ellos. 

Cuando nos despedimos —a eso de las 23:00— caí en la cuenta de que había olvidado mi Mc en San Miguel y de que tenía mucho sueño. 


Supongo que ya se entiende por qué razón ayer, Domingo de Ramos, me fui a la camita después de rezar las tres Avemarías acostumbradas pero sin escribir mi diario. 



HOY, Lunes Santo, todo ha sido —otra vez— muy confuso. 


A las seis me despertaba el despertador, yo lo apagaba y volvía a quedarme frito. 


A las siete y media me despertaba un pájaro cuyo nombre solamente doña Aurora Pimentel y Dios conocen. Cantaba asina en mi ventana: «Grap, truuul.. Grap, truul». 


A las ocho y media desayunaba con Patricia. 


A las nueve iba a la ermita para rezar ante la Virgen del Carmen. 


A las nueve y media recogía todas mis cosas y salía para Alicante. 


A las diez y diez estaba sentado en la capilla del Santísimo de la Concatedral de San Nicolás. 


A las once menos diez estaba en el claustro de la concatedral  revestido para la Misa Crismal. 


A las once empezaba la misa Crismal. Si digo que todo, desde schola cantorum hasta el último detalle de la liturgia, ha sido perfecto, digo bien. 


Sin embargo, lo mejor estaba por venir. 


Había quedado a las dos con APZ y con su novia en un afamado restaurante. A las dos menos cuarto llegaba yo. A las dos y media llegaba APZ, nos abrazábamos y empezábamos a charlar acerca de Mario Vargas Llosa y de otros poetas vivos y difuntos.. A las tres menos cuarto llegaba la novia sonriente, leve como un hada danzante, iluminando el comedor y toda la Vía Láctea con su simpatía. 



Nos hemos despedido a eso de las cinco. 

Me ha dado tiempo para volver a San Miguel y celebrar la misa de seis y para ir a Los Montesinos y celebrar la misa de siete. 

Y me ha dado tiempo para hacer muchas otras cosas y para —por ejemplo— escuchar este lindo concierto.